Por qué los mineros “consentidos” de Evo Morales llegaron al extremo de matar a uno de sus viceministros
Todavía hay más dudas que respuestas sobre la muerte violenta del viceministro del Interior de Bolivia, Rodolfo Illanes, quien fue tomado de rehén por mineros cooperativistas con los que había ido a negociar el jueves.
El funcionario había sido retenido contra su voluntad en la mañana y a finales del día los ministros del gobierno de Evo Morales acusaron a sus captores de haberlo asesinado “cobarde y brutalmente”.
Por años, los cooperativistas (autónomos o cuentapropistas) fueron considerados como uno de los principales apoyos de Morales.
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Lo ayudaron al llegar al poder y a mantenerse en los momentos de mayor tensión.
De hecho, apenas algunos meses atrás, apoyaron orgánicamente el intento de Morales de lograr una nueva reelección en el referéndum que perdió en febrero.
¿Qué pudo haber pasado para que sector minero “consentido” le declarara la guerra de esta forma?
Sector privilegiado
Los cooperativistas son un sector minero privilegiado: con excepcionales ventajas en el pago de impuestos, reciben concesiones estatales para explotar mineral sin licitación y no tienen obligaciones laborales ni sindicales.
Tienen al menos siete legisladores, entre diputados y senadores, elegidos bajo el amparo del Movimiento al Socialismo (MAS) de Evo Morales, además de cargos jerárquicos y mandos medios en el gobierno y puestos en el servicio exterior.
El educador Rafael Puente, quien también ocupó el cargo de viceministro del Interior de Evo Morales, afirmó que los cooperativistas son “consentidos” desde el primer día de la gestión gubernamental.
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“La consecuencia es que hoy día las cooperativas mineras se han convertido en un sector muy fuerte y privilegiado, pero además convencido de que sus privilegios pueden aumentar sin límite alguno, ni legal ni económico ni racional”, indicó la exautoridad boliviana.
Por su parte, el sociólogo boliviano Esteban Ticona, estudioso de la problemática minera, explicó a BBC Mundo que las cooperativas “engañan al país porque son empresarios camuflados de trabajadores que han logrado bastantes concesiones y privilegios“.
“Lo que sucedió el jueves en la noche (el asesinato de Illanes) fue la explosión de esos privilegios, porque ahora quieren mucho más“, afirmó el analista.
Los cooperativistas eran considerados uno de los mayores caudales de votos a favor de Morales porque tienen más de 130.000 afiliados a nivel nacional, más los votos de sus familias.
En Bolivia, votan entre 4 y 5 millones de personas. Y este sector minero nunca le falló a Morales, en ninguna elección.
El fin de la luna de miel
Sin embargo, los cooperativistas nunca han sido un grupo tranquilo.
El primer gran enfrentamiento protagonizado por el sector se produjo en 2006, unos meses después de que Morales asumiera la presidencia.
Cooperativistas y mineros asalariados se disputaron el control de una mina estatal en Huanuni, en Oruro, a 288 kilómetros de La Paz.
Los enfrentamientos terminaron con 16 muertos y 61 heridos.
Morales se vio obligado a pedirle la renuncia al ministro de Minería, el también cooperativista Walter Villarroel, por haber manejado el incidente con un claro favoritismo hacia los suyos.
Aquella no fue la única vez que conflictos de ocupación de minas, bloqueos de caminos e incluso tomas de rehenes fue resuelto por el gobierno de Bolivia a favor del sector cooperativo o cuentapropista.
Analistas bolivianos señalaron en estos años que la legislación minera dispuesta por el gobierno de Morales privilegia claramente a los cooperativistas por encima de los sectores privados y estatales.
Favorecidos por la subida de los precios de los minerales y su cercanía al poder político, la cantidad de cooperativas mineras en Bolivia se multiplicó por cinco en los años que Evo lleva en la presidencia.
Su grado de influencia creció tanto en la última década que ahora los cuentapropistas demandan poner a uno de sus hombres al frente de un ministerio o viceministerio específico para las cooperativas.
No a la reforma
Las tensiones comenzaron en julio y el 10 de agosto se produjo un primer enfrentamiento en terreno que duró tres días. Alrededor de 100 policías resultaron heridos y 10 cooperativistas fueron detenidos.
La situación se volvió crítica el 19, después de la promulgación de la reforma a la Ley de Cooperativas que reconoce la existencia de los sindicatos en las cooperativas mineras, la que fue tomada como “declaración de guerra”.
“Entendemos que es una declaratoria de guerra del Gobierno, por tanto vamos a responder en el mismo sentido, utilizando tanto los mecanismos legales como las diferentes formas de movilizaciones“, manifestó el mismo día el vicepresidente de Confederación de Cooperativas de Bolivia, Braulio Arguedas.
Los cuentapropistas, además de rechazar la reforma legislativa, demandan mayores concesiones de vetas y la posibilidad de asociarse directamente con las grandes mineras privadas internacionales, peticiones que siguen siendo rechazadas por el gobierno de Morales.
También piden que las regulaciones ambientales no se apliquen para su sector, un ministerio o viceministerio específico para las cooperativas, dotación de servicios eléctricos en sus campamentos con precio diferenciado y que lo que tributan al Estado (2,5% de sus ganancias) sea reinvertido a favor de ellos.
“Los recursos naturales son del pueblo boliviano“, ha repetido insistentemente el presidente Morales.
Sin embargo, los cooperativistas insisten en que sus demandas son justas y deben ser atendidas por el gobierno.
El dirigente cooperativista Carlos Mamani explicó a medios locales que las reformas aprobadas por la administración de Evo Morales tornarán “ingobernables” a sus centros de producción.
Mamani insiste en que los pedidos de los cooperativistas son justos y que el gobierno debería dialogar con su sector en lugar de rechazar sus demandas.
“Una escena muy dura“
En medio de este enfrentamiento, el viceministro Illanes salió el jueves hacia Panduro (a 186 km de La Paz) para tratar de negociar con los cooperativistas, que tenían bloqueada una de las arterias principales del país, la que conecta La Paz con Oruro.
El viceministro fue tomado como rehén por los manifestantes. La policía irrumpió en el lugar con la intención de rescatarlo. Después de horas de suspenso, se conoció la noticia de la muerte del funcionario.
En el enfrentamientos con la policía, al menos dos mineros resultaron muertos por arma de fuego.
Los mineros también denunciaron la muerte de un tercer trabajador durante los sucesos del jueves, lo que no ha sido confirmado por las autoridades.
Rodolfo Illanes murió de un derrame cerebral, según aseguró Edwin Blanco, fiscal departamental de La Paz.
“Tenemos traumatismo cerebral y traumatismo torácico. Hay también costillas fracturadas. Ha sido una escena muy dura. Han habido unas lesiones, una flagelación que casi no se ha visto”, comentó el fiscal.
El cuerpo del viceministro fue encontrado a orillas de la carretera, tapado con una manta.
El asesinato fue calificado como “cobarde” por Morales quien rechazó la escalada de violencia y recordó que en su época de dirigente sindical cocalero: “Nosotros marchábamos por el diálogo, anticipadamente presentábamos nuestro pliego, esperábamos meses…”.
El presidente boliviano habló de una “conspiración permanente” de los “opositores” que están “usando a los cooperativistas para llevar luto al pueblo boliviano”.
Cooperativistas que hace apenas unos meses marchaban a su lado, envueltos en las banderas de su partido y lo proclamaban como su “único candidato”.