Delincuencia, plagas y epidemias: Cómo es la dura vida en los edificios invadidos de Venezuela (+Fotos)

Erick quisiera salir corriendo del edificio abandonado donde se refugia desde hace ocho años en Caracas. Aunque vive un infierno, prefiere seguir esperando allí por la casa que -asegura- le prometió el régimen de Nicolás Maduro.

Es el sueño de unas 120 personas que residen en Jehová Giré, el nombre que dieron a una edificación de la Magistratura a medio construir en la barriada de Petare.

Símbolo de las invasiones toleradas desde la época del fallecido Hugo Chávez (1999-2013), el esqueleto de concreto es hogar de indigentes, damnificados de desastres naturales y caídos en desgracia por la peor crisis económica en la historia moderna de Venezuela.

Foto: AFP

“Estoy cansado de vivir aquí (…). Si tuviera para donde irme, me iría de esta vaina”, dijo a AFPTV Erick Hurtado en la terraza de la estructura, desde donde se divisan las inmensas favelas de Petare.

Sobran razones para el hastío de este mototaxista de 42 años: Desde hace cuatro meses no hay agua y los residentes rompieron el asfalto e improvisaron una conexión, en plena calle, para bañarse y lavar ropa con una manguera.

Solo hay un baño y un balde plástico funciona como letrina, la electricidad se limita a la planta baja -única habitada-, y las plagas esparcen enfermedades.

“Este sitio no es estable para vivir, especialmente por los niños, porque hay epidemias, zancudos, cucarachas, ratas”, asegura a su vez Roni Aranguren, albañil de 42 años.

Foto: AFP

Despedido por un recorte de personal y en la calle tras derrumbarse su casa, Roni se guareció hace dos años en el edificio con su esposa y cuatro hijos. Aguanta con la misma ilusión: “Una vivienda digna”.

Pero teme por sus hijos en un país con 85% de escasez de medicinas y hospitales públicos colapsados. “Aquí ya se han muerto dos niños”, dice.

En Jehová Giré viven unos 80 menores, pero solo 50 van a la escuela y a menudo se ausentan por falta de transporte y alimentación, cuenta a AFP Stéphanie Marcelot, de la ONG Rayiluz, que ayuda a los residentes.

Foto: AFP

Estómagos hinchados atestiguan la desnutrición de muchos pequeños, que deambulan sucios y enferman de dengue, escabiosis o bronquitis. Son también comunes los embarazos precoces.

Con los años quedaron en el olvido las razones por las que el inmueble fue abandonado.

Algunos cuentan que los funcionarios se negaron a trabajar en un suburbio considerado peligroso y fueron trasladados, comenta a AFP Katiuska Camargo, de Rayiluz.

Atrás quedaron los cubículos de oficinas de cuatro metros cuadrados, transformados en dormitorios con camas, televisores y neveras apiñados.

Sus ocupantes alimentan la esperanza con la fortuna de unos pocos compañeros que lograron el objetivo y viven en un cercano edificio de la Gran Misión Vivienda.

Foto: AFP

Mediante ese programa, Nicolás Maduro asegura que se han entregado 2,6 millones de viviendas subsidiadas desde 2011, pero la oposición denuncia que la cifra está sobreestimada.

La ocupación ilegal más famosa fue la de la Torre de David, un rascacielos de 28 pisos que albergó a unas 1.150 familias entre 2007 y 2014 y hoy sigue abandonado. La edificación fue recreada en la teleserie estadounidense Homeland.

Cansados también de la estigmatización de la policía, que considera el lugar una guarida de delincuentes, los ocupantes de Jehová Giré conformaron una cooperativa para ser reconocidos como damnificados y no invasores.

Con ello esperan ser trasladados pronto a un complejo de Misión Vivienda en Cúa, en las afueras de Caracas.


con información de AFP

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