La compañía emitió un comunicado en el que señaló que el barco experimentó un “movimiento repentino” debido a las condiciones climáticas extremas.
Un video difundido en redes sociales mostró sillas deslizándose, botellas cayendo y rodando por los pasillos, mientras los pasajeros gritaban alarmados. Jonathan Parrish, uno de los presentes, narró a CBS News que estaba disfrutando de un espectáculo en el teatro del crucero cuando la situación se tornó crítica.
“Sentimos un viraje brusco a la derecha, seguido de otro más fuerte. El espectáculo se detuvo y, al salir del teatro, vimos un desastre: botellas caídas del bar y mercancías esparcidas por el suelo del Royal Promenade”, relató Parrish.
Otro testigo, Simon Goodenough, confesó haber pensado inicialmente que el movimiento era parte de los efectos especiales del show. “Solo al ver las caras de los empleados entendimos que algo no estaba bien”, aseguró.
Dan So, otro de los pasajeros del crucero, recordó la angustia vivida. “Se podían oír los vasos cayendo y a la gente gritando. Fue aterrador. Llegué a pensar que el barco podía volcarse y envié un mensaje a mis colegas despidiéndome”.
El capitán del Explorer of the Seas explicó que los vientos habían pasado de 76 km/h a 138 km/h en cuestión de minutos, lo que provocó el repentino movimiento. Según Parrish, el mensaje del capitán logró calmar a los pasajeros, quienes fueron enviados a sus camarotes mientras se realizaban controles de seguridad.
A pesar del pánico, solo se reportó un herido, quien fue trasladado a un hospital tras una parada de emergencia en el Puerto de la Luz y de Las Palmas en Gran Canaria. El barco permaneció detenido durante tres días antes de retomar su ruta por el Atlántico.
Sin embargo, algunos pasajeros optaron por no continuar el viaje y prefirieron regresar a casa en avión, según reportó el medio Atresmedia.
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