Conozca la verdadera historia del “si se puede” que deja en ridículo a Maduro
Nicolás Maduro ha reivindicado para la llamada Revolución Bolivariana, la autoría de la consigna “Sí se puede” que pertenece legalmente, por su origen y desarrollo a Empresas Polar.
Por Aquiles Esté / La Patilla
Creo encontrarme en una posición privilegiada para contribuir a aclarar esta diatriba absurda que ha puesto en la calle el señor presidente.
“Sí se puede” no es producto de un robo, como asegura Maduro, sino el resultado de un esfuerzo disciplinado realizado por un grupo muy preciso de creativos y estrategas de marca venezolanos durante casi una década.
El slogan “Sí se puede” nació exactamente en octubre de 2006. Para ese momento la marca Empresas Polar, no contaba con lo que en el argot del mercadeo llamamos un Brand Statement, vale decir, una frase que le diera en único enunciado, narrativa, explicación y sentido a todo lo que se hace dentro de la corporación. Un buen Brand Statement debe cumplir con una condición básica, la de ser auténtico, no puede ser simplemente una mueca publicitaria, pues tiene que reflejar valores intrínsecos que todos reconozcan dentro de la organización. Dicho de otro modo, el principal objetivo del Brand Statement no es apenas el de lograr diferenciación externa respecto a los competidores, sino por sobre todas la cosas, crear cohesión interna y espíritu de cuerpo.
En tal sentido, nos pusimos a trabajar junto al celoso Departamento de Comunicaciones de Polar a objeto de ubicar el ADN de la Empresa. En ese escudriñamiento encontramos que lo más preciado, lo más sincero y lo más permanente que había en toda la organización, era lo que para entonces llamamos “La Cultura del Logro”. Con base a estudios de opinión, pudimos identificar también que ya existía en el país un profundo resentimiento por la pérdida progresiva de las nociones de mérito, esfuerzo, disciplina, foco, en una palabra, logro.
“Sí se puede” es una traducción creativa de ese valor. La Empresa acogió la consigna en el mismo momento en que se la presentamos. Desde ese minuto “Sí se puede” pasó a las manos de varios de los mejores creativos de Venezuela, entre los que se cuenta mi querida amiga Matilde Neuman quien dirigió personalmente las campañas desplegadas durante todos estos años. Pero además, allí destacan gerentes de marca como Gerardo Acevedo, directores de arte, directores de cine, productores, músicos, como el gran Guido Melillo, autor de algunos de los jingles más queridos de Venezuela, compuestos en torno al “Sí se puede”. La lista de colaboradores es larga, por lo que invito a cada uno a que cuente su historia y su relación personal con la evolución de la consigna.
Aprovecho además la oportunidad para despejar un reclamo que me han hecho muchas veces durante este tiempo: la acusación de que “Sí se puede” es un fúsil de la primera campaña de Barak Obama. Nada más falso. “Yes we can” (Sí podemos) se lanzó en el año 2007, para la elección interna del para entonces desconocido senador por Illinois, con mínimos chances de triunfo en aquel minuto. En fin.
Para no alagarnos. “Sí se puede” es de Polar y es de los venezolanos, que lo corean cada vez que consiguen un huequito para expresar su anhelo de éxito personal y colectivo. Mal puede este gobierno –y aquí hablo a título absolutamente personal- reclamar como propia una idea que tanto se aleja de los valores golillúos que han querido venderle a Venezuela.
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