Las leyes que convirtieron a las personas trans en una “pesadilla” en Estados Unidos

Una oleada de leyes para restringir los derechos de las personas de la comunidad LGBT recorre las legislaturas estatales en Estados Unidos.

En lugares tan remotos como Hawái y Alaska, la montañosa Montana o los sureños Alabama y Florida se han presentado diversas medidas que buscan desde prohibir libros sobre personas LGBT en las escuelas hasta limitar los espectáculos de drag queens.

Tan solo este año, de acuerdo con la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU, en inglés), se han propuesto cerca de 500 proyectos de ley, en su mayoría impulsados por el Partido Republicano y apoyados por organizaciones conservadoras y cristianas.

Pero dentro colectivo LGBT, las personas transgénero se han convertido en el blanco principal de la extrema derecha estadounidense, señalan grupos de derechos humanos y activistas como Gillian Branstetter, quien trabaja como portavoz de la ACLU.

Los republicanos han decidido poner en su agenda central a las personas trans, hasta tal punto que aspirantes políticos de todos los niveles hacen campaña con la promesa de coartar sus derechos de cara a las elecciones de 2024.

Entre las medidas implementadas en varios estados está la prohibición de los tratamientos de reafirmación de género en menores. De acuerdo con un estudio de la Universidad de California, en EE.UU. hay alrededor de 300.000 personas de menos de 18 años que se identifican como trans.

En los estados donde los gobiernos han sido más hostiles, como Texas, familias enteras han tenido que mudarse en busca de que sus hijos tengan acceso a los servicios de salud que necesitan.

En otros lugares, como en Carolina del Norte, se prohibió que este colectivo use los baños del género con el que se identifican, mientras que en Misuri las mujeres trans no pueden participar en competencias deportivas femeninas.

Branstetter apunta a la ideología nacionalista-cristiana como el motor de las leyes “antitrans”.

Según la portavoz de ACLU, se puede identificar el inicio de esta oleada en el año 2016, con la victoria de Donald Trump en las presidenciales.

Con ella profundizamos en esta entrevista sobre los desafíos que enfrentan las pérsonas trans en Estados Unidos, así como las causas y consecuencias de la ofensiva contra el colectivo.

¿Podrías poner en contexto la situación que viven las personas trans en EE.UU.?

Las personas transgénero en los Estados Unidos se enfrentan a una ola de ataques políticos, un extremismo creciente y una retórica deshumanizadora. La realidad es que nunca lo tuvieron fácil en el país, pero en el transcurso de los últimos años nos hemos convertido en los personajes principales, así como una pesadilla de los políticos reaccionarios, como gobernadores y algunas mayorías legislativas estatales. También de organizaciones de extrema derecha como los Proud Boys y otros neonazis.

Alrededor de EE. UU. se han presentado proyectos de ley para prohibir la discusión en el aula sobre orientación sexual o identidad de género y medidas para restringir los procedimientos médicos de afirmación de género. También hemos visto una ola de prohibición de libros sobre temas de personas queer y personas trans. Y el regreso de las restricciones sobre qué baños deben usar las personas transgénero.

Los contornos de la vida de las personas transgénero se están reescribiendo radicalmente en este país ahora mismo.

Esta es una crisis nacional impulsada por un aspecto venenoso de nuestra política: el miedo y la ignorancia sobre quiénes son las personas transgénero y lo que implica nuestra atención médica. También es un esfuerzo iliberal y francamente autoritario para hacer cumplir normas de género extremadamente rígidas utilizando toda la fuerza del Estado.

¿Es posible establecer cuándo comenzó esta oleada?

Creo que es útil pensar que desde los años de Donald Trump.

A partir de 2015 y 2016, grandes sectores de la derecha y del Partido Republicano en Estados Unidos dirigieron su atención hacia las personas trans.

Esto se debe a una variedad de razones, pero creo que la más crítica es que en el centro de su ideología, en el centro de un punto de vista nacionalista-cristiano, hay una comprensión muy rígida de lo que hace que alguien sea un hombre y lo que hace que alguien sea una mujer y qué roles deben desempeñar hombres y mujeres en la vida pública.

Para hacer cumplir estas definiciones muy rígidas de hombre y mujer, necesitan mitificarlo.

Necesitan presentar lo que supuestamente Dios pretendía o lo que pretendía supuestamente la naturaleza, y establecer que las personas transgénero, por nuestra simple existencia, traicionamos ese mito.

Has dicho anteriormente que estos ataques comenzaron en momentos en que las vidas de las personas trans se hacen más visibles.

