Los centros comerciales: La gran “fachada de la crisis ” en el país
Son muchos los aspectos pueden hacer entrar en crisis a los centros comerciales del país. El portal de noticias Contrapunto, realizó un trabajo de investigación donde explican que los locales sin mercancía, aquellos cerrados, los horarios reducidos y los altos precios de los productos y mercancías han alejados a los consumidores y las personas que visitaban de forma regular a los supermercados y establecimeintos.
El portal de noticias indica en su publicación que hoy los centros comerciales parecen la fachada de la crisis en el país. El centro comercial más afectado parece ser el Sambil.
EL TEXTO COMPLETO A CONTINUACIÓN:
La cultura de ir a un centro comercial experimenta una caída estrepitosa en Venezuela. Altos precios, poca mercancía, establecimientos cerrados son realidades que observan quienes aún se “distraen” yendo a estos sitios.
El objetivo era salir al encuentro del centro comercial, caminarlo, sondear su dinámica de fin de semana, observar los hábitos de compra y recorrido de los caraqueños en un espacio tan históricamente concurrido como el Sambil. De lunes a viernes, existe desde el pasado mes de febrero una medida de racionamiento eléctrico en estos espacios, a menos que sean capaces de generar su propia eléctrica. Por ello, durante la semana muchos lucen desolados, sin embargo hoy es sábado y el panorama no lució diferente.
Pasillos prácticamente solitarios, igual situación en incontables tiendas. Si usted detalla las fotos publicadas para el presente texto notará que son pocas por no decir casi ningunas las personas que acudieron al lugar y pudieron adquirir algún producto. Es simple, el bolsillo no se los permite, ni siquiera en aquellas tiendas que solían tener los mejores descuentos y que eran las más frecuentadas.
Ya arriba, comienza el recorrido inesperadamente tranquilo, y es que todo el que alguna vez haya tenido que ir a ese lugar, sobre todo, un fin de semana, recordará que lo que abundaba era personas, a granel, casi empujando, en procesión, entrando y saliendo en manada de cuanta tienda abierta encontraba.
Esta vez no fue así: a la vista fácilmente se observa una inmensidad de pasillos cuasi vacíos, en casi todos los rincones en los que no están farmacias o los cines.
Vitrinas desnudas, tiendas sin mercancía o cerradas, horarios reducidos, instalaciones en deterioro, los centros comerciales en Venezuela ya se están acostumbrando a trabajar a media máquina.
En el país donde el consumismo desenfrenado supo ser norma por décadas, hoy los centros comerciales abundan en negocios cerrados. Es la sensación del pueblo fantasma.
Las tiendas que diariamente tenía a mujeres de todas las edades haciendo largas filas cargadas de ropa, sobre todo las de ropa interior, lucían absolutamente vacías.
Además, la experiencia se torna aun más complicada por algunas escaleras apagadas; baños sin papel higiénico, ni jabón; aires acondicionados que no enfrían lo suficiente; vigilancia escasa; locales casi vacíos de mercancía.
Hoy los centros comerciales parecieran ser la fachada del país en crisis.