Maduro llegó sorpresivamente a Cuba para conmemorar muerte de Fidel Castro
Este jueves 25 de noviembre Nicolás Maduro apareció sorpresivamente en la inauguración en La Habana del Centro Fidel Castro Ruz, una obra que recuerda al líder de la revolución cubana a cinco años de su fallecimiento.
El centro, el primer y único edificio en la isla con el nombre de Fidel Castro, quedó abierto oficialmente en una ceremonia encabezada por el presidente cubano, Miguel Díaz Canel, con la presencia del ex mandatario Raúl Castro y altos dirigentes del Partido Comunista.
La apertura, transmitida por la televisión cubana y sin discursos inaugurales, se limitó a una obra de la compañía de teatro infantil La Colmenita, que Maduro presenció desde el lugar de los invitados especiales.
Maduro, que no viajaba a Cuba desde diciembre de 2019, definió a Fidel Castro como «un héroe trascendental e inquebrantable que supo guiar al pueblo cubano en medio de las dificultades», según un mensaje publicado en su cuenta de Twitter por la mañana.
Castro (1926-2016) encabezó la revolución contra la dictadura de Fulgencio Batista. Triunfó en 1959, y luego instauró un régimen socialista que todavía perdura. Enfermó en 2006, cediendo el poder a su hermano Raúl, quien a sus 90 años está retirado.
Tras una convalecencia de una década, Fidel Castro falleció el 25 de noviembre de 2016 a los 90 años. Algunos cubanos lo recordaban este jueves con nostalgia, aunque otros dicen no extrañarlo.
«Fidelista y castrista»
«Yo soy fidelista y castrista. La gente no sabe bien la cantidad de personas que Fidel sacó de la pobreza en este país. Los negros, los campesinos, le tienen que agradecer toda la vida», dice a la AFP Juan Monduy, de 71 años de edad y que formó parte del equipo de seguridad de Castro.
Rigoberto Celorio, un teniente coronel retirado de 85 años, considera que era el único capaz de adelantarse a los problemas. «A estas alturas… hubiera hecho muchísimo más. Como decimos, le hubiera metido la mano a los problemas que tenemos», afirma.
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A cinco años de la muerte de Fidel Castro, el país vive una profunda crisis económica. El PIB se desplomó 11% en 2020, su mayor caída desde 1993, provocando escasez de alimentos y medicinas. Además, el endurecimiento de sanciones impuestas por el gobierno de Donald Trump perduran con Joe Biden en la Casa Blanca.
En los últimos años también surgió una nueva generación que reclama derechos y libertad de expresión. Y en este 2021 ocurrieron las históricas manifestaciones de 11 de julio, seguidas por un intento de protesta que fue prohibido este mes.
«Con Fidel, estas marchas no las hubieran ni propuesto», considera Celorio.
Pero Enrique, un turista de Santiago de Cuba que no quiso dar su apellido, dice no extrañarlo «para nada».
«Uno quiere cambios. ¿Cómo no va a querer cambios? Pero aquí uno no se puede expresar libremente. Fíjate cuánta gente hay presa por participar en la protesta del 11 de julio», indica el hombre de 32 años.
Al menos 1.270 personas fueron detenidas por las protestas de julio, de las cuales 658 siguen presas, según la ONG de derechos humanos Cubalex.
«Yo soy Fidel»
Las conmemoraciones comenzaron el miércoles por la noche, cuando cientos de estudiantes se congregaron en la Universidad de La Habana bajo una fuerte lluvia para recordar con música, danza y palabras al «Comandante en jefe».
Unos 200 jóvenes comunistas «pañuelos rojos» realizaron la tarde del jueves una bulliciosa marcha en honor a Castro.
«Si Fidel es comunista, que me pongan en la lista» y «Yo soy Fidel», gritaron los jóvenes que portaban flores blancas y rojas, y cargaban una réplica del Granma, el yate que trajo a Castro desde México a Cuba en 1956.
«Caminamos hoy con Fidel porque tenemos fe en la victoria», dijo antes de iniciar la caminata la activista Giselle Armas, de 30 años.
La marcha salió del Parque del Quijote y se dirigió al Malecón, el mismo trayecto que pretendió hacer el líder opositor Yunior García, el pasado día 14, vestido de blanco y con una rosa. Esa manifestación solitaria fue impedida por la policía que rodeó su casa antes de que pudiera salir.
Como colofón, los «pañuelos rojos» echaron al agua la réplica del Granma, en la que se leía la emblemática consigna «Patria o Muerte».
Criticado por sus adversarios, que le acusaban de hacer culto a su personalidad, Fidel Castro pidió que no se le hicieran monumentos.
Cumpliendo su deseo convertido en ley, en Cuba no hay estatuas, ni calles o parques en su honor, aunque su imagen está presente en el país de múltiples maneras.
Con información de El Nacional