Familiares dejan bienes en garantía para asumir el pago de los gastos funerarios
A Juan Ernesto Montoya, de 25 años de edad, lo mataron el 22 de noviembre cuando 3 hombres armados lo interceptaron para robarle la moto en la autopista Valle-Coche. Se negó a entregarles el vehículo, su principal herramienta de trabajo, porque era mototaxista, y le dieron tres tiros en la cara.
A los tres días murió en el hospital Periférico de Coche y permaneció otros cuatro en la morgue de Bello Monte. Su madre no tenía los recursos para retirarlo al día siguiente de haber ingresado al Servicio Nacional de Medicina y Ciencias Forenses.
La mujer tuvo que vender la lavadora, la licuadora y la plancha de cabello para costear los gastos de la funeraria, pero faltaba aún el dinero para el entierro.
“Lo que viví fue un drama, no bastó con haber perdido a mi hijo de esa forma trágica, tan inesperada. También tuve que correr con mis tres hermanas y otros dos hijos para pedir dinero en los autobuses. Con lo reunido en las camionetas de pasajeros pudimos tener los 80.000 bolívares que necesitábamos para darle un entierro digno a mi muchacho”, contó su madre, Luisa Elena González.
Al menos cuatro veces a la semana se escuchan relatos de personas desesperadas por no tener dinero para retirar a sus allegados de la morgue. Algunos optan por velarlos en sus casas como el caso de Augusto Trillas, de 25 años de edad, cuyo cuerpo fue colocado en un cajón de madera que los propios vecinos fabricaron y le rezaron a su alrededor durante un día. Sus familiares solo reunieron 120.000 bolívares para el entierro.
“No podíamos ni poner en venta la vivienda porque ni siquiera es nuestra, es alquilada”, se lamentó Juana Fajardo, esposa de Trillas, asesinado de un tiro en el cuello durante una discusión en una tasca.
En la sala de espera de la morgue de Bello Monte, María Bracho lloraba su doble pena: haber perdido a su primo, Winder Jonathan Chacín, y haberse demorado cinco días en retirar el cuerpo por falta de recursos. Al joven le dispararon delante de su hijo de 8 años de edad en Los Frailes de Catia. Como él era del estado Táchira, además de los gastos del velatorio y del entierro, por 580.000 bolívares, sus parientes tuvieron que ingeniárselas para reunir 400.000 para trasladarlo hasta La Fría desde Caracas.
“Tuvimos que vender en un lapso de cinco días un anillo de oro, las piezas de un carro que estaba varado. Una de mis hermanas hasta puso su casa en venta, pero entre la comunidad se hizo una colecta y pudimos completar”, contó la mujer.
Rubén Matute, encargado de una funeraria de La Pastora, indicó que semanalmente reciben entre tres y cuatro grupos familiares que han dejado bienes en garantía para asumir el pago de los gastos funerarios.
“Me han dejado motos y hasta muebles y equipos de sonido. La semana pasada una mujer llorando me dijo: ‘Solo tengo esta cadena para pagar el velorio de mi hijo’. El servicio más económico cuesta 280.000 bolívares y el más lujoso no baja de 800.000 bolívares”.
Este año el servicio se incrementó en más de 300% en comparación con el año pasado, por la materia prima para la fabricación de las urnas, así como también de formol, inyectadoras y bisturí, necesarios para la preparación de los cuerpos. Se están vendiendo urnas de MDF, que son más económicas que las de latón, pero con la humedad se abomban”, explicó Matute.
En funerarias de El Paraíso se han topado con clientes que abonan la mitad del servicio, pero cuando deben pagar el resto dicen: “Mi pana, me quedé sin dinero. Qué hacemos, no podemos dejarle el familiar secuestrado hasta que reúna el resto del dinero”, comentó el gerente de un servicio.
El Cementerio del Sur es el más demandado por ser la opción más barata para las sepulturas, pero pocas son las fosas disponibles en lugares relativamente seguros. El resto se ubican cerca de la peste y corren el riesgo de ser profanadas y de asaltos durante los días de visita. “Aquí operan cinco bandas delictivas que azotan a los dolientes”, explicó un trabajador del camposanto.
La cremación, la opción más económica, no aplica para los fallecidos en circunstancias violentas, pues de acuerdo con las leyes, deben ser sepultados para investigaciones.
Ayuda a medias
En la puerta de la oficina de Atención al Ciudadano de la Alcaldía de Libertador hay un aviso destacado en negritas que reza: No hay urna hasta nuevo aviso. Allí se hacen donaciones a las familias de bajos recursos que no están en disposición de costear los gastos fúnebres. Sin embargo, las ayudas se hacen a medias. La razón: las entregas de ataúdes están paralizadas desde hace dos meses y solo pueden ofrecer una capilla velatoria en el Cementerio del Sur por un lapso de tres horas, de 9:00 am a 12:00 m, así como la fosa.
El traslado del fallecido también corre por cuenta de los allegados. En la Alcaldía de Sucre le dijeron a Yohana Campos, quien pidió ayuda con los gastos para el funeral de su esposo que mataron, que pasara en tres meses, que se anotara en una lista de espera. “¿Cómo voy a esperar tres meses para retirar el cadáver y sepultarlo?”, se preguntó.
por Natalia Matamoros / El Nacional Web
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