Desgarradoras historias de venezolanas explotadas sexualmente en Colombia por redes del Tren de Aragua
Ante el aumento de la migración venezolana a Colombia y otros países latinoamericanos, agrupaciones delictivas, como el «Tren de Aragua», originario de Venezuela, han aprovechado para sacar dividendos de la explotación sexual.
De hecho, según un trabajo publicado por El Espectador, la mujeres que son sometidas a prostitución suelen caer en dicho oficio, luego de ser engañadas e investigadas cuando llegan, de forma ilegal, otras fronteras. La más común de estas es Colombia. Muchas de estas mujeres son, incluso, menores de edad.
En ese sentido, el portal de noticias consultó a varias venezolanas que han caído en estas redes y a las mismas se les han colocado, en el trabajo de investigación, nombres ficticios para proteger su identidad. Catalina es una de las muchas víctimas de este delito que no está en las cifras de las entidades. Según contó, migró cuando tenía 16 años, evadiendo los radares de las autoridades migratorias, por la trocha conocida como «La Platanera». Iba con su hijo de brazos, en busca de un trabajo que le permitiera pagar sus gastos y ayudar con dinero a su familia en Venezuela.
«Entré por la desesperación. El primer día recuerdo que me ofrecieron diciendo: ‘Miren, llegó carne fresca; tiene 16 años. Es una niña, es manipulable, ella va a hacer lo que tú digas’. Y sí, uno no se puede negar, porque me amenazaban con matar a mi hijito«, afirmó la joven.
Reveló que ni siquiera tuvieron que retenerle sus documentos de identificación, ya que tenía suficiente miedo con las amenazas de que le harían daño a su pequeño.
«Es un ambiente violento, todos golpean: el proxeneta encargado y el que paga por sexo. Se convive con la muerte. A una muchacha de 17 años, la mató un cliente por no quedarse más tiempo del que habían acordado. Uno sabía que la próxima podía ser uno«, agregó.
El medio de comunicación reveló que, por su parte, la noche más barata se paga en «El Galpón», como se conoce el «pagadiario» más económico de La Parada, cuesa entre $8.000 o $10.000 (S$2.5) la noche. Usar la cocina cuesta dinero adicional.
«Ellos mismos (El Tren) son los que dan algún trabajito al comienzo. De ‘trochero’ o ‘maletero’ (el que carga mercancía por las trochas), de venta de tinto o de reciclaje y así van perfilando a las mujeres y controlando todo. Parecen psicólogos, cuando uno ya está endeudado y pide auxilio le dicen que uno tiene la salida entre las piernas y lo llevan a través de sus fichas al bar o burdel», detalló Catalina.
Otra mujer, cuya identidad se mantiene oculta detrás del nombre de Ana, indicó que migró de Venezuela a sus 25 años, con su bebé de seis meses. Detalló que, al poco tiempo, comenzaron a ahogarla las deudas, por lo que tuvo que pedir dinero prestado al «Tren de Aragua».
«Me endeudé con el ‘pagadiario’ y ahí empecé la peor etapa de mi vida: la prostitución (…). Es tu vida o esos cuatro pesos. A mí la señora del ‘pagadiario’ me dijo que yo era boba, que estaba pasando trabajos porque quería y me llevó a un sitio. Tenía que acostarme hasta con tres hombres en un rato, ella se encargaba de cobrar la plata y yo no hacía mucho más. Duré tres años en eso», lamentó.
Así mismo, Carolina, una mujer de 43 años de edad que logró escapar de la red, contó cómo es el modus operandi de esta agrupación, que opera bajo la cuerda y sin generar sospechas en autoridades.
«La mayoría son venezolanos. Se acercan como panas y te sacan información. Te brindan una empanadita y, uno inocente, les confía que ya está endeudada. Te prestan hasta que no puedes pagar y luego te dicen que ‘no seas bobita’, que ellos te consiguen un local, una plaza, un viejito para pagar la deuda. Pero, cuando llegas, boom, no es un viejito. Son muchos viejitos y, cuando te quieres ir, te amenazan de muerte a ti y a tus familiares», narró.
Por su parte, a Camila, de 16 años, la engañaron, asegurándole que trabajaría en Santiago de Chile como «modelo de webcam». La idea vino de una supuesta amiga, migrante venezolana, que ya estaba hace unos meses en la prostitución, tenía una enfermedad de transmisión sexual y una hija pequeña.
Según El Espectador, el plan era viajar a Chile. Aparentemente, los gastos serían cubiertos por el «asesor» del Tren de Aragua, que estaría pendiente de ella y de una amiga de 15 años durante el recorrido. Sin embargo, todo resultó ser un engaño.
«Cuando llegué a Chile, me presentaron al que iba a ser mi ‘patrón’, era uno de los enlaces del Tren de Aragua», contó la adolescente.
El hombre, un venezolano, de unos 40 años, fue el encargado de contarle que el “trabajo” no era como modelo webcam, sino como prostituta. También le informó que lo que le habían “prestado” para su viaje hasta Chile no eran alrededor de $5,000: «Yo estaba enojada. Me engañaron. Pero ya no podía hacer mucho más».