DeSantis aseguró que esta ofensiva representa un nuevo nivel de cooperación estatal con la política migratoria del presidente Donald Trump, reseñaron medios estadounidenses.
Los migrantes detenidos provienen principalmente de Guatemala (437), México (280), Honduras (153), Venezuela (48), El Salvador (24) y otras nacionalidades (178). Muchas de las capturas se realizaron en operativos de tráfico o en entornos laborales. Activistas señalan que algunos de los afectados tenían solicitudes de asilo pendientes o permisos de trabajo válidos.
Datos oficiales indican que el 63% de los detenidos tenía antecedentes penales. Autoridades locales aseguran que entre ellos figuran miembros de pandillas como MS-13, Tren de Aragua, Barrio Azteca y otras organizaciones delictivas transnacionales.
Esta operación en Florida ha sido calificada por funcionarios como “histórica”. Y responde al creciente número de acuerdos de colaboración entre agencias locales y el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE).
En la actualidad, existen más de 500 pactos activos en 38 estados, siendo Florida el territorio con mayor nivel de participación: los 67 condados del estado han suscrito algún tipo de convenio con el gobierno federal.