No es que las personas trans fueran invisibles antes de 2016. Les podías ver en cualquier programa de televisión, ya fuese en tertulias, realities o películas ganadoras del Oscar como Boys don’t cry. La diferencia, creo, es el tipo de historias que se cuentan.

Esas historias que se contaron antes de la última década cosificaron a las personas transgénero o malinterpretaron quiénes somos, nos humillaron, se burlaron de nosotros, nos avergonzaron.

Creo que todos esos shows sirvieron para que se rechazara la idea de que los derechos trans eran un proyecto político serio y que se rechazara que es posible vivir una vida trans. Al ponernos en la televisión para burlarse de nosotros, para retratarnos como villanos, como enfermizos y destinados a fallar, se reforzaba la noción del género que el patriarcado entiende como correcta.

Pero en la última década comenzamos a ver un cambio en esas historias. Las personas trans se conectaron a través de las redes sociales.

Entonces se iniciaron los esfuerzos para difundir historias basadas en los tipos de mundo que queremos construir para nosotros, uno en torno a los principios de la autodeterminación y la autonomía corporal, la dignidad y los derechos humanos.

Creo que eso asustó mucho a la derecha. Extrañan la época en la que las personas trans no eran más que objetos de burla y vergüenza.

Igual quiero aclarar que la visibilidad sin protección es una trampa. Esa visibilidad en los medios, campañas de marketing, etc. son una herramienta insuficiente para defender las vidas trans y darles los recursos materiales que necesitan para vivir sus vidas al máximo.

Ahora que nos hablas de las campañas de marketing y los esfuerzos de visibilidad de la comunidad trans por parte de algunas empresas, nos puedes explicar el concepto “capitalismo woke” que ha estado en el centro de la discusión de todo lo que está pasando y que los políticos están usando para impulsar sus iniciativas.

No es solo en EE. UU. En Brasil escuchamos al presidente Jair Bolsonaro y en Hungría al presidente Víktor Orbán hablar de esta manera. Hablan como si ser una persona queer fuese algo que te han impuesto.

Vladimir Putin en Rusia y Orbán en Hungría acusan a Occidente y a la Unión Europea, mientras que Bolsonaro a la izquierda.

En EE.UU. han creado una especie de paraguas que han llamado “la mafia woke”.

Se han apropiado de un lenguaje que vino del activismo de las personas negras, para quienes ser woke significaba despertar y ser consciente de las formas implícitas en las que las instituciones eran injustas.

Se apropiaron de ese lenguaje y ahora lo usan para coartar cualquier esfuerzo real en contra de las injusticias sistémicas, el racismo sistémico, la naturaleza de la misoginia y la transfobia en el país.

Alguien como el gobernador de Florida, Ron de DeSantis, ha tratado de capturar ese discurso.

Cuando Ron de Santis aprobó la ley que ahora se conoce como el proyecto “No digas gay”, que tiene como objetivo que no haya ninguna mención de personas LGBT dentro de un salón de clases, la empresa Disney se pronunció en contra. No creo que realmente hicieran algo para derogar la ley o cualquier otra cosa. Simplemente pusieron su voz.

Y esto le dio a DeSantis la oportunidad de presentar la idea de que las identidades queer eran algo que empresas como esta le imponen a las personas.

La discusión permitió a DeSantis ingresar a las primarias presidenciales pintándose a sí mismo como el David que se enfrenta a un Goliat cuando, de hecho, lo que sabemos es que él es el Goliat que corre por Florida y empuja la cabeza de los niños queer contra el suelo.

De alguna forma puede decirle a la gente que la está defendiendo de esta supuesta “ideología”, cuando en realidad es un autoritario.

¿Por qué ha sido el Partido Republicano el que ha colocado este tema como parte central de su agenda?

Creo que es importante hablar sobre dónde encajan los derechos de las personas transgénero en su agenda política.

DeSantis no solo ha aprobado una serie de medidas en contra de las personas trans en Florida, sino también en contra de los migrantes, para hacer sus vidas miserables, para aumentar el riesgo de que sean arrestados y prohibirles el acceso a la sanidad pública.

Víctor Orbán y Vladimir Putin salen diciendo explícitamente cuáles son las intenciones detrás de este tipo de políticas de una manera que un político estadounidense no sería capaz.

Cuando Orbán habla de personas trans, o personas queer en general, habla de ello a la par de sus restricciones contra los inmigrantes que ingresan a través de Europa.

Y la razón es que estás medidas están en el centro de su identidad nacionalista. Orbán ha dicho explícitamente que no quieren un país diverso.

Ron DeSantis no es tan explícito pero ha establecido estas mismas herramientas.

Creo que los extremos de nuestra política encuentran la transfobia particularmente útil, y por eso es muy común en los principales espacios mediáticos conservadores. Los principales candidatos pueden utilizarla y no enfrentar un rechazo abrumador.

