El Nuevo Herald: ¿Quién manda en Venezuela? Militares parecen fortalecerse en la crisis

Artículo de El Nuevo Herald cuestiona si Maduro es el presidente o los militares |Foto referencia

Artículo de El Nuevo Herald cuestiona si Maduro es el presidente o los militares |Foto referencia

La disyunción política en el país está siendo observada, analizada y evaluada internacionalmente. En este caso, el reciente artículo del diario El Nuevo Herald , se cuestiona quién manda o quién lidera a Venezuela en estos momentos. Pregunta que hace referencia al nuevo poderío del que gozan los militares, gracias a la designación de Nicolás Maduro a Vladimir Padrino López.

Asimismo el diario como de preámbulo hace referencia a la marcha convocada por la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) para este 01 de septiembre, con la cual crecen las expectativas sobre lo que ocurrirá en el país ese día. Y sobre todo, ¿de qué lado estarán los militares?, ¿habrá represión, violencia o solo será una manifestación pacífica?

A CONTINUACIÓN EL ARTÍCULO:

<<¿Quién manda en Venezuela? Militares parecen fortalecerse en la crisis>>

La oposición venezolana ha prometido una manifestación masiva el 1 de septiembre en Caracas para exigir un reverendo revocatorio al mandato del presidente en medio de una profunda crisis política y económica que tiene a muchas personas pasando hambre y con las emociones a flor de piel.

Pero ahora la interrogante es si los militares permitirán la protesta.

“Apostamos a que será la mayor manifestación en la historia del país y las fuerzas armadas van a tener que escoger”, dijo el diputado opositor Armando Armas. “¿Están realmente del lado del pueblo y la Constitución?”

“El gobierno promueve la violencia para la marcha del 1º de septiembre”, indicó Ramón Aveledo

Nadie sabe con seguridad si los militares se limitarán a observar pasivamente mientras la gente llega en autobuses a Caracas para ejercer su derecho a la disensión pacífica. Pero muchos venezolanos temen que las fuerzas armadas probablemente cierren filas alrededor del gobierno y hagan su mejor esfuerzo —con bloqueos de carreteras, gas lacrimógeno e intimidación— para evitar que la concentración se convierta en una masa significativa.

Los militares tienen muchas razones para apoyar al gobernante Nicolás Maduro, como el sentido del deber, el prestigio y los beneficios de que disfrutan. Las fuerzas armadas venezolanas tienen su propio sistema de distribución de alimentos, de manera que no sufren las largas filas diarias que el resto de los ciudadanos. También tienen sus propios hospitales, que presumiblemente no enfrentan la escasez generalizada de todo, desde antibióticos, hasta agujas y gasa.

¿Deber y prestigio?

Pero algunos analistas dicen que los privilegios y el futuro de los militares está tan vinculado con el gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) que han perdido su función primaria de defensores de la Constitución.

Los militares tienen tanto poder, y tantos intereses económicos y políticos , que “estamos viviendo como un país de cuarteles”, dijo Luis Alberto Buttó, el director del Centro Latinoamericano de Estudios de Seguridad, en la Universidad Simón Bolívar de Caracas.

Once de los 20 gobernadores del partido de gobierno son ex militares, 12 cargos del gabinete de ministros también están en manos de oficiales militares activos o en retiro. Además, las fuerzas armadas tienen estaciones de televisión, compañías de transporte de carga, de seguros, de importación y exportación, y otros negocios.

“Los militares son una fuerza preponderante, política y económicamente, y en el mundo empresarial, y van a defender sus intereses”, dijo Buttó. “Bajo esas circunstancias, la democracia es algo como un mito, un símbolo. No es real. Esa es la realidad de Venezuela en este momento”.

Desde que el ex teniente coronel Hugo Chávez ganó la presidencia en 1999 y llevó con él a sus colegas al gobierno, la estrella de los militares ha estado en ascenso. Cuando Maduro —ex conductor de autobuses y organizador sindical— se convirtió en sucesor de Chávez en el 2013, muchos se preguntaron qué sucedería con el poder de los militares. El propio Maduro habló en diciembre pasado de la necesidad de “desmilitarizar” el gobierno.

Pero eso nunca sucedió.

En su lugar, el mes pasado Maduro nombró al ministro de Defensa, general Vladimir Padrino López, como jefe de la “Gran Misión de Abastecimiento Soberano”, encargada de poner fin a la escasez de alimentos y medicinas en el país. Además, ordenó a todos los otros ministerios “subordinarse absolutamente” al nuevo despacho del general Padrino.

La promoción sin precedentes y “la gradual expansión de los poderes militares en respuesta a la pérdida de legitimidad del régimen comienza a parecerse a un golpe de Estado en cámara lenta”, escribió Phil Gunson, del International Crisis Group, un grupo de estudios independiente con sede en Bruselas.

