Así se celebraba la feliz Navidad en «la cuarta» República (+Detalles de nostalgia)

Navidad siempre ha sido tiempo de remembranza, de recordar lo que el año que termina nos deja, anhelar con nostalgia épocas que no volverán y desear mejores acontecimientos para los próximos 12 meses.

¿Quién no recuerda aquellas navidades de los 80 y 90 en Venezuela? Solo quienes nacieron en la era de Hugo Chavéz desconocen lo que eran los diciembres de aquellos años de «la cuarta» República.

La familia feliz y reunida en casa de la abuela, el maratón para hacer las hallacas, el intercambio de regalos, los estrenos, la alegría en las calles al son de cohetones, la hermandad entre amigos y vecinos, cosas que parecían insignificantes durante esos años y que este 2022, en medio de una crisis política y económica sin precedentes, se echan de menos.

En la década de los años 90 no faltaba la comida navideña ni en los más humildes hogares venezolanos, que con alegría pintaban las casas, adornaban con luces, representaban el nacimiento y armaban con ilusión el arbolito.

El ambiente de Navidad podía sentirse en cualquier rincón del país: gaitas, aguinaldos, el olor a pernil y pan de jamón, eran una constante cuando Venezuela era gobernada por adecos y copeyanos.

Había centros comerciales y mercados populares repletos, no por rebajas obligadas sino que existía la capacidad de compra sin tener que estar por horas en colas por un alimento, ropa o juguete.

Las utilidades y aguinaldos daban para casi todo: ropa nueva, adornos, comida y hasta para el niño Jesús, que era un fijo para los más pequeños de la casa, quienes con ansias esperaban el 24 de diciembre.

Los adultos también se disfrutaban diciembre con sus gusticos navideños. El ponche ‘e crema de la abuela o la tía era infaltable en las celebraciones, al igual que unas cervercitas o, por qué no, un whisky.

La familia se reunía: los del interior viajaban a Caracas o los capitalinos se iban a las ciudades y pueblo del interior del país, pues la prioridad era estar con los seres queridos, visitarse y compartir con todos los miembros del núcleo familiar. Hoy, con tantos venezolanos regados por el mundo, eso no es posible. Las familias se han reducido mucho como consecuencia de una diáspora jamás vista en la historia de este país.

Era época de compartir; no solo alegría sino lo que el vecino, amigo, hermano necesitara, a nadie se le negaba una hallaca para que degustara el sazón de quien la preparaba, ¿quién no probó algún platillo de la señora de al lado?

¿Qué queda en Venezuela de aquella Navidad? Muy poco. «La quinta» República, una era marcada por dos personajes nefastos (Hugo Chávez y Nicolás Maduro) se encargó de destrozar todo aquello que parecía tan normal y que hoy representa un lujo para la mayoría de los venezolanos, quienes solo desean que acabe año tras año y ni siquiera desean que el próximo sea mejor, pues no vislumbran prosperidad en medio de una voraz hiperinflación y cada día son más los venezolanos que huyen empujados por la crisis.

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