El virus “devorador de anos” que mata al 30% de las personas se está propagando de manera preocupante
Una misteriosa enfermedad carnívora que mata alrededor del 30% de las personas que se infectan se está extendiendo rápidamente por Japón.
En los primeros dos meses de 2024 se detectaron en el país unos 378 casos de síndrome de shock tóxico estreptocócico (STSS). Se cree que el año pasado hubo 941 casos, lo que ha generado preocupación de que este año se supere con creces esa cifra.
El STSS es causado por una forma más grave de la bacteria que causa el estreptococo A, la infección de garganta por estreptococo A común en los niños.
Este año se han detectado infecciones en todas menos dos de las 47 prefecturas de Japón, lo que genera sorpresa sobre cuán extendida se ha vuelto la bacteria. El Japan Times informa que normalmente hay menos de 200 casos por año de esta enfermedad estreptocócica del grupo A, la más grave.
Sin embargo, lo preocupante de esta avalancha en particular es que los expertos han admitido que actualmente no saben qué es lo que la está causando. Un portavoz del Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas (NIID) dijo: “Todavía hay muchos factores desconocidos con respecto a las formas de estreptococos de aparición grave y repentina. No estamos en la etapa en la que podamos explicarlos”.
Los especialistas le llaman “la enfermedad devoradora de anos”
En la última semana no han parado salir en bucle noticias sobre una “alerta” en Japón por el aumento récord de casos de síndrome de shock tóxico estreptocócico (STSS), una infección bacteriana, potencialmente mortal, bautizada como la “enfermedad carnívora” porque, en los casos más graves, puede provocar necrosis de los tejidos conectivos que cubren los músculos. El STSS es causado principalmente por bacterias llamadas estreptococos del grupo A, que se transmiten a través de las pequeñas gotas de saliva.
Fue el pasado 17 de enero cuando Asahi Shimbun, uno de los periódicos más grandes de Japón, recogió un informe del Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas en el que se advertía que el número de pacientes diagnosticados con STSS habían aumentado a 941 en 2023, superando el récord anterior de 894 establecido en 2019.
“Se estima que el 30% de los casos de STSS terminan en muerte porque los síntomas pueden empeorar repentinamente. Existe la preocupación de que la enfermedad se propague aún más en Japón porque se han confirmado cepas que tienen alta virulencia”, rezaba la información.
En la misma pieza se señalaba que la infección era especialmente peligrosa entre adultos mayores de 30 años y que se habían reportado varias muertes en cuestión de horas por fallos orgánicos múltiples. De los 65 pacientes adultos diagnosticados con STSS entre julio y diciembre del año pasado, aproximadamente un tercio de ellos fallecieron.
El mismo 17 de enero, el Ministerio de Salud japonés hizo pública una petición a los gobiernos locales para que analizaran muestras tomadas de pacientes con el fin de determinar las cepas que estaban circulando por el país. “Hay muchas cosas que no sabemos, como por qué la bacteria se vuelve fulminante“, avisaba Takashi Nakano, profesor de enfermedades infecciosas en la Facultad de Medicina de Kawasaki.
Cinco días después, la versión en inglés del diario Japan Times se hacía eco del aumento récord de la infección bacteriana, añadiendo que las autoridades sanitarias habían instado a la gente a tomar medidas preventivas básicas como lavarse las manos y limpiarse bien las heridas. Aunque los expertos no se aclaraban sobre cuál era el proceso de infección, muchos coincidían en que la bacteria infecta a pacientes sobre todo a través de heridas en manos y pies.
¿CÓMO SE HA EXTENDIDO LA BACTERIA EN JAPÓN?
“El STSS apareció por primera vez en Japón en 1992. Desde entonces, se ha notificado un promedio de 100 a 200 casos confirmados anualmente, pero la cifra de 2023 superó todos los récords”, destacaba la nota de Japan Times.