Ven esto como una puerta para mover cada vez más sus ideas extremistas a la corriente principal del discurso político en EE.UU.

¿Puedes explicarnos qué es la disforia de género y por qué son tan importantes los tratamientos de reafirmación que buscan prohibir los estados más conservadores?

La disforia de género es un término para describir la inconformidad que siente la mayoría de las personas trans con respecto a su físico y cómo se relaciona con su sentido propio del género.

Creo que la manera más precisa para que una persona cisgénero lo visualice es preguntarle: ¿Qué significaría considerarte a ti mismo un hombre y que tuvieras senos? Eso probablemente le traería incomodidad.

Para las personas trans puede tener el resultado de una abrumadora sensación de disociación, de sentir que están en peligro tus relaciones con tus seres queridos, con tu familia. Crea una profunda sensación de inautenticidad. Es como si usaras un disfraz todos los días. Esa puede ser una sensación mortal, puede crear vergüenza y estigma.

Los procedimientos médicos de reafirmación de género son, en términos generales, tratamientos que ayudan a aliviar esa angustia. Varían mucho según la edad de la persona que los usa.

Cuando es en niños, en realidad se trata de asesoramiento y tal vez una transición social. Cambiar los cortes de pelo, las formas de vestir, el nombre y los pronombres.

Si esa disforia persiste, como suele ocurrir, una persona trans podría usar bloqueadores de pubertad. Eso para darle más tiempo para tomar decisiones sobre el menor a todos los involucrados, los familiares, los consejeros y terapeutas.

Si la persona busca efectos feminizantes, se bloquea la testosterona y si busca efectos masculinos, el estrógeno. Más adelante, por supuesto, están las cirugías.

Hay algunas cosas que quisiera enfatizar. Para los niños no se busca ningún tipo de atención médica permanente. Y además, la gente es muy consciente de todos los riesgos involucrados en estos procedimientos. Es una forma de atención muy individualizada.

Siempre se sopesan los riesgos de no hacer nada. Se habla mucho de los problemas de salud mental en las personas trans y el alto riesgo a las adicciones y el notable riesgo de suicidio.

Hay que establecer por qué esto es así. Y es realmente por esa negación de su propia autonomía. Cuando sientes que la forma de tu cuerpo no es una decisión en la que estás involucrado, que es la decisión que otras personas toman por ti, es una experiencia deshumanizante.

¿Qué sucede con las personas intersexuales en EE. UU. y por qué no se han prohibido las operaciones en ellos?

El término intesexual describe un amplio espectro de condiciones físicas que usualmente se presentan al nacer. Pueden ser desde divergencias hormonales, hasta las características sexuales como la forma de los genitales.

A través de los siglos, las personas intersexuales han sido forzadas a operarse básicamente al nacer. Estas operaciones no son necesariamente en su mejor interés. Y cuando hablamos de un recién nacido, claramente no podemos hablar de su sentido de identidad.

Todas las leyes que se han presentado contra los tratamientos de reafirmación de género explícitamente exceptúan estas operaciones [a las personas intersex] que son forzadas durante una etapa muy temprana.

Como dije, el movimiento conservador tiene un entendimiento muy rígido sobre el género, y lo tratan de reducir a la biología, el derecho y la naturaleza o Dios.

Las personas intersexuales son más comunes que las personas naturalmente pelirrojas. Permitir que existan y permitirles su propia autonomía reta sus mentiras de la misma manera que las personas trans.

¿Hay algún margen de acción de cara al futuro ante estas iniciativas de los políticos estadounidenses?

No hay una respuesta fácil. No es un nudo que podamos desentrañar fácilmente. Las personas trans piensan desde hace mucho que son una prioridad para sus enemigos y un pensamiento secundario para sus amigos.

Hay muchas instituciones, políticos y personas en general que son ampliamente inclusivos con las personas transgénero. Pero no están tomando estas amenazas realmente en serio.

Por eso debemos asegurarnos de que nuestros aliados y nosotros mismos seamos más ruidosos que aquellos que nos están amenazando.

Lo hemos visto en algunas sesiones legislativas en las que se han usado reglas de debate para detener las leyes en contra de las personas trans.

Hemos visto una unidad creciente entre el movimiento pro aborto y pro derechos trans.

Pero esto es una lucha generacional. Ya sabes, es mucho más fácil quemar una casa que construirla.

Sé que podemos darle la vuelta a lo que sucede, creo que podemos.

Tenemos que hacerlo de manera que no sea solo para esta generación, sino también para las generaciones futuras. Eso significa que va a tomar algún tiempo.

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