Hampa somete rutas de Charallave y Valle del Tuy, roban hasta la ropa y la comida de los pasajeros
La situación de delincuencia en el país sigue en ascenso. El pasado 16 de diciembre, a las 8:30 am, cinco hombres se montaron en una unidad de transporte a la altura del sector Las Brisas de Charallave, una vez que el autobús recorría parte de la Autopista Regional del Centro, los sujetos comenzaron el asalto.
Pasaron por cada uno de los puestos recogiendo celulares y carteras. Pero los asaltantes no solo se conformaron con las pertenencias. Sino que les ordenaron a los pasajeros que les entregaran la ropa que llevaban puesta. “Epa, chamo, esa camisa me gusta, te la vas quitando y me la das”.
A los 22 viajeros e incluso al chofer los dejaron en ropa interior.
“No respetaron ni el pudor de las mujeres. Eran ocho que no paraban de llorar y pese a que les suplicaron a los delincuentes que no las obligaran a desnudarse, ellos les respondían: ‘Qué pasó, mamita, deja la pena, quítate la ropa. Ese pantalón que llevas le sirve a mi jeva”, cuenta el conductor.
Él conoce a los asaltantes. Era la cuarta vez que se montaban en el bus y no se atreve a denunciarlos. Ellos son de Charallave y comenta que a lo largo de la vía hay grupos delictivos que interceptan las unidades, reseña El Nacional.
“Operan cinco bandas, integradas entre cinco y ocho hombres que se dedican a otros delitos. No solo usan pistolas, también amedrentan con granadas. Sacan el explosivo y amenazan con activarlo dentro del bus si no les dan lo exigido”, expresa.
Los transportistas de Charallave y de otras zonas de los Valles del Tuy coinciden en que hasta hace un año los delincuentes solo se llevaban el dinero y los celulares. Ahora van por ropa y zapatos. “Con los calzados son más exigentes, si son deportivos de marca se los llevan”, denuncia otro chofer que cubre la ruta de la carretera La Raiza en los Valles del Tuy. Según los miembros del bloque de transportistas de esa región del estado Miranda, ocurre un promedio de 35 robos semanales a colectivos. De esa cantidad, en al menos 5 se llevan la vestimenta y los zapatos de los usuarios.
Las bolsas de comida también son atractivo para los hampones que se montan en transporte público. Hacia el sureste de Caracas se montan grupos de tres personas y luego de requisar los pantalones para llevarse los celulares, cargan con las bolsas del mercado de los pasajeros. “Hemos manejado 45 denuncias de robos de alimentos en las unidades”, informó José Ceballos, miembro del bloque de transportistas del sureste. Patricia Contreras había comprado unas verduras y vegetales para una sopa el pasado 27 de diciembre. Se montó en un bus a la altura de Paseo Las Mercedes y cuando la unidad recorrió unas cuadras, dos hombres que iban como pasajeros se levantaron y cargaron con el dinero y los celulares. No conformes con eso, a Contreras y a tres personas más les quitaron los alimentos que llevaban. “Hasta eso se lleva el hampa. Como ahora la comida cuesta conseguirla y comprarla”, dice la mujer.
Sin ánimos de exagerar, decía un fiscal de la línea Malavé Villalba que cubre la ruta Caracas-La Guaira, el pasado mes de diciembre ocurrieron hasta 15 robos al día dentro de los vehículos. “Los asaltos fueron cometidos por pequeños grupos delictivos, encabezados por mujeres. Llevaban las pistolas guardadas en bolsos terciados, las sacaban y arrasaban con las prendas y celulares de los pasajeros. La mayoría estaban bien vestidas y otras embarazadas”, refiere el fiscal.
No vale la pena denunciarlos ante los funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana, destacados en la parada, localizada frente a la estación Capitolio del Metro de Caracas. “Cuando los denuncias, ellos simulan que los detienen y a los tres días vuelves a ver a los asaltantes dentro de las unidades. Los hampones les pagan hasta 1.500 bolívares para que los dejen hacer su trabajo. Uno también se convierte en cómplice de esta situación porque por miedo no nos atrevemos a denunciar. Ellos tienen nuestros números, tienen datos de nuestros familiares y si los acusamos, no lo contamos”, afirma.
Esta situación se repite en los Altos Mirandinos. Allí no hay autoridad que les ponga freno a los ladrones. A pesar de que ha habido detenciones infraganti.
Los secuestros de las unidades se han convertido en el dolor de cabeza de más de 30 líneas de transporte que operan en el área metropolitana. Una de las más perjudicadas ha sido Encarnación que cubre la ruta Petare, Guarenas-Barlovento. Cerca de 200 socios han renunciado porque no pueden pagar los rescates, cuyos cobros se efectúan en Barlovento.
Azotes de los buses
Si bien gran parte de los asaltos son perpetrados por pequeños grupos que no llegan a ser bandas, hay organizaciones delictivas dedicadas a otros delitos como robo de vehículos y viviendas que también aprovechan para asaltar las unidades de transporte público y vehículos de carga pesada (gandolas).
Entre ellas están:
La banda de Sotillo. Opera en la población de Higuerote, estado Miranda, y además de perpetrar robos y hurtos en las residencias vacacionales, también roban y secuestran unidades en la troncal 09, vía oriente.
La banda de Las Brisas. Formada por 5 hombres que operan en el sector Las Brisas de Charallave, Los Olivos y Madosa. Están dedicados al robo y hurto de vehículos en el casco central de Charallave y Ocumare del Tuy e interceptan en la vía a los buses que se desplazan hacia Caracas y que viajan a Los Teques.
En los Altos Mirandinos actúan grupos de dos y tres personas que en su mayoría provienen de Tejerías y Maracay, en el estado Aragua.
Cifras destacadas
45 denuncias de robos de alimentos se reportan en unidades del sureste de Caracas
47 Personas entre choferes y pasajeros fueron asesinados durante robos a colectivos en la Gran Caracas en 2016.