Pero es un golpe que puede haber fortalecido a Maduro al atar su suerte a los militares, dijo el diputado opositor Armas, quien integra el comité parlamentario de supervisión de las fuerzas armadas.

Al convertir a Padrino en responsable del asunto más apremiante que afecta al país (la falta de alimentos y medicinas), también hace responsable a los militares de las protestas que ocurran debido al problema.

“Al hacer a Padrino López copresidente [no oficial] de Venezuela, Maduro lo obliga a compartir los costos si a final de cuenta hay represión”, dijo Armas. “El golpe no sólo manchará a Maduro, sino que también afectará a las fuerzas armadas”.

Drogas, contrabando y supervivencia

También hay razones oscuras que explican las razones por las que los militares apoyan el estatus quo. Durante años ha habido rumores y alegaciones de que las fuerzas armadas venezolanas participan activamente en el narcotráfico, el contrabando y la venta de divisas en el mercado negro.

Anteriormente este mes, el general Néstor Reverol, ex jefe de la dirección antinarcóticos de Venezuela, fue encausado por fiscales federales en Nueva York bajo cargos de traficar drogas a Estados Unidos. Al día siguiente Maduro lo nombró ministro del Interior.

La semana pasada, Venezuela sentenció a 10 personas, entre ellas tres guardias nacionales, a 22 años de prisión por su participación en el envío de 3,000 libras de cocaína a Europa en un vuelo de Air France en el 2012.

En cierto sentido, esa corrupción es comprensible, dijo José Antonio Colina, ex teniente del Ejército y ahora fuerte crítico del gobierno, quien vive en Miami. Un capitán del Ejército venezolano gana 21,220 bolívares al mes, unos $33, dijo.

<<VIVEN COMO REYES EN UN PAÍS DESNUTRIDO>>

“Con el salario de un militar no puedes comprar siquiera comida, de manera que han tenido que echar mano a estas redes de corrupción”, explicó.

Los que viven bien de la corrupción, agregó, “viven como reyes en un país destruido”.

Colina agregó que hubo un tiempo en que los militares eran vistos como un contrapeso apolítico del Poder Ejecutivo. Pero ya no es así, porque las fuerzas armadas se han convertido en una fuerza partidaria del gobierno. (Desde el 2007, el lema de los militares ha sido “Patria, socialismo o muerte. ¡Venceremos!”).

“Cualquiera que no se identifique con el régimen, que no grite sus lemas, lo envían degradado a las partes más aisladas del país, donde no puede hacer nada”, dijo Colina. “Esa es la razón por la que Maduro, a pesar de su falta de popularidad y todas las veces que se ha equivocado, todavía tiene el apoyo de las corruptas fuerzas armadas”.

Pero ese apoyo tiene límites.

“Con tanto poder concentrado en las manos de los militares, comprender cuáles son sus objetivos es clave”, escribió Gunson, del Crisis Group. “En vez de limitarse a apuntalar a un presidente cada vez más impopular, la meta de los generales puede ser controlar la transición de forma que proteja sus propios intereses”.

Y proteger sus propios intereses puede significar retirarle de alguna manera el apoyo a Maduro al permitir que el revocatorio siga adelante, pero no hasta el 2017.

El revocatorio

La oposición está exigiendo un revocatorio este año, cuando una victoria pudiera llevar a nuevas elecciones. Peri si el revocatorio se celebra después del 10 de enero del 2017, entonces el vicepresidente escogido por Maduro terminaría su período hasta el 2019. Para los militares, ese pudiera ser el escenario menos perturbador.

Anteriormente este mes, el Consejo Nacional Electoral publicó un calendario electoral que dificulta, pero no imposibilita, el revocatorio este año. La oposición espera que la manifestación del 1 de septiembre, que califican de “la toma de Caracas”, obligará al gobierno a acelerar el paso.

Encuestas de opinión muestran que 80 por ciento de la población quiere la salida de Maduro. Y eso es algo que los militares no pierden de vista. Para ellos, un revocatorio el próximo año puede ser una forma de aislar a un presidente tóxico y a la vez mantener la viabilidad del PSUV para las elecciones dentro de tres años, dijo Reggie Thompson, de Stratfor, una firma estadounidense de análisis.

“Los militares son leales a que el PSUV siga en el poder más allá de las próximas elecciones”, dijo Thompson. “Tienen lealtad al partido, aunque no necesariamente al gobierno”.

Pero Armas, el diputado opositor, piensa que una mayoría de los militares de menor rango respetarán las reglas y permitirán que la manifestación se concrete.

Después de todo, el único vínculo más fuerte que los lazos militares es la sangre.

La gran mayoría de los militares quieren que se respete la Constitución y permitir que el revocatorio se lleve a cabo, dijo Armas, “porque ellos también tienen familias que están sufriendo”.

 

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