María Conchita Alonso: “Quedarse en esa dictadura es aceptar la muerte”
Más de 20 años fuera de Venezuela no le quitan el “chamo, pana”, el “coño” ni “arrechera” del vocabulario. Tampoco hacen que deje de pensar a diario en lo que sucede ni en lo que vendrá para quienes todavía siguen en el país. Aunque decidió dejar de lado su activismo político, María Conchita Alonso todavía siente y llora por una Venezuela que vive en crisis.
Una agenda ocupada de su vida artística en Los Ángeles permite el tiempo para una entrevista telefónica con El Nacional Web y a pesar de que la lucha por los derechos humanos y denuncias por la situación que atraviesa el país desde el inicio del gobierno del fallecido Hugo Chávez fueron pasadas a segundo plano, Venezuela siempre termina en la conversación.
Un caos que empeora cada día, esta es la forma en que María Conchita define al país en la actualidad. Tanto por acciones del gobierno como por las de la oposición.
“El caos tan bello que dejó Chávez ha ido empeorando, porque eso es una semillita que implantó Chávez y ha ido creciendo y creciendo porque es Cuba quien controla el país, quien da las órdenes y le dice a Narcolas qué hacer. Cuando en Venezuela se den cuenta, aunque muchos lo hacen. Cuando la mayoría se dé cuenta de que Cuba es la dueña de Venezuela, entonces empiezan por ahí a cambiar y a hacer algo”.
Para María Conchita, hacer algo implica una cosa: “guarimbas”. Explica que una “guarimba” no es salir a la calle para asesinar a las personas o dar golpes sino “lo que hicieron el día del paro de transporte en Caracas. Es parar la ciudad. Todo. Parar los autobuses en la calle, los carros en las urbanizaciones. Esa es una ‘guarimba’ bien hecha. El día que hagan eso y se queden ahí, que el pueblo salga como en la última marcha. Ese será el día en que empiece el cambio en Venezuela”.
La actriz nacida en Cuba, criada en Caracas y nacionalizada en Estados Unidos duró aproximadamente 18 años en la lucha política desde el exterior. Por ella su vida artística se paralizó y le dio primacía a la lucha contra lo que siempre ha considerado una dictadura, un gobierno dirigido por Cuba. En las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre de 2015 afirmó que la oposición había pactado con el gobierno para ganar la Asamblea Nacional y desde ese entonces ha sido crítica también con los dirigentes de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD).
“A mí me da mucho dolor y por eso no pude más. Yo dediqué casi 18 años de mi vida. Le di prioridad a Venezuela, a luchar por los derechos humanos y la democracia. No solamente a Venezuela porque eso incumbe a toda América Latina y a Estados Unidos, porque el plan de Cuba siempre ha sido llegar a este país. Mucha gente dice que hay que sacar a la dictadura es salir a la calle y arriesgar la vida, bueno sí, porque quedarse en esa dictadura es aceptar la muerte. ¿Qué vas a hacer, aceptar la muerte? No hagas nada y sigo creyendo a la mayoría de la MUD que están muy tranquilos, tienen plata, están comiendo, que son protegidos, les importa un carrizo. Me da mucha arrechera que se burlen de un país y que sigan haciéndoles creer que con una elección se va a salir de este caos cuando jamás por medio de elecciones controladas por Cuba se va a salir de esto”.
Su rechazo a la oposición aumentó cuando se conoció sobre un posible diálogo nacional. No cree en la MUD ni que ellos con un referéndum revocatorio logren el cambio en el país, considera que solo la salida de Cuba del gobierno logrará el inicio de una nueva Venezuela.
