Hilda Mendoza, coordinadora de esa ONG, indicó que aunque por lo general los casos no son identificados ni registrados debido a factores culturales, también impera un vacío legal que impiden contemplar al hombre como víctima desde una perspectiva de género.
Por lo menos así se desprende de la opinión de especialistas y funcionarios, quienes participaron como informantes en dos grupos focales realizados por el OVV Nueva Esparta para el estudio “Violencia, desigualdad y género”, liderado por el Observatorio Venezolano de Violencia en sus 15 sedes del país.
La investigación reveló que en las discusiones focalizadas se comentaron casos aparentemente excepcionales, aunque cada vez más frecuentes, de víctimas masculinas de violencia intrafamiliar.
Reiteró que, sin embargo, los hombres no están tipificados legalmente como posibles víctimas de violencia de género.
La psicóloga Marjorie Bravo observó que, si bien es cierto que la violencia de género referida a la ejercida por el hombre hacia la mujer, causando daños físicos, sexuales o psicológicos, es la más frecuente y visible, existe una “realidad silente” que afecta al sexo masculino.
Especificó que en los casos que involucran a los hombres como víctimas, se emplean generalmente los conceptos de violencia doméstica o intrafamiliar.
Aunque la mujer es la principal víctima de agresiones físicas y sexuales en la entidad neoespartana con 94,1%, según el monitoreo realizado por el OVV Nueva Esparta en 2022, estimó que existe un subregistro en relación a las víctimas masculinas, debido a la escasa disposición del varón a denunciar situaciones de agresión por su pareja o una mujer, y esto por razones culturales, sociales y legales.
La Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia se concentra exclusivamente en diversas formas de agresión contra las personas del sexo femenino, especialmente aquellas en situación de vulnerabilidad, a causa de relaciones desiguales de poder sobre ellas por motivo de su género.