Embajador expuso en Suiza situación histórica del Esequibo venezolano

Jorge Valero

Jorge Valero

Realizaron este miércoles, un acto de conmemoración por el 50avo aniversario de la firma del Acuerdo de Ginebra que rige el diferendo territorio entre Guayana y nuestro querido país Venezuela La embajada en Suiza y La misión permanente de esta ante la ONU, realizaron en esta, la llamada “acuerdo de ginebra hoy” donde muestra una secuencia iconográfica cronológica del reclamo histórico de Venezuela sobre sus territorios Esequibo, en esta misma, asistieron gran personal en la jornada realizada en Berna, el embajador venezolano ante la Confederación Helvética, Cesar Méndez, el embajador Jorge Valero, Representante permanente de Venezuela ante la ONU Ginebra.

En esta reunión y celebración del “Acuerdo de Ginebra Hoy”, Jorge Valero nos recuerda a la Venezuela de ayer de la siguiente forma:

Hoy, 17 de febrero de 2016, se cumplen 50 años de la suscripción de un modélico acuerdo diplomático para cimentar la paz y el entendimiento entre dos naciones hermanas: el Acuerdo de Ginebra.

La fratricida trashumancia de conflictos sin fin, alimentada por la avaricia que ha devorado civilizaciones a lo largo del continuum histórico, amenaza hoy con la desaparición de la especie humana.

Reivindiquemos más bien la reconciliación de los pueblos en su policromática diversidad, como desiderátum de un mundo que se reencuentra con su propia esencia.

En los códigos de nuestro tiempo la sacrosanta arquitectura del Derecho Internacional.

Y es que el respeto a este derecho es el fundamento sobre el que descansan la paz y la seguridad; obligación ineludible de los Estados para alcanzar un mundo en el que prevalezcan la justicia y la fraternidad humana.

Tras la desventura del universo, trastocado a lo largo de los tiempos por las guerras y los conflictos de rapiña, la República Bolivariana de Venezuela y la República Cooperativa de Guyana han mantenido relaciones de amistad y respeto, a pesar de la controversia territorial incubada por el colonialismo.

Venezuela y Guyana, suerte es, han adelantado proyectos de cooperación en áreas diversas y consolidado su integración en esquemas como la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), Petrocaribe y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).

Venezuela no ha escatimado solidaridad con su par caribeño. Basta un ejemplo: la creación del Centro Hugo Chávez para la Rehabilitación y Reinserción de las Personas sin Hogar, ubicado en la costa occidental de Berbice, que el pueblo y el Gobierno guyanés han valorado con beneplácito.

Y es que más allá del legado de división, heredado del colonialismo británico, estas naciones hermanas han hecho esfuerzos para mantener lazos de solidaridad entre gobiernos y pueblos.

Pocos resquicios para inocular las aviesas intenciones imperiales que no cesan de avivar innobles ambiciones, a resultas de un diferendo territorial de larga data, con el propósito de fomentar impías rivalidades.

El Gobierno Bolivariano ha reivindicado, con ponderación y fundamento en el derecho internacional, la legítima aspiración de la patria de Bolívar a ejercer soberanía y jurisdicción en su fachada atlántica, recurriendo al diálogo bilateral, a los canales diplomáticos y a los métodos pacíficos.

Y hasta los últimos años la República de Guyana había mantenido una postura semejante.

La controversia jurídica territorial en torno a la frontera entre Venezuela y Guyana está vinculada al Laudo Arbitral de París, de 1899. Un triste entramado fraudulento que por su insostenibilidad jurídica, ética e histórica, fue denunciado por Venezuela ante la ONU, en 1962.

Es por esto que en el Acuerdo de Ginebra, firmado entre Venezuela, Gran Bretaña y la entonces Guyana Británica, el 17 de febrero de 1966, están las bases para la superación de esta controversia.

Cabe destacar que tres meses y nueve días después de la firma del Acuerdo de Ginebra, esto es, el 26 de mayo de 1966, la Guyana Británica obtuvo su independencia de la Gran Bretaña.

Venezuela hizo expresa reserva de los límites territoriales de Guyana hacia el oeste del río Esequibo, con lo cual no tiene efecto jurídico cualquier acto unilateral de disposición del territorio en controversia.

El Acuerdo de Ginebra pauta que la controversia entre Venezuela y Guyana debe ser resuelta amistosamente, “en forma que resulte aceptable para ambas partes”.

En este Acuerdo se estableció que si en un plazo de cuatro años, contados a partir de la fecha de su suscripción, la Comisión Mixta creada al afecto no hubiere llegado a un “acuerdo completo”, los gobiernos podrían recurrir a uno de los medios de solución pacífica previstos en el artículo 33 de la Carta de las Naciones Unidas.

De consuno con este artículo:

Las partes en una controversia cuya continuación sea susceptible de poner en peligro el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales tratarán de buscarle solución, ante todo, mediante la negociación, la investigación, la mediación, la conciliación, el arbitraje, el arreglo judicial, el recurso a organismos o acuerdos regionales u otros medios pacíficos de su elección.

En ese sentido, y dado que para el año 1970 (cuatro años después de la firma del Acuerdo de Ginebra), la Comisión Mixta no había alcanzado un “acuerdo completo”, Venezuela auspició una fórmula de resolución de conflictos, en el contexto del artículo 33 de la Carta de las Naciones Unidas.

Y, dados los buenos oficios del primer ministro de Trinidad y Tobago, Eric Williams, los gobiernos de Venezuela, Guyana y el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte firmaron el Protocolo de Puerto España, el 18 de junio de 1970. Este acuerdo tendría una vigencia de doce años.

