La familia de Caldera difundió un mensaje emotivo en el que agradeció el apoyo recibido durante meses de tratamiento y reseñó que, aunque la enfermedad apagó su presencia física, “la huella de Paola perduraría”.
A finales de 2024, Paola comenzó a sufrir fuertes dolores de cabeza que la llevaron a consultas médicas y, finalmente, al diagnóstico de leucemia linfoide. Ella misma contó el impacto del momento en sus redes. “Pensé que la vida se me iba de un momento a otro… te das cuenta de lo frágil que puede ser la vida”.
Desde entonces decidió compartir su proceso, combinando información sobre su tratamiento, la rutina familiar y momentos de ánimo, como la celebración de su cumpleaños en agosto.
Mientras afrontaba los costos emocionales y económicos del tratamiento, Paola activó una campaña de recaudación para cubrir gastos médicos. Tras su fallecimiento, sus familiares reiteraron el llamado a la solidaridad para afrontar gastos funerarios superiores a 18.000 dólares.
Nacida en Maracaibo en 1995, odontóloga de formación, Paola encontró en las plataformas digitales un espacio para su carisma y creatividad. Solía subir contenido sobre retos, bailes y, sobre todo, relatos sin filtro de la vida cotidiana. Con su esposo formó una familia con dos hijos que actualmente tienen 3 y 8 años, a quienes llamaba “bebechos”.
La búsqueda de seguridad y bienestar, y de atención médica especializada para su hijo mayor, la llevó a migrar a California. Allí trabajó en hotelería (limpieza de habitaciones), un empleo que, como contaba, superaba en ingresos lo que ganaba en Venezuela.