Los siguientes días, los médicos japoneses aclaraban en las televisiones locales que la mayoría de las personas infectadas no presentan síntomas, y, si lo hacen, normalmente experimentan dolor de garganta, fiebre, diarrea, vómitos o fatiga intensa. En niños, explicaban, el estreptococo del grupo A es el responsable de infecciones habituales como la amigdalitis y la escarlatina.
Pero la realidad más cruda también es que la bacteria puede causar la infección de los tejidos subcutáneos, provocando insuficiencia renal, dificultad respiratoria aguda o la coagulación intravascular diseminada, una anomalía de la coagulación que puede desencadenar hemorragias y trombosis.
“La infección más común provocada por los estreptococos es la faringitis aguda, sobre todo en niños de entre 6 y 12 años. Pero en los adultos están aumentando las infecciones que no solo dañan directamente tejidos como la faringe, sino que la respuesta inmune desencadenada también ataca a varios órganos”, cuenta el doctor Masahiro Kami, director del Instituto de Investigación sobre Gobernanza Médica, una organización de investigación ubicada en Tokio.
“Las infecciones suelen comenzar en las manos y los pies y se propagan rápidamente. Este tipo de complicación se suele denominar infección estreptocócica fulminante. Muchos pacientes mueren por insuficiencia multiorgánica, con una tasa de mortalidad del 30 al 70%“, continúa Kami.
El ministro de Salud, Keizo Takemi, salió en una rueda de prensa para informar que, si bien las autoridades desconocían la causa exacta del aumento de infecciones, probablemente estas estaban relacionadas con el repunte de enfermedades respiratorias después de que Japón eliminara el año pasado todas las restricciones de la pandemia.
Es lo mismo que ocurrió en la vecina China después de que el Gobierno levantara de golpe el año pasado todas las restricciones. Pero en el caso del gigante asiático, la alerta se disparó por el aumento de casos de niños con neumonía, provocando durante varias semanas una ola de ingresos que desbordó muchos hospitales pediátricos del norte del país.
¿CUÁNDO HA SALTADO LA ALERTA QUE HA LLEGADO A LA POBLACIÓN JAPONESA?
A finales de enero, el Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas de Japón publicó otro informe en el que destacaba sobre todo el aumento de la tasa de letalidad de las infecciones para personas mayores de 50 años (solía estar entre el 9,1% y el 19,7%, pero el año pasado aumentó al 30,9%), argumentando que eso podía deberse a la llegada al país de una cepa británica altamente patógena y más transmisible.
Hace unos días, el mismo instituto advertía de que los casos de este año apuntan a nuevos récords porque, únicamente entre el 1 de enero y el 17 de marzo de este 2024, ya se habían reportado 422 infecciones.
Pero el informe también destaca que, además de STSS, desde el levantamiento de las restricciones por el Covid habían aumentado los casos de otras enfermedades como la influenza, el micoplasma y el rinovirus. O brotes también con cifras récord de herpangina o del virus respiratorio sincitial (VRS).
Las noticias sobre la alerta por la “enfermedad carnívora” -es importante recordar el dato de que el año pasado hubo 941 casos en un país donde viven 126 millones de personas-, se fueron apagando de las primeras páginas de los medios japoneses.
Pero casi mes y medio después, el 15 de marzo, The Guardian recuperó el tema con el siguiente titular: “Misterio en Japón mientras las peligrosas infecciones estreptocócicas se disparan a niveles récord”. Y continuaba: “Los expertos advierten que una infección bacteriana rara pero peligrosa se está propagando a un ritmo récord en Japón, y los funcionarios luchan por identificar la causa”.
Esa presentación tenía todos los ingredientes para que el tema se volviera viral, como así sucedió. La noticia, que había pasado prácticamente desapercibida fuera de Japón, fue rebotada sin filtros ni contexto por muchos medios internacionales, elevando en algunos casos la preocupación pública de las autoridades niponas a una alerta sanitaria global.