El año pasado, Caracas (Venezuela) se llenó de hamburgueserías. Había 150 marcas distintas repartidas por toda la ciudad, según un estudio de Front Consulting que usó redes sociales y visitas presenciales para evaluar el fenómeno. Muchas de ellas eran copias de otras, lo que evidenciaba falta de originalidad y sobreoferta en sectores donde se han enfocado emprendedores.
Este boom de nuevos negocios se inició en 2020, cuando la pandemia de covid-19 obligó a muchos a trabajar desde sus casas. Pero fue en 2021 cuando se disparó, aprovechando un leve repunte económico que generó algo de liquidez en el país. Sin embargo, muchos emprendedores no supieron planificar ni analizar el mercado, y terminaron fracasando o cerrando, recoge Bloomberg Línea.
“Hubo una expansión momentánea por alguna liquidez en el país y las personas detectaron que había una oportunidad de negocios y aprovecharon, pero el tema es cómo se abordan las oportunidades, posiblemente lo subestimaron y no entendieron que podía ser pasajera. El problema fundamental es la estructura económica de mercado en el país, pero debería entenderse el entorno y asesorarse para entender”, dice Aramis Rodríguez, doctor (PhD) en Ciencias Empresariales y consultor del Centro de Innovación y Emprendimiento del Iesa.
Entorno inestable y restringido
Rodríguez señala que la situación económica de Venezuela es muy particular y debe ser estudiada con cuidado antes de lanzarse a emprender. El año pasado, el Gobierno del presidente Nicolás Maduro anunció un crecimiento económico del 15%, pero luego se produjo una fuerte desaceleración.
El especialista considera que este tipo de fluctuaciones no se dan con la misma intensidad en otros países, donde el dinamismo económico se basa más en la competitividad, la tecnología y los cambios de hábitos que en las reglas de mercado o las variables económicas.
Falta de creatividad y formación
Otro factor que ha afectado al sector emprendedor es la escasa creatividad o diferenciación de los negocios. María Carolina Rondón, CEO de La Clínica en Bicicleta y miembro de la Junta Directiva de la Asociación de Jóvenes Empresarios (AJE), afirma que muchos emprendedores carecen de formación empresarial para gestionar adecuadamente un negocio y de un plan sólido que les permita adaptarse al mercado.
“Falta creatividad para diferenciarse de la competencia, y es que en el medio de emprendimiento con demasiada frecuencia llegan ideas de modelos de negocios tipo Uber pero de cualquier cosa, o el modelo tropicalizado de tal cosa que funciona en tal parte del mundo”, explica Rondón, quien recomienda investigar y conocer el mercado antes de iniciar un negocio así como adquirir habilidades empresariales y asesoramiento.
Competencia desleal y desconfianza
La proliferación de negocios similares y simultáneos en un mercado con tendencia a reducirse puede provocar una canibalización entre ellos. “Va a subsistir allí el más competitivo”, advierte Rodríguez.
Además, esta saturación puede generar desconfianza entre los consumidores, que ven cómo muchos negocios cierran o cambian rápidamente. Rodríguez opina que esto también podría generar nuevas expectativas y redimensión de los planes entre los emprendedores.
La profesionalización como clave
Para Rodríguez, lo ideal es que el sector emprendedor se profesionalice y se vea como una disciplina más.
“Es una disciplina como lo es la biología, odontología o arquitectura. Si no se ve como una profesión, posiblemente pase lo que está pasando. Se deben hacer análisis profundos, con pensamientos críticos, cuantificar, unir puntos, muchos se han dejado llevar por lo que de repente dijo alguien en un evento o red social, por lo que mi recomendación es: cambie la mentalidad, no solo acción en la calle, rodéese de los mejores, busque información”, puntualizó.