Harinas con telarañas y arroz con gusanos: beneficiarios del CLAP narran lo que han conseguido en alimentos de las bolsas (+Video)

«Se cambian frutas, hortalizas y verduras por tus productos de la bolsa«, anuncia una pizarra al lado de un camión estacionado en un barrio humilde de Caracas.

Este intercambio se refiere a las controvertidas bolsas de alimentos del programa CLAP (Comités Locales de Abastecimiento y Producción) que el gobierno de Venezuela distribuye mensualmente a precios subsidiados. Durante años, estas bolsas han sido criticadas por la baja calidad de los productos y los retrasos en la entrega.

Judit de Machado, de 70 años, se encuentra frente al camión lista para cambiar varios alimentos subsidiados por unos tomates y cebollas. «A veces vienen de muy mala calidad. Al arroz le han salido gusanos y la harina a veces viene con telarañas«, comenta a la Voz de América. De Machado, una enfermera jubilada, señala que aunque cuestiona la calidad de los alimentos, son «indispensables» debido a la crisis.

Ella y su esposo cuidan y alimentan a sus cinco nietos, preparando el almuerzo diario para ellos. Sin embargo, insiste en que los productos en ocasiones «han salido dañados y entonces nadie se los quiere comer en la casa».

Como ella, otras personas se detienen frente al camión, leen la pizarra y luego regresan con carritos cargados principalmente con harina que traen desde sus casas, dispuestos a intercambiarlos. En el suelo hay cestos con piña, bananos, aguacates, zanahorias y yuca.

María Acosta, de 67 años, también critica la calidad de la harina de maíz precocida incluida en las bolsas CLAP, fundamental para preparar las arepas, el plato típico venezolano. «Es incomible», afirma. Es su primera vez en el camión, aunque antes ha intercambiado alimentos desde su casa. «Por mi casa pasan cambiando (…) yo las cambio por jabón para lavar (…) una vez cambié cinco kilos de harina por 500 gramos de jabón». Esta vez, entregó 20 paquetes de harina de un kilo por el equivalente a un dólar en hortalizas.

Carmen Pérez, otra beneficiaria, explica que muchas personas aceptan estas bolsas por necesidad debido al bajo poder adquisitivo y el alto costo de vida en Venezuela, afectada por una inflación crónica y la depreciación constante del bolívar. Las bolsas o cajas CLAP, creadas en 2016 bajo el gobierno de Nicolás Maduro, fueron una respuesta a la crisis económica que llevó a cifras históricas de inflación y desabastecimiento.

El programa CLAP, dirigido principalmente a poblaciones vulnerables, ha estado implicado en escándalos de corrupción. Las bolsas suelen incluir cuatro kilos de harina, un kilo de arroz, dos kilos de pasta y tres latas de sardina, y no son gratuitas. Judith y María pagan 35 bolívares (un dólar), mientras que Carmen paga 65 bolívares (casi dos dólares).

Alexander Díaz, vocero de un consejo comunal, defiende las políticas sociales del gobierno de Maduro, atribuyendo los problemas económicos a «un ataque nacional hacia la moneda nuestra». El salario mínimo en el sector público es de 130 bolívares mensuales (3,5 dólares), insuficiente para cubrir incluso un kilo de pollo, que cuesta 3,88 dólares. La remuneración promedio en el sector privado es de 210 dólares mensuales, aún insuficiente para cubrir los gastos de alimentación.

Óscar Cáceres, que viaja semanalmente desde el estado de Trujillo para vender hortalizas en Caracas, ha comenzado a recibir alimentos CLAP que luego intercambia. «Hay un compañero que compra a 5 dólares el saco (de 20 kilos), y yo lo recibo a como me lo compran», dice. Aunque no obtiene ganancias de los productos CLAP, afirma que esta estrategia ayuda a la gente a resolver la comida del día.

Susana Rafalli, experta en seguridad alimentaria, señala que «Venezuela es una nación en franco retroceso frente a los objetivos mundiales en nutrición», con seis millones de personas enfrentando inseguridad alimentaria, una cifra comparable a África.

El relator de Naciones Unidas sobre el derecho a la alimentación, Michael Fakhri, criticó en febrero las cajas CLAP por «socavar la dignidad humana» y ser susceptibles al clientelismo político. Destacó irregularidades como el abastecimiento esporádico y la discriminación en la entrega por motivos políticos.

Desde 2017, la ONG Transparencia Venezuela ha recibido más de 800 denuncias de irregularidades en el programa CLAP, incluyendo sobreprecios, productos en mal estado, y uso de las bolsas con fines electorales.

En marzo, Maduro prometió incluir proteínas en las bolsas CLAP. «En 60 días quiero garantizar para nuestro pueblo la carne de pollo enlatada, la carne de res enlatada, su caraota y la sal», dijo el mandatario. Aseguró que el programa CLAP fue clave para enfrentar la «guerra de las colas (filas)».

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