“¿Qué haces hablando con un matón, terrorista, traficante, terroristas, comunista, dictador? ¿Qué vas a dialogar con alguien así? Pérdida de tiempo y de energía. Todo mientras siguen muriendo personas y animales por falta de comida, medicinas y por el crimen. Cuando vengan las ‘elecciones’ va a haber un acuerdo con la oposición y el régimen les dejará ganar. Alguien como Capriles que no peleó por sus votos robados, imagínate que oposición tenemos. Ellos van a decir: ‘Vamos a dejar que ganen’ como hicieron con la Asamblea Nacional que no ha pasado nada como ya sabía. Lo bueno es que sacaron la foto de Chávez y del falso Simón Bolívar, eso me encantó. Lo único que le estamos pidiendo es lo de Narcolás que es colombiano y no lo hacen porque no les da la gana de salir de esta vaina. Yo veo esto así: ‘Vamos a dejar que ganen’, pero acuérdate es Cuba quien manda”.
Un suspiro y una exhalación larga mientras la voz se torna gruesa y entrecortada llegan a la conversación cuando se toca el tema de los niños sin medicinas, el abandono de los animales y todos aquellos trabajos e imágenes que han recorrido las redes sociales y los medios internacionales.
“Yo siento una impotencia tan grande. Una arrechera con todos los que causan y los que siguen permitiendo que suceda, que son los políticos de la oposición. Mucho dolor y rabia. Yo ayudo y aporto en lo que pueda. No publico ni lo difundo. No lo hago para que la gente sepa. A los que ayudo con mi voz, con dinero, con mi tiempo, con mi energía, ellos lo saben. Al darme cuenta de que puedo ayudar a salvar una vida, hacer parte de un grupito que ayude a salvar a un niño, un adulto, un animal eso a mí me llena de satisfacción, pero sigo con un dolor inmenso viendo que la solución no va a venir como dicen los políticos de la oposición. Lo que he optado por hacer es dedicarme a mí después de darle 80% de mi vida como lo he hecho hasta ahora a la causa, lo que estoy haciendo ahora es reinvertirlo para mí, el otro 10% es para lo político y el otro es para los animales que siempre estarán en mi vida”.
Que el gobierno no acepte la ayuda humanitaria para subsanar la crisis en el sector de salud o el alimentario solo lo dejan claro a María Conchita una cosa: “el régimen es diabólico”. Cree que en Venezuela existe una guerra entre el bien y el mal, entre Dios y el diablo, pero es el segundo el que anda suelto en país. Considera que las colas que se hacen en el país, además de ser humillantes y quitarles la libertad a la personas, hacen que el gobierno controle todo y a todos.
“El comunista quiere pisotearlos a todos para tener el poder, controlarlo todo y convertirlos en esclavos, flojos, porque si pasan el día entero buscando comida que no pueden trabajar y tienen que depender de quien les dé comida y los ‘ayude’. Poco a poco van cambiando sus mentalidades, los van evocando a pedir y depender de ellos. Están matando y han matado la libertad elemental, espiritual, libertad en todo sentido porque los están convirtiendo y la gente se está acostumbrando y lo toma como broma. Por Dios ¿cuándo en mi Venezuela eso había existido? Uno en la vida tiene el derecho de hacer lo que le dé su gana sin que nadie se meta de por medio. En la vida uno tiene que tener libertad de hacer, decir, salir, entrar. Han matado el presente y el futuro de todo un país. No me jodas. El diablo está muy suelto. Creo que en los brujos, en la santería. En Venezuela siempre ha habido, pero jamás como ahora que se controla el país con ella. La gente se reirá de estas cosas, pero cuando están en los helicópteros están echando polvos de muertos. Están usando santería para tranquilizar y controlar a la gente”.
Después de dedicar parte de su vida a la lucha por un cambio en el país la desesperanza reina en María Conchita, su voz entrecortada conteniendo las lágrimas son prueba de eso. No cree que quienes le hayan hecho daño a Venezuela paguen ni que la oposición actual sea la que represente una mejoría para el país. La única forma en que esto suceda es que “el pueblo se levante y los haga pagar”.
