¡Ojo pela’o! Maduro debe vigilar a los que lo rodean, más que a la oposición
Entre las fuerzas de poder del Estado: Chavismo, hay muchas cosas que nadie ve como intereses políticos, ambición, corrupción y hasta traición. Por eso, las filas del Partido Unido Socialista de Venezuela (PSUV) es un vaivén ya que más de un dirigente de “confianza” ha jugado a la sillita en los cargos públicos con la finalidad, quizás, de no alejarse de la fuente de poder.
Según Fausto Masó en su artículo publicado en El Nacional, al presidente Nicolás Maduro le conviene mucho más vigilar a los que tiene cerca que a la misma oposición (siendo ésta calificada como el enemigo del Gobierno). Sin embargo, dentro del chavismo, como se dijo anteriormente, hay juegos sucios que valdría vigilar. Y sobre todo en estos momentos de zozobra donde no se sabe qué pasará en el país o si se logra un cambio de Gobierno; lo cual, dejaría a más de un chavista invalidado en su enchufe.
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Al chavismo lo embriagan las frases altisonantes, las repiten y ya no asustan a nadie cuando anuncian el apocalipsis; ni los empleados públicos las toman en serio. Mes tras mes Maduro habla de un supuesto frente de batalla donde lo acosan terribles enemigos, invoca la necesidad de luchar hasta el fin. Dice textualmente: “En ninguna circunstancia la patria se va a entregar. Aquí no se rinde nadie”. El discurso revolucionario y radical, la mención del socialismo, se ha convertido en una fraseología patriotera.
Semejante discurso invocando el heroísmo, oído en 100 ocasiones, ya ni siquiera provoca aburrimiento. Nadie acosa al chavismo, solo lo amenaza la indiferencia que ya lo ha vencido en América Latina. En Venezuela los empleados públicos por obligación escuchan el discurso. Estados Unidos nunca ha pensado invadir Venezuela y no toma en cuenta a Maduro. En realidad, la mayoría de los venezolanos sueñan con abandonar el país.
Maduro flota en el vacío, él mismo se ha cavado su tumba y solo lo salvaría que nunca se celebrasen elecciones en Venezuela, cosa que mucha gente teme porque, según se ensombrece el horizonte, según las encuestas indican que cae y cae y cae la popularidad del esposo de Cilia Flores, suena increíble celebrar elecciones. Pero un Maduro que fuera un dictador abiertamente no se mantendrá en el poder. Como lo hemos repetido, Maduro no es Chávez.
¿Se atreverá Maduro a decir públicamente adiós a las elecciones?
Formalmente no, pero en los hechos esa es su única oportunidad, quedarse en Miraflores mientras el cuerpo aguante, porque le da la gana, porque él es hijo de Chávez, o porque se lo mandó Cilia.
Es una curiosa situación la que vive el país. Nadie supone que esto se prolongará indefinidamente, pero tampoco nadie sabe cómo terminará. Más bien se espera cualquier día una sorpresa, porque aun dentro del mismo ejército no hay chavistas, desaparecieron en el mundo.
Todavía Maduro no le ha dicho adiós abiertamente a las elecciones, lo que muestra su debilidad, prefiere mantener una posición ambigua y por esa indefinición no sería imposible que terminara celebrando algunas por la presión que ejerce la opinión pública y el ejército.
A esto añádase que Maduro es un hombre que nunca aprendió a tomar decisiones, incapaz de gobernar. Esta combinación anuncia conflictos que solo se atenúan por la posibilidad de las elecciones.
<<¿Aceptará Maduro la derrota electoral que se dibuja en el horizonte? De ser así, su función como líder chavista sería enterrar el chavismo>>
A Maduro le conviene vigilar a los que lo rodean, no a la oposición. Son los propios chavistas quienes ven su futuro comprometido y sienten la tentación de ganar tiempo sacándolo de Miraflores, dar un golpe de Estado a favor supuestamente de la democracia y convocar unas futuras elecciones que probablemente tardarían dos años en celebrarse.
El deterioro económico avanza y avanza. Todo estará peor dentro de unos meses. Venezuela necesita un cambio de rumbo económico, abandonar este modelo y aceptar un tiempo de penalidades para recuperar después el crecimiento económico. Dicho de otra manera: liberar los precios y abrir el país a las inversiones nacionales y extranjeras. Algo que ha sido tabú para el chavismo y que los mismos gobiernos democráticos tampoco favorecieron a menudo, querían que el petróleo fuera exclusivamente del gobierno, es decir de los políticos
Hay que abrir el petrolero a la inversión extranjera. No lo harán. La crisis, continuará, mientras el cuerpo aguante.
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