Encuentran tres barcos hundidos durante la “Batalla Olvidada” de la Segunda Guerra Mundial
En junio de 1942, las fuerzas japonesas capturaron Attu, una pequeña isla en el extremo occidental de las Islas Aleutianas, en Alaska (EE.UU.). Destruyeron las casas y aldeas de los nativos americanos Saskinax y Unangax, a los que capturaron como prisioneros de guerra en la ciudad de Otaru. Casi la mitad de ellos murieron y a los supervivientes no se les permitió regresar a su isla de origen.
Dominar ese punto estratégico era vital para controlar las vías de navegación en el Pacífico Norte. Cuando Estados Unidos se dio cuenta de su pérdida, comenzaron de inmediato los preparativos para recuperar ese territorio. Lo que vino a continuación fue la única batalla terrestre en suelo estadounidense durante la Segunda Guerra Mundial.
Tras meses de acoso aéreo, en mayo de 1943 las tropas aliadas lanzaron su contraofensiva final para expulsar a los invasores. En apenas 18 sangrientos días, los japoneses perdieron 2.351 soldados y los norteamericanos 549, lo que convirtió el enfrentamiento, al que se conoce como la “Batalla Olvidada”, en uno de los conflictos más mortíferos en el Pacífico.
Hace apenas unas semanas, los investigadores de la Universidad de East Carolina terminaron la primera campaña arqueológica subacuática en las aguas de las Islas Aleutianas. El proyecto dirigido por el doctor Dominic Bush, que contó con especialistas tanto estadounidenses como japoneses, logró localizar e identificar tres naufragios.
Esos barcos, a los que nadie había visto en más de 80 años, eran los cargueros militares nipones Kotohira Maru y Cheribon Maru y el norteamericano SS Dellwood. La invasión de Attu era la primera vez que una potencia extranjera ocupaba territorio estadounidense en América del Norte desde la guerra contra los británicos de 1812, una hazaña que no se ha repetido desde entonces.
Los arqueólogos navegaron durante 10 días en el barco de investigación Norseman II y exploraron el fondo marino utilizando una combinación de sonar de apertura sintética, una tecnología de imágenes acústicas, y cámaras submarinas para detectar e identificar restos de aeronaves, buques u otros elementos sumergidos.
El primero que descubrieron, el Kotohira Maru -un carguero de 5.000 toneladas que transportaba provisiones, materiales de alojamiento y combustible para las tropas japonesas estacionadas en Attu- estaba a más de 90 metros de profundidad. El día que se hundió, apenas dos de sus tripulantes pudieron ser rescatados.
Los informes militares indican que la embarcación recibió dos impactos y que el arco se rompió. Así es exactamente como la han hallado sobre un fondo marino arenoso. Los mástiles y la timonera siguen en pie, aunque la nave sigue moviéndose en lo más profundo del mar.
Día de Acción de Gracias
Más cerca de la costa se encontraban los restos del Cheribon Maru. Envuelto en algas y otras especies marinas, la nave de 3.000 toneladas hundida por bombarderos estadounidenses el Día de Acción de Gracias de 1942 estaba a unos 10 metros de profundidad. Al menos 15 miembros de la tripulación murieron durante el naufragio, aunque algunas fuentes apuntan que esa cifra llegó hasta las 55 personas.
El único barco estadounidense localizado durante la campaña, el SS Dellwood fue descubierto exactamente el día que se cumplían 81 años de su hundimiento. El barco de casi 3.500 toneladas chocó el 19 de julio de 1943 contra una cresta sumergida y se fue a pique mientras era remolcado a un muelle cercano.
Las imágenes del sonar y los datos de los sumergibles revelaron que el buque especializado en tender y reparar cables submarinos de telecomunicaciones estaba gravemente desarticulado a más de 30 metros bajo la superficie del mar, probablemente como resultado de un bombardeo posterior al siniestro, ya que se había convertido en un peligro para la navegación.
El sonar de alta resolución permitió identificar muchos objetivos más pequeños, la mayoría de los cuales, según dicen los investigadores, serían imposibles de ver utilizando formas más tradicionales de detección. “El fondo marino de Attu está plagado de vestigios de la Segunda Guerra Mundial, incluidas docenas de anclas, cadenas, bloques de amarre y boyas, así como materiales usados en la construcción de la base, como vigas, tuberías y cables”, explican en un comunicado.
También se encontraron numerosos tramos de redes antisubmarinas. Los anillos metálicos de estas redes, que recuerdan a una armadura de cota de malla, fueron documentados con sorprendente detalle. “El proyecto marca el comienzo de un mayor enfoque en la olvidada campaña de las Islas Aleutianas y en la historia de la Segunda Guerra Mundial de Alaska”, dicen los expertos.