En su artículo 1º establece:

Mientras el presente Protocolo permanezca en vigor, el Gobierno de Venezuela y el Gobierno de Guyana, con sujeción a las disposiciones que siguen, explorarán todas las posibilidades de mejorar el entendimiento entre ellos y entre sus pueblos, y en particular emprenderán, a través de los canales diplomáticos normales, revisiones periódicas de sus relaciones, con el propósito de promover su mejoramiento y con el objetivo de producir un adelanto constructivo de las mismas.

A su vez, el artículo 2º del Protocolo reza:

Mientras el presente Protocolo permanezca en vigencia, no se hará valer ninguna reclamación que surja de la contención que se refiere al artículo 1º del Acuerdo de Ginebra (contención de Venezuela al Laudo Arbitral de 1899), ni por parte de Venezuela a soberanía territorial en los territorios de Guyana, ni por parte de Guyana a soberanía territorial en los territorios de Venezuela.

Vale mencionar que el Protocolo de Puerto España fue presentado ante el entonces Congreso de Venezuela, el 22 de junio de 1970, pero este instrumento jurídico no fue ratificado por el Parlamento.

Una vez vencido el lapso de vigencia de este Protocolo, en 1982, Venezuela optó por no prorrogarlo, y decidió que la controversia territorial fuera llevada a las Naciones Unidas, por intermedio del Secretario General, como lo establece el Acuerdo de Ginebra.

Desde 1982 hasta hoy el Acuerdo de Ginebra es el marco jurídico dentro del cual debe resolverse el diferendo. Contravenirlo representa un alejamiento del camino de la diplomacia para llevar a buen puerto esta disputa.

El Numeral 2º del Artículo V, que cito in extenso, establece:

Ningún acto o actividad que se lleve a cabo mientras se halle en vigencia este Acuerdo constituiría fundamento para hacer valer, apoyar o negar una reclamación de soberanía territorial en los territorios de Venezuela o la Guayana Británica, ni para crear derechos de soberanía en dichos territorios, excepto en cuanto tales actos o actividades sean resultado de cualquier convenio logrado por la Comisión Mixta y aceptado por escrito por el Gobierno de Venezuela y el Gobierno de Guyana.

Este artículo cierra así:

Ninguna nueva reclamación o ampliación de una reclamación existente a soberanía territorial en dichos territorios será hecha valer mientras este Acuerdo esté en vigencia, ni se hará valer reclamación alguna sino en la Comisión Mixta mientras tal comisión exista.

El desacato a este artículo, por parte del Gobierno de Guyana, es lo que ha dado pie a que Venezuela -siempre empeñada en respetar los Acuerdos Internacionales suscritos-, demande el respeto al marco jurídico establecido mutuamente.

Pero ha sido pública y notoria la autorización del Gobierno de Guyana a la trasnacional Exxon Mobil, para que explore la existencia de yacimientos de petróleo en aguas que están dentro de la zona en controversia. Esto es, sin duda, una flagrante violación del Acuerdo de Ginebra.

La conducta del actual Gobierno de Guyana -insólita dentro del marco del derecho internacional y de la tradición de respeto mutuo que ha caracterizado las relaciones entre Venezuela y ese país-, ha sido denunciada por nuestro Presidente Nicolás Maduro Moros y por la Canciller Delcy Rodríguez, ante las distintas instancias internacionales, incluyendo a la ONU.

A pesar del desafuero del Gobierno de Guyana, Venezuela ha insistido en las virtudes del diálogo diplomático.

El Presidente Nicolás Maduro Moros y nuestra Canciller Delcy Rodríguez han solicitado al Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, se active el mecanismo del Buen Oficiante para que coadyuve a la superación del diferendo.

Nuestro Jefe de Estado ha reiterado que “Venezuela debe seguir levantando con más fuerza que nunca la reclamación justa sobre el Esequibo, por las vías de la paz”.

Y es esa Diplomacia de Paz la que continúa apuntalando nuestro país; la misma de la que hablaba el Líder Supremo de la Revolución Bolivariana, Hugo Chávez Frías, cuando expresó:

Venezuela tiene derechos históricos sobre el Esequibo. Venezuela fue víctima de un despojo hace un siglo, a través de un Laudo Arbitral. De todos modos, el caso está en las Naciones Unidas y nosotros somos hermanos de Guyana. Jamás llegaremos a ningún tipo de conflicto.

El principio de la paz guía a nuestro Gobierno. Pero esto no significa que obviemos desafueros que contrarían los fundamentos del derecho internacional y quebrantan la tradición del respeto mutuo entre ambos países.

Las naciones deben acatar, en el concierto global, los acuerdos internacionales que suscriben. Y respetar los principios consagrados en la Carta de las Naciones Unidas.

Sólo así –como pauta esta Carta- se crearán “las condiciones bajo las cuales puedan mantenerse la justicia y el respeto a las obligaciones emanadas de los tratados y de otras fuentes del derecho internacional”.

Pertinente es aludir al discurso pronunciado esta semana por nuestra Canciller en el Consejo de Seguridad de la ONU, en el que reafirmó la voluntad pacífica de nuestro país.

Expresó, con meridiana claridad, que “la práctica de la tolerancia y la convivencia en paz como buenos vecinos, son los fundamentos esenciales para la paz mundial”.

Quisiera compartir con ustedes las significativas palabras del Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro Moros:

¡La paz, la paz, la paz será nuestro puerto, será nuestra vida! ¡Y será también nuestra victoria!

¡Les invito, entonces, a que entonemos el himno de la paz!

Es la guerra o es la paz.

El mandamiento de la Paz como el parto de la Historia.

Muchas gracias.

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