Indignación en España por cura que culpó a la madre por el atroz asesinato de las niñas de Tenerife
El dolor y la indignación en Tenerife por el crimen de las niñas Anna y Olivia, presuntamente asesinadas por su padre, se renovó este lunes con la homilía de un excéntrico cura que culpó a la madre de la muerte de sus hijas y llegó a decir que el sospechoso es también una víctima.
El fin de semana, un tribunal en Canarias puso fin a la fase secreta del caso y divulgó en un comunicado detalles, como la sospecha de que el padre “mató a sus dos hijas en su casa y luego arrojó los cuerpos al mar” donde sería difícil hallarlos.
Siendo el principal tema en la región, fue incluido en la homilía del histriónico cura Fernando Báez Santana. “Esto que acaba de pasar en Tenerife, ese hombre que mata a las dos niñas y se mata él, no habría pasado si ese matrimonio hubiera sido fiel. Si no se hubiese roto el matrimonio esas niñas estarían vivas”, aseguró, mientras sus dos acompañantes asentían en la transmisión, publicada por Canarias Semanal.
“Pero la falta de fidelidad, por no seguir los caminos antiguos, porque antes el hombre aguantaba a las mujeres aunque se volvieran locas”, añadió el sacerdote, conocido por su boina amarilla y su extravagante estilo. También dijo que las esposas en el pasado “aguantaban a los maridos aunque fueran unos borrachos sucios”, pero en la actualidad las parejas se dejan “y claro, después vienen estas consecuencias”.
Allí no acabó su diatriba, ya que causó más polémicas en Facebook. Según expresó, la madre Beatriz Zimmermann “recoge lo que sembró” y reclamó que la prensa no piense solo en Anna y Olivia, sino también en Tomás Gimeno, secuestrador y homicida. “Sólo piensan en dos niñas y no en su padre: víctimas los tres”, añadió.
“La primera víctima de una sociedad que sabe de rupturas matrimoniales, que son las que causan estos y peores dramas, pues hay muertos que están vivos siguen sufriendo las consecuencias de la infidelidad”, insistió Báez en Facebook. “Se quiso cambiar a las niñas de padre, y eso es robar hijos y darlos a quien no los engendró”.
Luego, desarrolló su insólita hipótesis. “Anna y Olivia fueron dos angelitos que no tuvieron la culpa, sino que las quisieron cambiar de padre”.
Ante el revuelo, la Diócesis de Canarias emitió un comunicado “rechazando” las “indignas” palabras del cura. “El Obispado de Canarias (…) desea expresar públicamente su dolor ante los sucesos acaecidos en Tenerife y de los que han sido víctimas las pequeñas Olivia y Anna. A la vez quiere comunicar su rechazo tajante ante las indignas manifestaciones que en las últimas horas ha expresado el sacerdote D. Fernando Báez”.
También, la diócesis pidió perdón “por el dolor que estas declaraciones han ocasionado” y aseguró que rechaza y desautoriza las opiniones personales “que no reflejan los sentimientos de esta comunidad eclesial”.
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La carta de la madre
Beatriz Zimmerman difundió el lunes una carta en la que afirma que ellas son ahora dos ángeles que han venido al mundo enseñando una gran lección a costa de su vida, y pide que su muerte no sea en vano, sino que trascienda en amor para los niños.
La madre de las dos pequeñas que desaparecieron en Tenerife el pasado 27 de abril junto a su padre, Tomás Gimeno, destacó: “Con todo el dolor de mi alma, les quiero escribir una carta de agradecimiento” porque han estado “en corazones y rezos con ellas y conmigo acompañando todos los días desde que desaparecieron, ofreciendo todo el amor y ayuda para que tuviera un final feliz”.
“Deseo que la muerte de Anna y Olivia no haya sido en vano. Y que aunque ahora sintamos el mayor odio, desesperanza y dolor, no sea para traer más sufrimiento al mundo sino lo contrario. Que trascienda en amor para los niños en forma de protección, educación y respeto”, aseveró.
Pero también indica que “aquí la justicia salió a la luz” porque gracias a toda la energía enviada en este caso tan desgarrador, gracias a todo el amor que pusieron, sucedió el milagro de encontrar a Olivia y que la verdad se conociera.
“Cuando me dijeron la noticia se me vino el mundo encima, y por muy duro que sea por lo menos ahora puedo llorar su pérdida y sentirlas a mi lado a cada momento; sentirlas cuando me despierto, cuando desayuno, todo el día, hasta que me acuesto…”, explica la madre de Olivia, de 6 años, y de Anna, de tan solo uno.
Deseó también que la muerte de las niñas sirva para crear mayor consciencia sobre “el amor que entregamos a nuestros hijos, en valorarlo y cuando estamos con ellos no tener la cabeza en otros asuntos sino en ellos. Nos necesitan y nos adoran”. “Ellas habrán muerto en cuerpo, pero su alma está con todos nosotros para siempre, ayudando a tener más conciencia, amor y respeto por nosotros. La gran mayoría de las personas son seres increíbles, lo han demostrado en este acto tan cruel con la compasión y el dolor. Gracias de todo corazón”, concluyó Zimmerman.
Con información de Noticia al Día