La desgarradora historia de una mujer deportada de EE.UU. tras 30 años: ya no puede ver más a sus hijos

La historia de Melissa Tran sacude a Maryland. Una semana después de su deportación a Vietnam, el estado que la vio criar cuatro hijos, abrir un salón junto a su esposo y construir una vida durante más de tres décadas, todavía discute el desenlace del caso. Tran dejó el país que consideró su hogar desde niña, tras una orden ejecutada por el Departamento de Seguridad Nacional basada en una condena por robo cometida en Virginia hace varias décadas. Ella residió legalmente en Estados Unidos, pero la administración Trump reactivó su expulsión debido a aquel antecedente.

El proceso culminó tras un control migratorio de rutina este año en Baltimore. Desde ese encuentro, su vida familiar se fracturó de manera irreversible. Hoy se encuentra en Vietnam, donde nació, pero se trata de un país que dejó hace tanto tiempo que la adaptación le ha costado, según informó CBS News. Su carta pública, publicada en la página de Facebook Bring Melissa Home, reflejó un estado de desarraigo total. “En mis momentos más tristes y desesperados, sabiendo que mi salida de Estados Unidos era inminente, lloré y pedí a Dios que me guiara”, escribió.

La primera imagen de su regreso a Vietnam circuló pocos días después. El viaje duró dos días con traslados extensos y con esposas durante todo el trayecto, según notificó su abogada. Tran describió el retorno como “muy largo y agotador”, aunque expresó alivio por no vivir con miedo a los controles migratorios. Aun así, la distancia pesa. “Cada segundo, mi corazón duele porque extraño a Danny y a los niños”, afirmó desde su nuevo lugar de residencia.

Su esposo, Danny Hoang, ciudadano estadounidense y propietario junto a Tran del salón familiar en Hagerstown, lamentó el desenlace. “No es justo para Melissa. No es justo para mi familia. Ella no es una criminal. Es una buena persona”, declaró ante WJZ Investigates. La familia permanece separada sin fecha clara de reencuentro.

En la carta, Tran recordó un pasaje bíblico del libro de Jeremías que leyó en Louisiana antes de abordar el avión. “No sé qué será de mi futuro, pero pongo toda mi esperanza en Dios”, completó. Su mensaje final se dirigió a amigos y vecinos que la apoyaron durante años. Pidió fuerzas para sus hijos y para su esposo, quien ahora debe cumplir dos roles dentro del hogar.

Vía lapatilla