5 obstáculos que enfrenta el plan de Reino Unido para salirse de la Unión Europea
Realizable, pero peligroso.
Así catalogan algunos expertos el plan anunciado el martes por la primera ministra británica, Theresa May, en el que por primera vez reveló detalles sobre la posición de Reino Unido para negociar su salida completa de la Unión Europea, conocida como “Brexit”.
May confirmó que el país que dirige no conservará “porciones de su membresía” en la UE ni seguirán siendo parte del mercado único, basado en las denominadas “cuatro libertades”de movimiento: de capital, bienes, servicios y personas.
Sin embargo, la primera ministra aseguró que buscarán el “mayor acceso posible” a ese mercado.
May también confirmó que pondrán restricciones al acceso de personas de la UE y que buscarán soluciones para aquellos que ya residen en Reino Unido, siempre que sea recíproco para los británicos que vivan en otros países europeos.
Ese es modelo ideal para el gobierno británico. Sin embargo, ¿qué tan realista es que la Unión Europea quiera negociar en esos términos y cuáles serán los obstáculos que enfrentará el plan de salida británico en su camino?
BBC Mundo le preguntó a los expertos y estas fueron sus respuestas:
1. Poder de negociación
Si hay una cosa que es clara está es quién es el más fuerte y quien es el más débil en la negociación, según la teoría económica.
Un país (Reino Unido) negociando con un conglomerado (la Unión Europea) parte desde una posición comparativamente desventajosa.
“Es el negociador más débil”, le explica a BBC Mundo Karen Smith, directora de la Unidad de Política Exterior Europea de la London School of Economics and Political Science (LSE).
“Si el gobierno británico quiere basar la negociación sólo en acuerdos de libre comercio, es posible, pero suicida”, advierte la experta.
Según Smith, el gran problema es la tasa arancelaria. La UE tiene mayor poder de negociación sobre esta que Reino Unido y salirse del mercado único para negociar acuerdos posteriores, que pueden ser con la unión completa o separados, incluso divididos por sectores, es contraproducente.
“Reino Unido se volverá pobre. El costo del comercio subirá y se podrá comerciar menos”, explica Smith.
Además, en términos prácticos la isla tiene más incentivos para negociar que los que tiene la UE.
“Los acuerdos comerciales se basan en tener algo que dar para recibir algo a cambio. Nadie está haciendo caridad acá”, le explica Swati Dhingra, académica del Centro de Comportamiento Económico de la LSE.
Sin embargo, el gobierno británico no lo ve así. “No llegar a acuerdo es mejor que un mal acuerdo con la UE“, dijo May en su discurso.
“Veremos”, desafía Smith.
2. Tratado(s) sin precedente
Otro factor importante tiene que ver con los plazos.
En su discurso, May habló de un “proceso de implementación gradual”. Y la interpretación que hace la academia de este punto es que lo más probable es que la vía al Brexit cuente con dos acuerdos, por lo tanto, dos negociaciones.
Primero, uno que establezca las condiciones para la salida de Reino Unido y otro en el que se establezcan las nuevas condiciones principalmente comerciales del país, ya fuera de la Unión, respecto de esta y de sus miembros. Este segundo es el que se centrará en la negociación comercial.
“Los dos (acuerdos) se rigen por distintos procedimientos”, explica Takis Tridimas, director del Centro de Derecho Europeo de King’s College de Londres (KCL).
El primero debe ser concluido dos años después de que Reino Unido invoque el artículo 50 del Tratado de Lisboa, con lo que inicia oficialmente su proceso de salida. Es decir, si Theresa May cumple con lo anunciado y lo hace en marzo, en marzo de 2019 debieran estar fuera.
Sin embargo, estos plazos nunca han sido utilizados en la práctica, porque Reino Unido es el primer país que busca salirse de la UE.
“El plazo es bastante optimista”, asegura el profesor quien explica que el plazo puede ser extendido, pero a través de un tratado que establezca más tiempo; “un acuerdo para extender un acuerdo”.
Y eso hablando sólo del primero.