“A lo mejor acuerdan casa por cárcel un año dos y a la gente se le olvida todo. Cumplieron con su castigo. No pagaron un centavo de todo lo robado al pueblo y ya se acabó. La vaina se puede arreglar un poquitico, pero esto ya va a seguir hasta que no saquen a los castristas de Venezuela. Yo lo lamento más que nadie, tengo mis amigos allá. Ya mi familia salió, tengo un primo solamente. Se me murieron mis tías, mis amigos, mi gente. Que yo no pueda regresar Venezuela es un dolor muy grande –Voz entrecortada y conteniendo las lágrimas-. Cuánto quisiera yo poder decirte que sí veo una salida para no ver tanto sufrimiento y tanta muerte, pero coño es la realidad. Mis amigos que están allá me dicen ‘Coño María Conchita es que tú no estás aquí, no sabes lo que tenemos que hacer, tenemos que creer en alguien, en algo, una esperanza’. Coño, pero es que si siguen creyendo en esa oposición no hay esperanza. Uno aquí, como tiene más tranquilidad y no estas luchando para sobrevivir ves todo con otro punto de vista. Lo ves más claro. Allá no. Te lo juro que han echado brujería, también en los billetes. La gente cree que no existe, pero sí. En los bombillos que dan gratis. Eso existe. Que me llamen loca, estúpida, lo que quieran, no me importa. Eso existe y así es la única manera de que no hayan hecho más nada porque los tienen adormecidos. Cómo es posible que la gente desesperada agarre a los malandros y los quemen vivos, los entiendo, no los culpo, pero eso no debería ser por muy malandro que sea debe pagar cárcel, sus crímenes, pero bueno si en las cárceles descuartizan a la gente. Vi un video en el que le cortaron los dedos a una persona porque mataron a un bebé y lo hicieron comerse los dedos. Lo vi y ese video -voz temblorosa- se me quedó adentro por semanas y semanas y no me lo pude sacar de encima –conteniendo las lágrimas y suspirando- Que más quisiera yo que decirte ‘veo una solución pronta’. Que arrecho –silencio mientras respira y contiene las lágrimas-”.
Hablar de Venezuela sea el presente o el futuro no deja de afectar a la artista, el pensar en cada una de las personas que hace cola por comida o busca medicinas en dos, tres y hasta más farmacias porque no se consiguen logran que una de las mujeres más reconocidas por su dureza al hablar desaparezca. Sin embargo, no deja de pensar en los venezolanos y su particular forma de ser caracterizada por la hermandad, “el sabor de la gente”, El Ávila, sus recorridos por Caracas y las playas. María Conchita quiere que Venezuela sea libre, próspera y que el respeto sea lo esencial.
“Es muy difícil mandarle un mensaje a los que están dentro de Venezuela, pero les diría que es preferible morir buscando un cambio para el futuro de sus hijos y nietos que morir como está pasando. Porque van a morir y están muriendo día a día en una muerte lenta y espantosa por falta de comida y medicinas. Que aquí la salida no es por medio del voto ni el referéndum, aquí la salida es en la calle y tampoco salir a la calle mal sino con ‘guarimbas’ y más nada”.
Aunque mandar un mensaje a los venezolanos le parece difícil, a Maduro y a los gobernantes no tiene nada que decirles porque no pierde sus palabras “con ninguno de esos, primero que él no es presidente y a él no les importa nada. Para que hablarle a una pared si a ellos les importa solo hacerse ricos”.
Mientras ve y siente desde afuera lo que pasa en Venezuela seguirá aprovechando para opinar y dar a conocer lo que piensa en sus redes sociales, sin importar los ataques.
“A mí qué me importa que me ataquen, si lo hacen es que algo bueno estoy haciendo. Es porque hago un cambiecito. Yo no quiero votos ni formar parte de un gobierno; yo quiero tranquilidad, paz, democracia. Quiero que en Venezuela nazca de nuevo la palabra respeto”.
Con información de El Nacional.
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