Maduro ofrece a Rusia activos petroleros a “precios de gallina flaca” para evitar default

Nicolás Maduro | Foto: @VTVcanal8

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Enfrentando $3,700 millones en vencimientos de deuda en los próximos meses, el régimen de Nicolás Maduro sigue buscando fondos desesperadamente, ofreciéndole a los rusos, a precios de gallina flaca, los activos petroleros que el chavismo confiscó a transnacionales estadounidenses.

Y aún así hay dudas de que puedan contar con los fondos para evitar un incumplimiento de deuda, advirtió Russ Dallen, socio gerente de la firma Caracas Capital Markets, en el marco de un evento realizado el martes en Miami por la Cámara Venzolana Americana y por la Venezuelan American National Bar Association.

“Todo junto, en los próximos dos meses, Venezuela y PDVSA [Petróleos de Venezuela], deben pagar unos $3,700 millones por vencimiento de deuda, pero es obvio que ellos no están generando suficiente dinero para cubrir esos montos”, dijo Dallen, quien expondrá la situación del país sudamericano la próxima semana en una audiencia de la Cámara de Representantes.

Eso ha llevado al régimen bolivariano a acudir a los rusos, quienes gradualmente han estado incrementando su participación en la industria petrolera venezolana.

Ellos ofrecieron a los rusos venderles una participación en PetroPiar, operación que pertenece en un 30 por ciento a Chevron y en la que PDVSA pasó a tener una participación de 70 por ciento, luego de que el régimen expropiara la participación de 40 por ciento que tenía ConocoPhillips, por el cual aún no le han pagado”, dijo Dallen.

Según la agencia de noticias Reuters, PDVSA le ofreció a Rosneft el 10 por ciento del proyecto, desarrollado para explotar el crudo extrapesado de la Faja Petrolífera del Orinoco.

La oferta “es una señal de la muy dura situación económica que enfrenta la nación latinoamericana y de la creciente influencia de Moscú en el país”, reportó Reuters citando cinco fuentes de la industria.

La operación, sin embargo, luce bastante problemática para Chevron, dado que de concretarse estaría entrando en sociedad con Rosneft, empresa que enfrenta sanciones impuestas por Washington, que prohíben a empresas estadounidense entablar negocios con la entidad rusa. En cambio, la situación parece una bendición para Rosneft.

“Los rusos están disfrutando mucho esto, por distintas razones”, enfatizó Dallen.

“Primero, ellos no fueron invitados a participar en las licitaciones durante la Apertura Petrolera, y ahora se están vengando de esa manera, y ahora están adquiriendo estos activos, que les costó a las compañías estadounidense miles de millones construir, y que fueron luego confiscadas y que no han sido compensadas, por precios de liquidación, porque ahora Venezuela está desesperada buscando dinero”, manifestó.

Pero el régimen no está tocando exclusivamente la puerta de los rusos.

Adicionalmente a las conversaciones con Rosneft, Venezuela también ha estado hablando con un banco de inversión japonés para tratar de obtener fondos frescos, agregó.

El régimen está tratando de obtener nuevas líneas de financiamiento en momentos en que el país enfrenta la peor crisis económica de su historia moderna y dificultades para cumplir con su gigantesca deuda externa.

Las ventas de crudo, disminuidas a menos de un millón de barriles diarios, “ni siquiera es suficiente para pagar a las compañías que están produciendo el petróleo” o importar medicinas y alimentos, y las reservas internacionales del país ya están en el piso, dijo Dallen.

El país petrolero logró pagar $725 millones en vencimientos el mes pasado, pero el régimen bolivariano dio muestra de tener problemas en noviembre, cuando se vio imposibilitado de pagar sus deudas a tiempo, agregó.

El pago se retrasó 30 días, desembolsando el relativamente modesto pago de $400 millones al final del período de gracia e incurriendo en lo que los mercados llaman, un “default técnico”.

Ese pago pudo realizarse al final, gracias al que la petrolera rusa Rosneft otorgó un préstamo de $1,500 millones después que PDVSA colocara como garantía el 50 por ciento de las acciones de la refinería estadounidense Citgo, operación que levantó varias cejas en los pasillos del poder de Washington. Esos $1,500 millones, sin embargo, ya se evaporaron, advirtió.

por Antonio María Delgado / El Nuevo Herald


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