El 18 de noviembre, Kelsey Glover interrumpió la insulina de su hija, lo que rápidamente afectó la salud de la niña. En los días previos al ahogamiento, Giselle comenzó a vomitar y, finalmente, quedó postrada en la cama, debilitada por la falta de su tratamiento.
Durante este tiempo, Bryant relató que Glover mantenía a su hija en la habitación principal, con música fuerte para ahogar los gritos de auxilio de la niña.
«Kelsey Glover la mantenía en la habitación con la música a todo volumen, para que no se escucharan sus gritos de ayuda», declaró Bryant a los investigadores. Mientras tanto, Giselle se encontraba cada vez más enferma y sin recibir la atención médica adecuada.
El 20 de noviembre, Kelsey Glover llevó a Giselle a la bañera y la sumergió bajo el agua, según la Policía.
Los documentos judiciales afirman que testigos intentaron intervenir para detener a Glover, pero no tuvieron éxito. Fue en ese momento cuando la joven perdió la vida, ahogada por su madre.
“¿Cómo puede una madre hacerle esto a su hija, especialmente a una niña enferma? Es algo que no puedo entender”, expresó un vecino a WESH, quien prefirió mantenerse en el anonimato.
El caso comenzó cuando Kelsey Glover fue arrestada, inicialmente por agresión agravada contra su compañera de cuarto, Bryant.
Sin embargo, tras la muerte de su hija, las autoridades decidieron presentar cargos de asesinato en primer grado contra Glover.
Según los investigadores, los hechos apuntan a un crimen premeditado debido a la manipulación de la medicación de Giselle y a la acción directa de sumergirla en el agua.
Glover, de 35 años, está detenida en la cárcel del condado de Osceola sin derecho a fianza. Su primera comparecencia ante el tribunal fue suspendida, y se ha programado una audiencia para determinar su detención preventiva el próximo 4 de diciembre.
La fiscalía solicitó que Glover permanezca en prisión hasta el juicio, señalando que representa un peligro para la comunidad.