El informante, posteriormente identificado como el hermano de la víctima, precisó a la policía que su pariente acababa de dispararle a su padre.
Una autopsia determinó que la víctima sufrió nueve disparos, uno de los cuales ingresó en su cabeza por encima de la oreja izquierda y salió por la frente derecha.
Durante la investigación, el hermano de la víctima informó a las autoridades que él y otro testigo estaban terminando de cenar cuando recibieron una alerta en su teléfono de una cámara de seguridad, indicando que alguien armado con una pistola se acercaba a la casa.
Cuando fue a buscar su arma a su dormitorio, el testigo escuchó tres disparos y vio a su sobrino sosteniendo una pistola.
Según el testigo, el hombre de 31 años, en un tono amenazante, obligó a su tío y otra persona a sentarse en el sofá. Ambos declararon haber sentido un intenso temor por sus vidas, convencidos de que Hazlett estaba a punto de abrir fuego.
Según el testimonio del hermano, la víctima aún mostraba signos de vida tras los primeros disparos. Sin embargo, en un acto de brutalidad extrema, Hazlett se abalanzó sobre su padre y le disparó directamente en la cabeza, ejecutándolo.
El testigo dijo que Hazlett III parecía como si hubiera «entrado con una misión… Entró para matarlo». También consideró que estaba plenamente consciente. En concreto, dijo que parecía “muy coherente” durante el incidente y que “no parecía estar bajo la influencia” de ninguna sustancia.
De momento, Hazlett III fue arrestado y encarcelado en la cárcel del condado de Pine.