La compañía de Elon Musk indicó que los seis motores de la nave espacial parecían haberse apagado uno por uno, por lo que perdieron el contacto a los ocho minutos y medio del vuelo.
Lo que se esperaba, es que la nave espacial sobrevolaría el Golfo de México desde Texas. Sería un recorrido casi circular alrededor del mundo similar a vuelos de prueba anteriores.
SpaceX la había cargado con 10 satélites simulados para practicar su liberación. Fue el primer vuelo de esta nueva y mejorada nave espacial.
En un intento audaz, SpaceX desplegó los gigantescos brazos mecánicos de la torre para interceptar el propulsor en su descenso.
Por un breve instante, el propulsor quedó suspendido sobre la plataforma, pero las fuerzas en juego resultaron demasiado grandes. Los ‘palillos’, como se les conoce a los brazos, no lograron sujetar firmemente la carga, y el propulsor se desestabilizó.
La alegría inicial se transformó en decepción tanto para el equipo de SpaceX como para los entusiastas reunidos en Texas.
“Fue genial ver descender un propulsor, pero obviamente estamos decepcionados por la nave”, dijo a medios locales el portavoz de SpaceX, Dan Huot.
Agregó que tomaría tiempo analizar los datos y averiguar qué sucedió. “Es una prueba de vuelo. Es un vehículo experimental”.
Lo cierto, es que la desintegración del cohete fue un golpe significativo para SpaceX, pero la compañía destacó que logró recuperar exitosamente el propulsor Super Heavy en el sitio de lanzamiento.
Este vuelo de prueba formaba parte de los esfuerzos de SpaceX para mejorar la tecnología y acercarse a sus metas de expansión espacial, incluyendo el despliegue de satélites Starlink y la reutilización de componentes del cohete.