Escalofriante crimen: Mató al padre a puñaladas, asesinó a su mamá con una estatua y degolló a la mucama

Un jurado en California declaró culpable a Camden Burton Nicholson, de 34 años, por el asesinato de sus padres, Kim y Richard Nicholson, y de la empleada doméstica Maria Morse en la mansión familiar de Newport Beach. El veredicto fue emitido el último miércoles 22 de octubre.

El triple homicidio ocurrió en febrero de 2019 en una residencia valuada en USD 6 millones, ubicada en la exclusiva urbanización de Bonita Canyon. De acuerdo con los detalles presentados en el juicio y recogidos por PeopleNicholson atacó primero a su padre, a quien apuñaló repetidas veces tras una discusión relacionada con dinero y restricciones impuestas por sus progenitores.

Minutos después, su madre ingresó a la vivienda y fue golpeada en la cabeza con una estatua de metal antes de ser apuñalada.

Al día siguiente, Maria Morse, empleada doméstica de la familia desde hacía años, fue asesinada al llegar a la casa: Nicholson la apuñaló y luego le cortó la garganta, ocultando su cuerpo en un contenedor de plástico dentro de la despensa de la cocina.

El perfil de Camden Nicholson y el deterioro mental previo al crimen

Tras cometer los crímenes, Nicholson realizó varias compras, entre ellas marihuana en un dispensario, juguetes sexuales y costillas en un supermercado, según se expuso en el tribunal. Posteriormente, manejó el auto de su papá hasta una comisaría, donde confesó los asesinatos, aunque alegó haber actuado en defensa propia.

El perfil de Camden Nicholson revela una historia marcada por un drástico deterioro de su salud mental y un cambio radical en su comportamiento. Antes de los hechos, Nicholson había sido un joven activo en la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y participó en una misión mormona en Jacksonville, Florida.

Sin embargo, fue enviado de regreso a casa antes de lo previsto, por razones que no se esclarecieron. A partir de ese momento, su vida dio un giro abrupto. Su hermano, Cavin Nicholson, relató durante el juicio que “en ese corto tiempo, pasó de ser un Boy Scout a consumir marihuana, esteroides, contratar servicios de escorts, todo”, según recogió el Daily Mail.

El acusado abandonó la Universidad de Utah y comenzó a mostrar signos de depresión, ideas suicidas y episodios psicóticos. Su abogado defensor, Richard Cheung, explicó que Nicholson fue diagnosticado con trastorno esquizoafectivo y que había sido hospitalizado en varias ocasiones. A pesar de ello, dejó de tomar la medicación porque creía que lo envenenaba.

En los meses previos a los asesinatos, desapareció de la casa familiar y envió mensajes perturbadores a conocidos. Sus padres, preocupados por su seguridad y la de quienes los rodeaban, le retiraron el acceso a las tarjetas de crédito y, el 5 de febrero de 2019, lo ingresaron en un hospital bajo custodia psiquiátrica. Durante su estancia, Nicholson manifestó a los médicos que sus padres eran “satánicos” y que “tratarían de encontrarme y clasificarme como loco”, según la acusación.

Vía lapatilla