“Adulterio con cachondeo” por Laureano Márquez
Laureano Márquez cuestiona la actuación del oficialismo, quien manifestó su disposición a firmar un acuerdo para respetar los resultados electorales, pero al parecer solo los hubiese aceptado siempre que les fueran favorables.
La castiza palabra “cachondeo” es sinónimo de burla, pero una especie de burla de mayor rango: con ensañamiento. Lo que los venezolanos estamos viviendo en estos tiempos por parte del régimen imperante no puede denominarse de otra manera: que quienes han hecho uso ventajoso y fraudulento del sistema electoral -con rectores del CNE abiertamente parcializados, uso delictivo de fondos y medios públicos para la campaña, amedrentamiento de votantes y práctica sistemática de la de violencia electoral en contra de electores que le son adversos y en contra testigos opositores en mesas electorales que, además, llevan nombres al estilo de“mesa-electoral-comandante-supremo-e-invencible-cueste-lo-que-cueste-Hugo-Chávez”– acusen a sus víctimas de fraude, porque esta vez perdieron y feamente, no puede ser otra cosa que burla, befa, choteo, guasa, broma, jarana, pitorreo, zarabanda o cualquiera de los sinónimos que el “wordreference” le da al cachondeo.
Definitivamente, esta gente es capaz de sacarle punta a una bola de billar. Firman un documento de respeto a los resultados electorales, pero con una letra chiquitica en la que dice: “siempre y cuando ganemos nosotros”. El camino que le viene a Venezuela será supremamente trágico, si el gobierno insiste en desconocer los resultados del 6 de diciembre. Van a tener que enseriar aun más la dictadura.
Es un momento triste para mucha gente del chavismo, porque supone uno que hay aún algunos que creen que protagonizan un cambio y que son adalides de la justicia y el bien común. Debe ser triste cerrar una carrera política como magistrado express, porque por muy bueno que sea el sueldo, la eternidad es demasiado larga como para arriesgarse a ensuciar un nombre “for ever”. Tiene que ser muy feo para el alma ser expresión acabada de todos aquellos males en contra de los cuales alguna vez se luchó. Como decía un sabio profesor de filosofía política: “cada quien vive su propio desgarramiento como si fuese su propia reconciliación”.
Un viejo chiste contaba de un marido que acudió al juez a solicitar el divorcio de su esposa. Cuando el juez inquirió por la causal el hombre dijo: “adulterio con cachondeo”. El magistrado asombrado señaló que le era conocido el fenómeno del adulterio, pero que ignoraba eso del “adulterio con cachondeo”. El indignado marido explicó que al llegar a su casa encontró a su mujer con otro hombre en la cama y cuando intentó formular un reclamo ante la hiriente situación, la esposa le dijo: “¡tú calla!, siéntate y mira para que aprendas”.
Este gobierno adultera la verdad y se cachondea de nosotros. Definitivamente esto es adulterio con cachondeo.