La reacción de Wuilly Arteaga tras su liberación: “No estoy libre porque mi país no está libre
El día de ayer a altas horas de la noche, se dio a conocer la liberación de Wuilly Arteaga, el violinista de las protestas antigubernamentales, luego de que permaneciera 15 días injustamente detenido.
Este miércoles en conversación con el portal La Patilla, el músico se pronunció al respecto además de relatar cuáles son sus planes ahora que está en libertad.
“No estoy libre porque mi país no está libre. Salgo a retomar la lucha por la libertad, en la única forma que sé hacerlo, a través de mi música, pero ahora tengo un nuevo compromiso de vida, un compromiso de lucha adicional por la libertad de los presos políticos. Ninguno de los presos políticos merece estar detenido y bajo ninguna condición, incluyendo los arrestos domiciliarios”, dijo.
Asimismo, agregóque le hizo una promesa “a los muchachos que con todo el dolor de mi alma dejaba atrás y es que no descansaría hasta lograr que los liberaran a todos. Le pido a Dios me ayude en esa nueva cruzada que me he comprometido realizar”.
“Si debo ir incluso a hablar con el mismo Presidente Maduro para pedir el cese de las detenciones ilegales a los disidentes políticos, lo haré, pero ya no debe haber más detenciones de venezolanos por sus ideologías políticas. Los venezolanos tenemos que seguir luchando mancomunadamente para obtener la libertad del país, la libertad de los presos políticos y que más nunca haya presos políticos en Venezuela”, aseguró.
Al preguntársele sobre su estado de salud, respondió lo que primero haría es ir al médico pues aún tenía problemas para oír en uno de sus oídos que fue brutalmente golpeado el día de su arresto, por el cual comentó que nunca recibió atención médica, sólo un chequeo médico-legal que le hizo la Fiscalía General cuando ya estaba detenido en el Destacamento 433 de la GNB de El Paraíso, pero tratamiento o medicinas, nunca. La golpiza que recibió el día del arresto, no sólo él, sino todas las personas que habían sido arrestadas ese día, que fue tan brutal que llegó un momento que ya los golpes ni le dolían y lo que sentía era una profunda lástima y tristeza por esos oficiales que habían perdido el honor de su divisa, por intereses inconfesables y por ello en su corazón los iba perdonando a cada uno.