Venezuela es el segundo país con más muertos por balas perdidas
El domingo 29 de mayo, un tiroteo suscitado en el sector El Prado de Valencia arrojó una víctima que no estaba en los planes de ninguna de las dos bandas que se disputaban el control del sector.
Jaime Giovanni Tovar, de 24 años de edad, estaba ajeno al conflicto protagonizado por la banda del Marre contra unos advenedizos. El hombre estacionaba su automóvil en su vivienda cuando fue impactado por un proyectil en el cuello.
La bala no era para él. Tovar fue llevado por su hermano a la ciudad hospitalaria Enrique Tejera, donde murió debido a la pérdida de sangre, según lo reportado por la Policía Nacional.
Casos como éste ocurren en el país por lo menos cada dos semanas, a juzgar por los resultados del último informe sobre fallecimientos y heridos por balas perdidas en Latinoamérica, elaborado por el Centro Regional de las Naciones Unidas para la Paz, el Desarme y el Desarrollo en América Latina y el Caribe (Unlirec, por sus siglas en inglés).
El “documento de trabajo” sistematizó la información de los casos reportados en 25 de los 33 países de la subregión durante 2014 y 2015. En ese lapso colectaron datos sobre 741 incidentes. El primer informe sobre este tema abarcó cinco años (2009 a 2013) y tuvo reportes sobre 550 casos. Esto implica que el promedio anual de casos reportados se elevó en 236%.
En esta oportunidad, Venezuela figura en el segundo lugar en cuanto a los decesos por balas perdidas, con 57. Lo superó Brasil, con 98. En tercer lugar estuvo México (55), Colombia (40) y Honduras (21).
En el caso venezolano llama la atención que el número de fallecidos superó al de lesionados. Al respecto, el director de Unlirec William Godnick explicó que esto puede ser una consecuencia de la potencia de las armas involucradas en los tiroteos.
“Si hay más incidencia de fusiles de guerra la violencia, aún colateral, podría ser más letal”, afirmó.
Otro factor tiene que ver con las dificultades para documentar debidamente el número real de heridos, en especial cuando se toman en cuenta fuentes periodísticas. Los muertos, en cambio, son más difíciles de ocultar.
Nota publicada por Runrun.es