El lago más impresionante y hermoso del mundo está en Latinoamérica

Hay lugares que no solo se contemplan, sino que se sienten. Este lago, escondido entre montañas y volcanes en el corazón de América Latina, tiene ese poder: el de detener el tiempo. Quienes lo visitan dicen que no se trata solo de un paisaje, sino de una experiencia que roza lo espiritual.
Sus aguas cambian de color con la luz del día. Amanecen turquesas, se tornan esmeralda al mediodía y terminan reflejando el cielo con un azul tan profundo que parece infinito. Es un escenario que hipnotiza a los viajeros y que, para muchos, no tiene comparación en el planeta.
Pero su atractivo va más allá del impacto visual. Lo que realmente lo distingue está en su historia, su cultura y la forma en que sus habitantes han aprendido a convivir con él, respetando cada rincón como si fuera sagrado.
Un cráter convertido en santuario
Este lago no nació por casualidad. Es el resultado de un cataclismo ocurrido hace miles de años: una erupción volcánica tan intensa que el terreno colapsó y dio origen a una gigantesca caldera natural. Hoy, ese mismo cráter es un paraíso en calma, rodeado por tres gigantes dormidos: los volcanes Atitlán, Tolimán y San Pedro.
Estamos hablando del Lago de Atitlán, en Guatemala, considerado por muchos viajeros y fotógrafos como el lago más hermoso del mundo. Desde los miradores que lo rodean se puede ver cómo el sol y las nubes dibujan sombras sobre su superficie, como si el paisaje cambiara cada minuto.
Por: Gizmodo