El trágico día en que una nadadora veterana de 63 años fue devorada por un tiburón
Hace más de 10 años, un caso insólito y trágico se vivió en una tranquila playa en Nueva Gales del Sur (Australia), el día en que Christine Armstrong, una nadadora veterana de 63 años de edad, fue devorada por un tiburón en las aguas que, durante más de 14 años, le habían sido tan familiares.
Ese 3 de abril de 2014, la mañana había iniciado como cualquier otra: Armstrong y sus amigos habían acudido a Tathra Beach para una jornada habitual para ellos, la mejor forma de iniciar el día para ese grupo. Rob, el esposo de Christine, la observa con admiración.
A mitad de la travesía entre Tathra Wharf y la playa, el grupo de nadadores mantenía su ritmo tranquilo. Nadaban en línea, dispersos pero conectados por años de amistad. Christine Armstrong, como siempre, iba un poco más adelante, sin notar que, en las aguas, algo se movía sigiloso. De hecho, según Infobae, nadie notó el cambio, ya que el mar, sereno en su superficie, comenzó a agitarse en las profundidades.
En ese momento, uno de los nadadores alzó la vista y vio la aleta. Saliendo del agua como una cuchilla, el tiburón había cortado la superficie sin hacer ruido, acercándose sigilosamente. De hecho, el golpe fatal del animal apenas se escuchó.
La oscuridad del océano tragó a Christine repentinamente. Nadie se dio cuenta de lo inusual del hecho.
Rob salió del agua, creyendo que ya su esposa había salido del peligro. Los demás también apuraron el nado hacia la orilla. Solo después de un rato, notaron que Christine no se encontraba entre ellos. Aunque la llamaron reiteradamente, no respondió al llamado.
Al día siguiente, notaron que la corriente arrastró hasta la orilla su gorro de baño, sus antiparras y lo que quedaba de ella.
«Ella no habría sufrido. No habría tenido tiempo de saber lo que pasaba«, se repetía Rob, su esposo, como una forma de lidiar con la pérdida.
Con información de Infobae