Lo que debes saber sobre la intolerancia y alergias alimentarias

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Un pequeño porcentaje de la población mundial presenta reacciones adversas al comer cierto tipo de alimentos

Estas condiciones son provocadas por algunos componentes presentes en los víveres que consumimos y que resultan difíciles de asimilar por nuestro organismo, reseña eme de mujer.

Comúnmente al referirnos a esto hablamos de intolerancia y alergia alimentaria; y  aunque se suele pensar que son lo mismo, existe una gran diferencia.

La intolerancia alimentaria involucra dos cosas: la incapacidad del organismo para digerir correctamente determinado alimento y la irritación del sistema digestivo provocada por el consumo de ese alimento.

Las intolerancias más frecuentes son a lactosa, presente en productos como la leche y el yogurt; a la sacarosa, conocida como azúcar, lo cual limita el consumo de dulces; a la fructosa, el azúcar natural contenido en las frutas; y al gluten, componente principal de algunos cereales.

Los síntomas de la intolerancia alimentaria incluyen náuseas, gases, dolor abdominal, diarrea, irritabilidad y nerviosismo.

A pesar de padecer esta condición y limitar la lista de los productos que puedes comer, esto no quiere decir que no logres disfrutar del placer de la gastronomía.

Existen diversas opciones especializadas en tus necesidades en los supermercados para ayudarte a sobrellevar tu tipo de régimen alimenticio.

Por su parte, la alergia alimentaria es una forma específica de intolerancia que activa el sistema inmunológico.

Así, el encargado de luchar contra las infecciones en nuestro organismo interpreta que un determinado alimento es una amenaza y desencadena una respuesta desproporcionada.

Este tipo de condición se hereda y, por lo general, se identifica en los primeros años de vida.

Los síntomas de la alergia alimentaria pueden ser respiratorios (estornudos, asma, tos), cutáneos (picazón, urticaria, erupciones, inflamación de labios, boca, lengua, cara o garganta) y gastrointestinales (vómitos, cólicos, hinchazón).

Los alérgenos alimenticios más comunes son los huevos, el trigo, los crustáceos y los frutos secos. Así mismo, la alergia más frecuente durante la lactancia es a la proteína de la leche de vaca (APLV).

Aunque el 80% y el 90% de los pacientes van adquiriendo tolerancia a las proteínas de la leche de forma natural al alcanzar la edad de cinco años,  esta condición afecta a gran cantidad de bebés y niños.

Sin embargo, con los avances en materia de medicina de los últimos tiempos una fórmula de caseína extensamente hidrolizada (descomposición de una proteína de la leche por medio del agua) podría ser la solución a este problema.

En cualquier situación, lo recomendable es evitar la ingesta de los alimentos que causan estas reacciones, ya que su consumo además de causarnos malestar afecta nuestro metabolismo.

De igual forma, consultar con tu nutricionista cuáles productos puedes consumir y cuáles no siempre es una buena opción.

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