Lula se lava las manos y se desentiende de tensiones políticas con Venezuela
En medio de las tensiones políticas por las elecciones en América Latina, el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva adoptó una postura neutral y se ha desentendido de las campañas políticas, sin mostrar preferencia por candidatos de izquierda o derecha. En particular, Lula se ha distanciado públicamente de Nicolás Maduro, quien busca la reelección en las elecciones del próximo 28 de julio.
Lula declaró este viernes 19 de julio que no ve motivos para «pelearse» políticamente con países como Venezuela, Nicaragua o Argentina, subrayando que lo importante es la relación entre Estados, independientemente de los Gobiernos en el poder.
«¿Por qué voy a pelearme con Venezuela, Nicaragua o Argentina? Que elijan a los presidentes que quieran. Lo que me interesa es la relación de Estado para Estado», afirmó Lula en un acto para anunciar inversiones en infraestructuras, en São José dos Campos, en el interior de São Paulo.
El presidente brasileño ha abogado constantemente por unas elecciones consensuadas en los Acuerdos de Barbados, con plena participación de la oposición y resultados reconocidos por todos. Además, ha defendido la amplia presencia de observadores internacionales y ha expresado su «preocupación» por el veto a la candidatura de María Corina Machado, una postura que fue respondida con dureza por el Gobierno venezolano.
Lula también quiso desmarcarse del gobierno anterior, liderado por el ultraderechista Jair Bolsonaro (2019-2022), calificando ese período como una época en la que Brasil fue «una especie de paria» en la comunidad internacional.
Esta declaración de Lula se produce en un momento de tensión en las relaciones diplomáticas entre Brasil y Argentina, debido a las profundas divergencias con su homólogo argentino, Javier Milei. El contacto entre ambos jefes de Estado es nulo.
Hace aproximadamente dos semanas, Milei realizó su primera visita a Brasil desde que asumió el poder en Argentina en diciembre pasado. Sin embargo, el motivo de su visita no fue para reunirse con Lula ni con ningún miembro del Gobierno brasileño, sino para asistir a un congreso de la ultraderecha en Balneário Camboriú, donde se encontró con Bolsonaro.