Periodista logró que peligroso psicópata le confesara dos crímenes ocultos por más de 30 años

En un impactante giro de los acontecimientos, una periodista en Chile logró que Hugo Bustamante, un conocido psicópata y asesino, confesara crímenes que habían permanecido ocultos durante casi 30 años.  

La periodista a Ivonne Toro utilizó su habilidad para ganarse la confianza de Bustamante y obtener información crucial sobre sus actos delictivos. Pero de ¿qué crimen se basa el caso?  

Se trata del caso de Ámbar Cornejo, que conmocionó a Chile en agosto de 2020, cuando la joven de 16 años fue encontrada asesinada en la casa de Hugo Bustamante.  

Ámbar había desaparecido el 29 de julio de ese año, y su cuerpo fue hallado ocho días después, lo que generó una ola de indignación y protestas en todo el país.  

Las autoridades rápidamente identificaron a Bustamante como el principal sospechoso, lo que llevó a una intensa investigación y cobertura mediática. 

La tragedia de Ámbar Cornejo no solo conmocionó a su familia y amigos, sino que también sacudió a la comunidad de Villa Alemana y al país entero.  

La joven había salido de la casa de su tía para recoger la pensión alimenticia que su padre le depositaba, pero nunca regresó. 

La desaparición y posterior hallazgo de su cuerpo revelaron una serie de irregularidades y errores en el manejo del caso por parte de las autoridades, lo que aumentó la indignación pública. 

Bustamante tenía unos antecedentes aterradores: en 2005 había sido condenado por el homicidio de su expareja, Verónica Vásquez, y el hijo de esta, “Quenito”, de 9 años. A ella la asfixió, a él lo golpeó en el cráneo, y ocultó sus cuerpos en el interior de un enorme tambor metálico, con cal, agua y yeso. 

Por eso se le conocía como el “asesino del tambor”, se destaca en amplio reportaje de BBC Mundo.  

Aunque fue sentenciado a penas que sumaban 27 años de prisión por esos crímenes, solo 11 años más tarde —en 2016— salió de la cárcel con libertad condicional y volvió a vivir en el domicilio de su familia en Villa Alemana. 

Poco después ocurrió el crimen de Ámbar. 

“Me impactó mucho. La niña había sido víctima de abusos sexuales, había pedido ayuda toda su vida, y estaba en un programa del Servicio Nacional de Menores (Sename). Mientras que su asesino era un hombre que debió haber estado cumpliendo condena. Entonces mi gran pregunta fue: ¿Qué pasó aquí? ¿Por qué la niña estaba desprotegida y Bustamante libre?”, señaló la periodista.  

“En ese momento llegué a la conclusión de que este caso reflejaba un problema institucional profundo. El Estado de Chile no hizo su trabajo. Y esa es la historia que yo me propuse reconstruir”, añadió. La periodista se dedicó 4 años a ese propósito. 

Revisó casi 8.000 páginas de expedientes judiciales que, según cuenta en su libro «La niña Ámbar», la “arrastraron a la oscuridad absoluta” 

También realizó más de 100 entrevistas, algunas de las cuales la sumergieron en horrores que no conocía. 

Entre los entrevistados estuvo el propio Hugo Bustamante, quien la recibió en seis ocasiones —entre junio de 2023 y enero de 2024— en la cárcel de Rancagua, donde cumple su condena. Se preparó mucho para ganarse su confianza. Y lo logró. Aunque esto no fue de inmediato.  

En sus conversaciones, la periodista quería entender qué lo había llevado a cometer el crimen de Ámbar y también el de Verónica Vásquez y su hijo Quenito. 

CRÍMENES ARCHIVADOS


Fue durante este tercer encuentro cuando Bustamante decidió hacerle un “regalo” a la periodista. 

“Le tengo un regalo… sobre su pregunta, anote: Isabel Hinojosa y su hijo, Eduardo Páez”. 

La frase dio un vuelco a su investigación. 

