Los secretos que revela un nuevo estudio sobre los niños sacrificados hace 600 años en Chichén Itzá por los mayas

Ocurrió hace más de 600 años. Eran niños –64, para ser exactos– y fueron sacrificados a los dioses de la antigua Chichén Itzá, la espléndida ciudad precolombina de los mayas, en la península de Yucatán (al sur del actual México).

Aparte de lo terrible que hoy pueda parecernos esta forma de morir, el análisis paleogenético de sus huesos aporta valiosa información sobre una de las culturas más fascinantes y enigmáticas de América, gracias a una investigación publicada en Nature.

Se cree que el códice maya de Dresde (s. XI-XII) fue enviado por Hernán Cortés a Europa en 1519 como homenaje al rey Carlos I de España. CC BY

En el año 1517, el explorador Francisco Hernández de Córdoba (1467 – 1517) descubrió la península de Yucatán (México), habitada por los mayas. Era una sociedad con una espectacular arquitectura monumental, con profundos conocimientos de astronomía y matemáticas y una de las pocas culturas americanas que habían desarrollado un complejo sistema de escritura.

Los recién llegados se sorprendieron sobre todo por los rituales que practicaban los nativos, incomprensibles para la mentalidad europea del siglo XVI.

A la sombra del dios Serpiente

De la civilización maya, destaca la ciudad sagrada de Chichén Itzá, construida entre los años 800 y 1100 de nuestra era y situada en el actual estado mexicano de Yucatán.

En el norte de la urbe se erige el emblemático templo de Kukulkán, muy cercano al cenote sagrado, un sumidero que contiene los restos de más de 200 individuos, la mayoría de ellos niños que fueron sacrificados a sus divinidades.

Por BBC Mundo

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