“No quería ser una más en la lista de manifestantes fallecidos”, dice la joven emboscada por la GNB
Paula Colmenárez tiene 17 años de edad, el lunes fue detenida por motorizados de la Guardia Nacional cuando participaba en el trancazo del distribuidor Altamira. Relató que durante seis horas vivió parte de la violencia institucional en el país. Fue insultada, amedrentada, robada, golpeada y amenazada, hasta de ser lanzarla al río Guaire, reseña El Nacional.
Durante la emboscada militar se tropezó y cayó al piso, quedó sola en la vía y fue alcanzada por una patada de un GNB y sufrió una cortada en la mano, que ameritó sutura de siete puntos. Así la montaron en la moto y la trasladaron a La Carlota. “Pensé que no quería ser una persona más en la lista de manifestantes fallecidos”, contó la estudiante de Derecho de la Universidad Central de Venezuela.
“Me está pasando lo que le ha pasado a miles”, reflexionó la joven mientras los funcionarios de la GNB la golpeaban “para que no les mirara las caras”, maldecían, le pedían el bolso y el teléfono celular. Entregó sus pertenencias, las cuales fueron devueltas, menos el celular.
“Lo que me ocurrió es un puente para seguir saliendo a las calles pacíficamente”. Dijo que sintió miedo, impotencia y resignación, pero que eso lo convirtió en fuerza para protestar.
“Salí porque estoy cansada de ver cómo matan a venezolanos y de que sea una odisea conseguir medicamentos y comida. Quiero salir adelante en este, mi país, no en otro”, confesó la estudiante oriunda de Barquisimeto.
Su padre, Andrés Colmenárez, abogado defensor de los derechos humanos, mostró indignación por el hecho y también dolor por la muerte de los jóvenes manifestantes, como la de Rubén González, de 16 años de edad, asesinado ese mismo día en Carabobo.
“Tenemos la bendición de Dios de abrazar a nuestra hija. Cuántas familias han sentido el dolor de no poder hacerlo con los suyos”, expresó el fundador de la ONG Funpaz, en la que atienden a víctimas de la represión desde 2013. Agradeció a los medios de comunicación y al fotógrafo Miguel Gutiérrez, por haber difundido la imagen del momento de la detención de su hija.
Paula agradece a Dios por esos “ángeles” y porque en La Carlota, no había funcionarias de la GNB, si no, hubiese sufrido torturas peores, según le dijo un custodio. Fue liberada a las 10:00 pm, suerte que no tuvieron otros jóvenes detenidos con ella. “No me queda más que ganas de salir por esos muchachos que quedaron presos”, manifestó.