Al llegar, los oficiales encontraron a la madre en estado de shock y a la bebé sin signos vitales.
Según el testimonio de Trusty, la noche anterior había preparado un largo baño, una costumbre que repetía con frecuencia y durante la cual solía quedarse dormida.
La madre declaró que había puesto a la bebé en una silla mecedora junto a la bañera, pero al notar que la pequeña estaba inquieta, la colocó sobre su regazo, justo por encima del agua.
Sin embargo, poco después se quedó dormida y afirmó que no recordaba lo que había ocurrido.
La fatídica mañana se desarrolló cuando una de las hijas de Trusty, al notar la prolongada ausencia de su madre y hermana, decidió investigar.
Lo que encontró la dejó horrorizada: su hermana menor yacía inerte, boca abajo en la bañera, sumergida en el agua. Aproximadamente dos horas habían transcurrido desde que la madre se quedara dormida, como consecuencia del alcohol.
La niña, de siete años, desesperada, corrió a buscar a su abuela, que también se encontraba en la casa y llamó a la Policía.
Las autoridades arrestaron a Trusty y la trasladaron a la cárcel del condado sin derecho a fianza.
Según informaron los agentes, durante el traslado la mujer escupió en la consola central de la patrulla policial, lo que derivó en un cargo adicional en su contra por daños a un lugar de confinamiento.