Por vez primera un Papa en solitario bendice al mundo en la Plaza San Pedro
Este viernes 27 de marzo por primera vez en la historia milenaria de la Iglesia católica, el papa reza en solitario ante la inmensa plaza vacía de San Pedro. Se trata de la bendición y la indulgencia plenaria al mundo por la pandemia de coronavirus que lo azota.
“Un vacío desolador que paraliza todo a su paso. Se palpita en el aire, lo dicen las miradas”, dijo el Papa. “Nos encontramos asustados y perdidos. Al igual que los discípulos del Evangelio nos sorprendió una tormenta. En esta tormenta estamos todos», señaló el Santo Padre en su mensaje en una Plaza San Pedro absolutamente desierta.
Es un rito inédito durante el cual dará la bendición «Urbi et Orbi» (a la ciudad y al mundo) a todos los fieles y que será retransmitido por televisión, internet y radio a las 18H00 hora de Roma, 17H00 GMT.
La bendición permitirá a los más de 1.300 millones de católicos obtener la indulgencia plenaria, es decir, el perdón de sus pecados, en un momento tan difícil, con medidas de confinamiento que afectan a más de 3.000 millones de personas.
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«Presidiré un momento de oración en el atrio de la basílica de San Pedro. Con la plaza vacía. Desde ahora, invito a todos a participar espiritualmente a través de los medios de comunicación. Escucharemos la Palabra de Dios, elevaremos nuestra súplica, adoraremos al Santísimo Sacramento, con el cual al término daré la bendición Urbi et Orbi y a la cual se añadirá la posibilidad de recibir la indulgencia plenaria», anunció el mismo papa hace varios días.
La imagen del jefe de la Iglesia católica que reza solo ante la inmensa explanada por el fin de la guerra contra un enemigo invisible que ha causado 25.000 muertes hasta ahora, resulta casi cinematográfica.
Ante el dramático momento que vive la humanidad, el papa Francisco decidió dar una bendición extraordinaria, la Urbi et Orbi, la misma que los pontífices suelen impartir sólo el 25 de diciembre y el Domingo de Pascua, fechas en que se recuerda el nacimiento y la muerte de Jesús.
«Se trata de un evento extraordinario presidido por el papa, en un momento particular, cuando el mundo cae de rodillas por la pandemia. Un momento de gracia extraordinaria que da la oportunidad de vivir este tiempo de sufrimiento y miedo con fe y esperanza», explicó en una nota el Vaticano.
Desde que se desató la epidemia de coronavirus en Europa, que golpea con particular fuerza a Italia y España, el papa Francisco se ha pronunciado en varias oportunidades, recordando en particular a los médicos y enfermeras, en la primera línea de la lucha, e instando a los sacerdotes a acompañar a los enfermos y moribundos.
El pasado 25 de marzo participó en una oración ecuménica mundial con todos los cristianos del mundo, para rezar el ‘Padre Nuestro’, la oración que Jesús nos enseñó», dijo, en un vídeo transmitido desde la biblioteca del palacio apostólico del Vaticano.
La bendición papal desde el atrio de San Pedro será particularmente seguida en América Latina, el continente donde reside el mayor número de católicos y tierra del pontífice Francisco, nacido en Argentina.
Las diócesis de toda la región se han movilizado para invitar a los fieles a la oración.
El papa argentino suele mencionar cada mañana la pandemia del coronavirus antes de celebrar la misa matutina privada que desde la crisis es transmitida en directo desde la pequeña capilla de su residencia en la Casa Santa Marta, donde vive dentro del Vaticano.
En una alusión al importante papel de la Iglesia católica durante las pestes que azotaron a Europa en el pasado, el papa salió el pasado 15 de marzo del Vaticano para rezar ante el crucifijo de la iglesia romana de San Marcello, que fue sacado en 1922 en procesión por los barrios de Roma para invocar el fin de la peste que la asolaba, por lo que se considera «milagroso».
El crucifijo ha sido trasladado a la plaza de San Pedro para la bendición de este viernes.
Francisco, que ha tenido que limitar sus actos y agenda para evitar eventuales contagios, se prepara a celebrar la primera Semana Santa de la era moderna sin fieles ni procesiones.
Con información de Caraota Digital