Venezolana narra la terrible experiencia que vivió con el paso de la Dana

Bravo, llegó hasta la segunda planta, que es donde vive y en ese momento vio como el agua entraba con fuerza al parking

Paiporta, considerada como la “zona cero” de la DANA por la devastación que ha dejado a su paso por la región de Valencia, España.

Mailuska Bravo, caraqueña, quien reside en ella desde hace un año junto con su novio, un guardia civil que fue determinante para que ella sobreviviera a la riada registrada aproximadamente a las 7y30 de la noche del pasado martes 28 de octubre.

“Milu”, como la conocen, acababa de salir de su apartamento para que King Kong, su perrito chihuahua, hiciera sus necesidades fisiológicas. De pronto, Bravo, quien en Venezuela llegó a trabajar en un medio nacional como diseñadora de modas, escuchó los gritos de su pareja: ‘¡Corre Milu, corre Milu, que allá viene el río!”.

Lo demás fue todo como en cámara rápida.

Yo me asusté y agarré al perro, que es pequeñito, no entendía, pero empecé a correr y cuando estoy llegando al edificio empezó a llegar el río, el agua apenas me tocó los pies”, recuerda.

Bravo, quien se gana la vida como instructora de yoga, llegó hasta la segunda planta, que es donde vive y en ese momento vio como el agua entraba con fuerza al parking.

Tragedia en la Comandancia

Según Bravo había gente que quería sacar sus coches y en ese intento se cayó el muro de la comandancia de la Guardia Civil que está cerca.

Durante esta tragedia, fallecieron un funcionario del organismo policial y la novia del teniente adjunto. Todo sucedió ante la impotencia de un grupo de agentes que no pudo hacer nada para rescatarlos.

Los reportes de la prensa local revelan que el teniente adjunto logró salir del garaje en último momento tras nadar e incluso bucear hasta las escaleras de emergencia. Tiró del brazo de su novia en un intento desesperado por ponerla a salvo, pero la fuerza del agua los separó.

Fue horrible, horrible, por el ruido, por los coches que arrastraba el agua, la gente que gritaba, Hubo un autobús que se quedó varado con gente y dentro gritaban porque el agua subía. Yo estaba en mi terraza y el corazón se me iba a salir, pero no podía hacer nada. No paraba de gritar y llorar…”, detalla “Milu”.

Yate arrastrado por el río

Luego de ese evento que los estremeció, la pareja de la venezolana con 14 años en España, la sacudió y le pidió que hiciera rápido una mochila con lo que primero que viera, lo más urgente.

 “De inmediato subimos a la azotea porque no sabías si el agua iba a subir. Veíamos como el agua arrastraba los autos, camiones, hasta un yate tenía al frente de mi casa. Era impresionante también la cantidad de basura”, rememora.

Esa primera noche Mailuska no durmió. A su esposo le tocó trabajar en medio de la tragedia que sacudió a la Guardia Civil. “Fue devastador. Yo me quedé con mi perrito. Estuve sin luz, sin agua. Traté de no usar mucho el teléfono, no quería consumir la batería”.

Al día siguiente, al constatar lo sucedido, el impacto fue mayor.

Ya hoy viernes me tropiezo con otra cara: veo numerosos gestos de solidaridad con el pueblo y a eso le sumo una enorme cantidad de mensajes de conocidos, amigos y familiares que me escriben y que me llaman. Pese a que mi novio casi no puede estar aquí por mucho tiempo, me siento muy acompañada”.

Los grupos de voluntarios, bomberos y organizaciones ayudan a la comunidad con alimentos y agua potable. “Lo único que nos hace falta es agua para bañarnos, pero poco a poco, nos estamos levantando”.

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