¿Qué querían decir esos nombres? ¿Quiénes eran? ¿Dónde estaban? ¿Tenían algo que ver con el caso de Ámbar? 

Ivonne Toro salió de la cárcel haciéndose todas estas preguntas. 

Recordaba con claridad que durante su segundo encuentro habían tenido un diálogo que ella definió como “perturbador”. 

-¿Has matado a alguien más?, le preguntó la periodista. 

-En ninguna parte sale eso. No me acusan de más homicidios. 

No te estoy preguntando por una acusación. 

-¡Ah, directamente! Conejos, vacas. Personas, no… y si hubiese matado, no se lo diría. No es parte del trato decir esa parte de la verdad. Algunas cosas se las voy a decir, sí. Ahora usted dice: “Me dejó con la duda, posiblemente lo haya hecho”. 

Con ese diálogo en mente, Ivonne Toro comenzó a investigar. 

“Tenía que averiguar si estas personas existían o no. Partí buscando en el registro civil, nombres, coincidencias, lugares… hasta que en algún minuto logré dar con un familiar de estas personas a quién le pregunté si estaban bien. Y la respuesta fue que no, que estaban desaparecidas desde hace 30 años”, dice. 

Ivonne Toro visitó por quinta vez a Bustamante en la cárcel. 

“Le dije: dime dónde están estas personas. Pero él se cerró, se negó e incluso se arrepintió de haberme entregado esos nombres”, señala la periodista. 

Lo que vino después fueron meses de búsqueda sin respuestas. 

La familia de las personas desaparecidas recordaban poco lo que había sucedido 30 años atrás. Tampoco había información en línea, pues era un caso que había quedado olvidado en el sistema judicial de Chile. 

En enero de este año, la periodista dio finalmente con la causa por presunta desgracia de Isabel Hinojosa y su hijo, Eduardo Páez. 

En ella figuraba una declaración de Hugo Bustamante del año 1996 en la que decía que ambas personas habían estado en su casa – ubicada en la calle Covadonga 641, en Villa Alemana— antes de desaparecer. 

Páez y Bustamante se habían conocido en los años 90 en la cárcel y continuaron viéndose hasta que él y su madre desaparecieron. 

Según cuenta Toro en su libro «La Niña Ámbar», una hija de Isabel Hinojosa afirmó que Bustamante había sido la última persona en verlos con vida tras llevarlos a su domicilio. 

“Empecé a analizar la conducta de Bustamante. A Ámbar la mató en su casa y la dejó ahí, junto a él. Los cuerpos de Verónica y Quenito se los llevó con él cuando se trasladó de casa. Concluí que Bustamante no podía estar lejos de la gente que mataba, que era parte de su firma, de su forma de actuar y matar”, dice Toro. 

“Tuve la convicción de que hace 30 años estas personas fueron a Covadonga 641 y nunca salieron de allí”, añade la periodista. 

DOS VÍCTIMAS


Con esa convicción visitó por última vez a Hugo Bustamante en la cárcel, en enero de este año. 

“Le dije: ‘Tú dejas a la gente que matas cerca de ti. Los mataste y los dejaste ahí’. Él trató de evadir la respuesta, fue una conversación muy tensa”. 

Tiempo después, en junio de este año, Bustamante le reconoció a un oficial de gendarmería su conversación con la periodista y su participación en el homicidio de Isabel Hinojosa y Eduardo Páez en el año 1996. 

También le entregó la ubicación exacta de los cuerpos desaparecidos: Covadonga 641. 

Los oficiales de investigación chilenos hicieron las diligencias pertinentes y encontraron dos cuerpos en el lugar. 

El 3 de septiembre pasado la fiscalía confirmó que los restos correspondían a Hinojosa y Páez. 

Hugo Bustamante, el asesino de Ámbar, de su expareja Verónica Vásquez y su hijo Quenito, sumó dos víctimas más. 

Con información de BBC

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