“Un crimen perfecto”: La descuartizadora de San Cristóbal que asesinó al amante, cocinó los restos en un guiso y lo sirvió en su restaurante

 

Emilia «La Turca» Basil, es una mujer que se dio a conocer en la década de los 70 como «la descuartizador a de San Cristóbal», quien asesinó a su amante y cocinó sus restos para servirlos en su restaurante «Yamile».

El 28 de marzo de 1973 una vecina alertó sobre el mal olor que provenía de la basura que tiraba Basil y la denunció, cuando unos efectivos acudieron al lugar encontraron entre los desechos el torso de un hombre.

Rápidamente la investigación apuntó a «La Turca», quien se había hecho conocida en la zona por los pucheros, guisos y empanadas árabes que ofrecía en su restaurante.

Cuando los uniformados fueron por ella, confesó el crimen de José Petriella, un inmigrante italiano de 60 años con quién tenía una relación extramatrimonial, argumentó que cometió el asesinato porque él la amenazaba con contarle a su esposo sobre su relación.

La mujer fue a juicio acusada por el homicidio de su amante, no mostró arrepentimiento, pero se lamento ante el juez: “Yo no tuve a nadie que me llevara los bultos en un auto. Esa fue mi desgracia; si no, le puedo asegurar que no me descubrían más”.

La mujer fue condenada a 10 años de prisión.

Sobre La Turca se conoce que nació en el Líbano en 1911, en los años 40 se fue a vivir a Argentina en busca de un mejor futuro, allí conoció a Felipe Coronel Rueda, con quién se casó y tuvo tres hijas.

La familia se mudó a una casa en la calle Garay al 2200 dónde instalaron su restaurante, en ese momento no pudieron cubrir el costo de la propiedad por ese motivo negociaron que su dueño original, el «Tano» Petriella, podría quedarse en una pieza en el fondo hasta que ellos pagarán por completo.

En 1973 el negocio no producía suficiente y Brasil comenzó una relación con Petriella, durante varios meses todo transcurrió bien, pero el 24 de marzo de ese año el hombre desapareció, luego de que comenzará a exigir más tiempo con ella y a acosarla, además le exigió tener relaciones sexuales bajo la amenaza de pedirle al esposo el total de la deuda y contarle sobre la relación que tenían.

La cocinera empujó a su amante y como el insistía en tener un encuentro sexual, ella paso un cordón por su cuello y lo apretó por al menos un minuto, hasta darse cuenta de que el hombre estaba muerto. Luego puso el cadáver en un cajón de madera y cuatro días después lo sacó a la calle con el resto de la basura.

Sin embargo, lo único que estaba entre los desechos era el torso del hombre, su cuerpo había sido descuartizado, hervido en distintas ollas y servido como parte de los platos que ofrecían en el restaurante .

Ante el juez Juan Carlos Liporace, la mujer reveló: “Mi marido y mis hijas no tuvieron nada que ver, no sabían nada. Fui sola… Lo hice y lo volvería a hacer una y mil veces. Lo ahorqué, descuarticé y herví su cabeza tres días seguidos. Me cansé de mirarla mientras se hallaba en ebullición. Lo hice y lo volvería a hacer”.

No sé arrepintió del crimen, y de lo único que se lamentó fue de no haber tenido un vehículo para botar los restos, incluso aseguró que si lo hubiese tenido habría cometido el «crimen perfecto».

Emilia Basil salió de prisión con libertad condicional en 1979 y desde entonces no se supo más de ella.

 

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