3. Contra el tiempo
“Un buen tratado de libre comercio demora muchísimo”, asegura Swati Dhingra para quien cinco años es lo mínimo. “Incluso con algunos, como el de Suiza, se tardaron 20 años en implementar todos los acuerdos”, cuenta la académica.
El de la UE con Canadá, que se menciona a menudo como ejemplo, tardó entre seis y siete años.
Si May activa el artículo 50 en marzo y, siendo optimistas según los expertos, le toma dos años salirse de la Unión, ¿qué pasará entre 2019 y el momento en que concluya la negociación de un segundo paquete de acuerdos?
“Esa es precisamente la decisión más difícil que tendrá que tomar May. Ella dijo que quiere evitar estar ‘al borde del precipicio’, pero la única forma es quedándose en el mercado único”, le dice a BBC Mundo Karen Smith.
Además, la experta ve muy difícil que el acuerdo de salida se pueda negociar en paralelo con los arancelarios.
“No tienen gente. El gobierno no cuenta con expertos en negociación de tratados de libre comercio“.
Eso respecto del fondo. Pero otro aspecto importante en términos de los tiempos de negociación tiene que ver con la forma.
“Toma tiempo llegar a acuerdos sobre cosas sustanciales, pero también toma tiempo ponerse de acuerdo en cuáles serán los mecanismos institucionales”, asegura el experto en legislación europea.
Tridimas menciona aquí dos puntos como ejemplo de acuerdos estructurales necesarios que pueden tardar meses o incluso años en negociarse: el mecanismo para resolver disputas (arbitraje) y el que se encargará de fiscalizar que las partes cumplan a cabalidad los acuerdos establecidos.
4. El resto del mundo ¿disponible?
Uno de los puntos en los que ha hecho hincapié May y que mencionó en su discurso tiene que ver con expandir sus fronteras comerciales y ofrecerles a sus potenciales socios estratégicos alrededor del mundo beneficios arancelarios.
Sin embargo, esto suena mejor de lo que puede pasar en la práctica, según los expertos.
“Esta promesa de ‘increíbles acuerdos comerciales’ con otras superpotencias… cuando sabemos las dificultades que existen con China e India”, comenta Dhingra.
Más que una oportunidad, la posición negociadora de Reino Unido fuera de la UE está en desventaja respecto de grandes economías como esas dos.
“Para China, Reino Unido es insignificante, prácticamente inexistente”, asegura Smith.
“E India ha dejado claro como condición el hablar de visas, mientras Reino Unido insiste en que se acabó la época del libre movimiento de personas”, continúa la académica.
Aquí es donde Dhingra reitera su punto inicial: un acuerdo implica tener algo que dar para poder recibir.
Pero el gran problema es uno y es claro: “Otros socios jamás podrán reemplazar a la UE”, sentencia Smith.
“Es nuestro mayor socio comercial, es un tema de concentración geográfica”.
5. Escocia e Irlanda en contra
En Escocia e Irlanda del Norte, territorios que son parte de Reino Unido, la opción que ganó en el referéndum fue la de quedarse en la Unión Europea.
No ven el Brexit con buenos ojos y ello puede desatar problemas políticos.
Como una manera de apaciguar los ánimos, May aseguró que mantendrá la “libre frontera” actualmente vigente entre Irlanda del Norte -parte de Reino Unido- y la República de Irlanda.
Sin embargo eso demuestra lo “incompatible, inconsistente e incoherente” en términos económicos del plan presentado, ya que ninguna de las propuestas comerciales ni migratorias que propuso May en su discurso se sustentan “no teniendo frontera con Irlanda”, asegura Smith.
Escocia, por su parte, ha manifestado desde el resultado mismo del referéndum en el que ganó la opción de dejar la UE en junio pasado que ellos eran partidarios de quedarse en la unión y que trabajarían por eso.
Desde Londres, sin embargo, el gobierno central de Reino Unido considera que debe sumarse a sus planes.
“Nunca es bueno llevar a alguien arrastrando, que grita y patalea. Una Escocia extremadamente molesta no puede ser bueno para nadie”, comenta Smith.
Y el gobierno escocés ya ha hablado de la posibilidad de convocar un segundo referendo de independencia.
BBC Mundo.-
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