Venezolanos se refugian en el dólar para sortear la hiperinflación
José Ramón García, transportista de alimentos en Venezuela, tuvo que detener su camión por no poder costear neumáticos nuevos a 350 dólares cada uno, o el equivalente en moneda local a la tasa que marca el mercado negro: unos 90 salarios mínimos.
Por María Ramírez y Eyanir Chinea / Reuters
En un país con control cambiario que limita el acceso a dólares, una inflación de cuatro dígitos que fulmina el valor del dinero, así como con escasez de alimentos e insumos, el caso refleja la creciente dolarización no oficial de la economía venezolana y los problemas de quienes no tienen acceso a las codiciadas divisas.
“Es frustrante, porque te das cuenta que trabajas para comprar dólares y medio ahorrar, porque no vale la pena tener bolívares”, dijo el atribulado conductor del sur del país, que pasó a ser un desempleado.
En tiendas gourmet o de diseño en Caracas, las costillas de cerdo importadas o los zapatos se venden hasta en 150 dólares. Y aunque estos bienes se reservan a expatriados o al grupo reducido de venezolanos con ingresos en dólares pagados en cuentas en el extranjero, recientemente servicios básicos como vacunas y consultas médicas también se dolarizaron.
Venezuela tiene una larga tradición inflacionaria, pero este año empezó a experimentar alzas diarias de precios, un síntoma pernicioso de hiperinflación que ha obligado a muchos a buscar refugio en otras monedas.
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Yoselin Aguirre, de 27 años, elabora y vende accesorios femeninos, y desde hace poco tiempo ofrece su trabajo en dólares o el equivalente en bolívares según la tasa que reporta el sitio estadounidense dolartoday.com, referente del mercado.
“No puedo pensar en bolívares ya, porque así uno tiene que dar un precio cada hora. Mientras me están pagando algo por un lado, por otro me están aumentando la materia prima”, agregó, indicando que compra sus insumos también en dólares.
“Para sobrevivir, te tienes que dolarizar, así el Gobierno siga en su burbuja”, sentenció.
El Gobierno socialista del fallecido Hugo Chávez instauró en 2003 un control de cambio que impide la libre circulación de divisas, cuyo valor y distribución controla el Estado.
Su sucesor, Nicolás Maduro, ha mantenido la política, pero con una tasa altamente sobrevaluada de 10 bolívares por dólar, con lo que, ante la caída de los ingresos petroleros, fuente principal de los dólares que se venden a través del control, el sistema ha hecho aguas.
La falta de vías legales para que las personas compren dólares empuja al alza su precio en el mercado paralelo, tasa cada vez más referencial para la economía, donde un billete verde vale unos 120.000 bolívares.
Maduro culpa a dolartoday de inflar las tasas como parte de una “guerra económica” de sus enemigos políticos, y ha jurado que 2018 será el año de la tan ansiada recuperación económica.
Navidad en crisis
En tanto, el bolívar pierde valor tan rápidamente que en Maracaibo, capital del petrolero estado Zulia, decoraron árboles de Navidad en la calle con billetes de baja denominación.
El dinero circulante se disparó un 464 por ciento de junio hasta mediados de diciembre, según el Banco Central. Para los economistas, mientras Maduro no restrinja la impresión de dinero y ajuste la tasa de cambio, la inflación seguirá al alza.
En la frontera sur y occidental, con Brasil y Colombia, los precios de alimentos como el aceite, huevos y harina de trigo, importados de países vecinos, varían a diario en función de la cotización del dólar, según un recuento hecho por Reuters.
Y en Caracas, según el mismo conteo, las arepas con queso, el desayuno tradicional hecho con harina de maíz, aumentó un 65 por ciento en sólo dos semanas, y en ese mismo período el kilo de jamón dio un salto del 171 por ciento.
Los precios incluso impactaron la celebración de la Navidad, que esta temporada se caracterizó por la escasez de pinos y juguetes, además de carne, pollo y harina de maíz para la elaboración del plato típico.
Rafael Vetencourt, trabajador siderúrgico de 55 años, dijo que para una cirugía le pidieron 250 dólares a fin de traer un equipo importado necesario para la intervención.
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“No ganamos en dólares, es un abuso el cobro en dólares”, dijo, aunque piensa usar parte de sus ahorros para la cirugía.
Algunos venezolanos aprovecharon una bonanza petrolera reciente y acumularon dólares a precio controlado. Y ante el creciente éxodo de venezolanos debido a la crisis, algunas familias han empezado a recibir remesas desde el extranjero.
El banco de inversión Torino Capital estima que “residentes” poseen unos 14.000 millones de dólares en deuda emitida por el país en los últimos años, por lo que personas de clase media viven de los dividendos en dólares de sus bonos.
Pero para la mayoría de los venezolanos los dólares todavía son una quimera inalcanzable.
“Muchas familias viven con los dólares que les mandan de afuera y pueden comprar comida, pero cómo hago yo que gano en bolívares y no tengo manera de ahorrar para comprar divisas”, dijo entre lágrimas Cristina Centeno, una maestra de 31 años, que está buscando trabajo por internet que pague en dólares. Reuters