El desesperado y doloroso pedido de los padres del venezolano asesinado en Argentina

Juan Francisco Fernández Acosta (27) recibió un tiro en la cabeza en la puerta de la casa donde vivía. De noche trabajaba como delivery para mandarle dinero a su familia.

El dolor no cede. María Angélica Acosta y Asdrúbal Fernández todavía están destrozados por el crimen de su hijo, Juan Francisco Fernández Acosta, el joven venezolano que fue asesinado de un disparo en la cabeza cuando un ladrón le quería robar el celular en Palermo, Argentina. Pero ese reciente e infinito dolor hoy se hace a un costado porque la desesperación de poder recuperar el cuerpo de su hijo los invade.

Los papás de Juan Francisco se enteraron del terrible episodio unas horas antes de que su hijo finalmente pierda la vida. Thomas, uno de sus amigos más cercanos que vivía con él en la residencia, movió cielo y tierra para poder contactarlos, ya que no contaba con el número de la familia. “En ese momento me dijeron que estaba muy mal a causa de un tiro en la cabeza”, contó María Angélica a TN.

Luego, se enteró de las circunstancias del crimen. “Dame el celular, ¿o querés morir?”, le dijo el delincuente cuando el joven venezolano se encontraba con un amigo frente a una casa ubicada en la calle Aráoz al 1400, entre Gorriti y Honduras. Después inició un forcejeó que derivó en el disparo final.

El joven, que durante la semana trabajaba como ingeniero en sistemas y los fines de semana buscaba ganarse la vida como delivery, fue trasladado de urgencia al Hospital Fernández, donde finalmente murió. Ahora, lo único que quieren sus papás es poder recuperar el cuerpo, verlo por última vez antes de darle la despedida final.

“No podemos ir a la Argentina. No sé qué hacer ni cómo hacer para recuperar su cuerpo, pero nos gustaría que nos puedan ayudar a repatriarlo. Somos gente sin bienes ni fortuna. Me duele en el alma no poder traer a mi hijo, la mejor persona del mundo”, dijo Asdrubal Fernández.

La falta de comunicación que tiene la familia con las personas que están en el país es una de las trabas importantes que tienen para poder iniciar las gestiones. Claro, Juan Francisco no tenía tantos amigos en la Argentina y el más cercano -Thomas- no tenía manera de comunicarse porque los números de los padres estaban en el celular robado.

María Angélica trabaja como docente en Venezuela y Asdrubal es militar retirado del ejército. Ambos insisten en que no tienen el dinero para repatriar el cuerpo de su hijo: “No tenemos posibilidades económicas para llegar a la Argentina. Llamamos por teléfono, nos comunicamos con gente, pero no sabemos qué hacer. Pasa el tiempo y el cuerpo de mi hijo sigue ahí”, detalló ella.

También, los padres contaron que donarán los órganos de su hijo para poder ayudar a otras personas. “Él nos dijo que quería hacerlo si le pasaba algo y eso hicimos a pesar de que la persona que lo mató pueda ser argentina. No pensamos que todos los argentinos son todos malos y decidimos ayudar a que una persona pueda vivir”, reflexionó Asdrubal.

Sobre el trágico crimen de Juan Francisco, el papá del joven dijo: “Lo mataron por ser como era. Era un muchacho bien hablado, respetuoso, al que le gustaban las cosas bien hechas. Juan era una persona increíble, su honestidad y sus valores eran intachables. No es posible que sucedan estos hechos tan terribles a jóvenes tan talentosos”.

Además, la mujer reveló que su hijo ya había sido víctima de la inseguridad en la Argentina y que se había resistido: “Durante la pandemia comenzó a hacer delivery y tenía un teléfono muy nuevo. Se lo trataron de robar y también se resistió. Estuvo forcejeando con el ladrón por el teléfono, lo alcanzó con la moto y lo persiguió hasta que lo lanzaron dos cuadras después. Esa vez sí le robaron el celular y lo tiraron en la calle”.

“Espero que estés bien, cuidate”: la última charla con Juan Francisco y su sueño universitario

María Angélica y Asdrubal se comunicaban constantemente con su hijo Juan Francisco. Según detallaron a TN, todas las semanas hacían al menos una videollamada y hablaban todos los días por mensajes de texto. “El viernes fue la última vez que hablé con él. Siempre nos decíamos lo mucho que nos queríamos”, contó su mamá.

El viernes, el papá del joven se encontraba viajando hacia Barinas -la ciudad en la que trabaja- y no pudo estar presente en la videollamada, por lo tanto, le envío un mensaje de voz. “Le expliqué por qué no podía estar en la videollamada y me contestó ‘espero que estés bien, cuidate’. Y unas horas después falleció. Estoy destruido”.

Juan Francisco llegó al país con el título de ingeniero electrónico bajo el brazo, pero a los pocos meses -con la irrupción de la pandemia del coronavirus- no tuvo más opción que trabajar como delivery en una de las conocidas aplicaciones.

Unos meses después, consiguió trabajo en una empresa de expertos en sistemas, pero mantuvo su trabajo como delivery durante los fines de semana a la noche. Su papá contó que con los dos trabajos logró comprar su moto nueva para poder trabajar los fines de semana como delivery. “Yo le preguntaba cuántos kilómetros recorría y se reía porque hacía más de 100 kilómetros. Era un muchacho muy sano”, contó Asdrubal.

Con la moto comprada, el trabajo estable en una empresa y viviendo en la residencia, el sueño de Juan Francisco pasó a ser otro: hacer un posgrado en la Universidad de Palermo. “Yo le dije que buscara su felicidad y que haga lo que le parezca”, dijo su papá. Finalmente, el sueño quedó trunco por el crimen que ocurrió durante la madrugada del sábado.

Suscribete
Notificar a
guest
0 Comments
Más antiguos
Más nuevos Más votados
Inline Feedbacks
View all comments