Las frases más memorables de la reina Isabel II en 70 años de reinado

La muerte de Isabel II de Gran Bretaña conmovió no sólo al Reino Unido sino a todo el mundo. Su reinado de más de 70 años marcaron una era marcada por guerras, conflictos, épocas de paz y prosperidad y escándalos que rodearon a su familia pero que no la desviaron de su misión: trabajar para el pueblo británico, hasta el último día. Durante esas siete décadas innumerables discursos y mensajes televisados fueron reproducidos una y otra vez. Algunos de ellos tuvieron un peso importante en la opinión pública y otros quedaron en el olvido.

The Washington Post realizó una enumeración de las frases más memorables a lo largo de su reinado. Uno de ellos fue en su cumpleaños de 1947, cuando aún no era reina pero sus obligaciones comenzaban a aumentar por la salud de su padre, Jorge VI. De visita a Sudáfrica junto a sus padres y su hermana Margarita, Isabel cumplía 21 años. Aquella jornada, la todavía princesa dijo: “Este es un día feliz para mí; pero también es un día que trae consigo pensamientos serios, pensamientos sobre la vida que se avecina con todos sus desafíos y con todas sus oportunidades. Declaro ante todos vosotros que toda mi vida, sea larga o corta, estará dedicada a vuestro servicio y al servicio de nuestra gran familia imperial a la que todos pertenecemos”.

El día de su Coronación, el 2 de junio de 1953, con 27 años dijo ante la multitud: “Aunque mi experiencia es tan corta y mi tarea tan nueva, tengo en mis padres y abuelos un ejemplo que puedo seguir con certeza y con confianza. A medida que este día se acerca a su fin, sé que mi recuerdo perdurable de él será, no sólo la solemnidad y la belleza de la ceremonia, sino la inspiración de vuestra lealtad y afecto. Os doy las gracias a todos de todo corazón”.

Décadas después, el 24 de noviembre de 1992, Isabel II demostraría sus angustias en público. Fue una verdadera sorpresa para aquellos que la escucharon. Era el aniversario 40 de su coronación y quiso remarcar que su vida era como la de muchos otros, con sinsabores, multiplicados por las exigencias de sus responsabilidades como monarca. “1992 no es un año que recordaré con placer. En palabras de uno de mis corresponsales más comprensivos, ha resultado ser un ‘Annus Horribilis’. Sospecho que no soy el único que lo piensa”. Y prosiguió: “La crítica es buena para las personas e instituciones que forman parte de la vida pública. Ninguna institución -Ciudad, Monarquía, lo que sea- debería esperar estar libre del escrutinio de quienes le dan su lealtad y apoyo, por no hablar de quienes no lo hacen. Pero todos formamos parte del mismo tejido de nuestra sociedad nacional y ese escrutinio, por parte de unos y otros, puede ser igual de eficaz si se hace con un toque de delicadeza, buen humor y comprensión”. Ese fatídico año, los matrimonios de tres de sus hijos se fracturaron para siempre. A eso debió sumarle un incendio en el Castillo de Windsor, su favorito. La prensa amarilla dedicó centenares de páginas a las miserias de la Familia Real.

El 5 de septiembre de 1997, la Reina debió dirigirse al público ante la conmoción social que había representado la muerte de Diana Spencer, la ex esposa de quien hoy es Carlos III, el nuevo rey de Gran Bretaña. “Desde las terribles noticias del pasado domingo hemos visto, en toda Gran Bretaña y en todo el mundo, una abrumadora expresión de tristeza por la muerte de Diana. Todos hemos intentado, a nuestro modo, sobrellevar la situación. Yo misma quiero rendir homenaje a Diana. Era un ser humano excepcional y dotado. Tanto en los buenos como en los malos momentos, nunca perdió su capacidad de sonreír y reír, ni de inspirar a los demás con su calidez y amabilidad. La admiraba y respetaba, por su energía y su compromiso con los demás, y especialmente por su devoción a sus dos hijos. Nadie que haya conocido a Diana la olvidará jamás. Millones de personas que nunca la conocieron, pero que sintieron que la conocían, la recordarán. Por mi parte, creo que se pueden extraer lecciones de su vida y de la extraordinaria y conmovedora reacción a su muerte”, indicó.

Más recientemente, el 9 de abril de 2021, Isabel II se refirió al último gran golpe que recibió en su vida, para muchos el más devastador: la muerte del Príncipe Felipe, su marido durante 74 años. “Demasiadas veces, me temo, el Príncipe Felipe ha tenido que escucharme hablar. A menudo hemos discutido de antemano mi discurso y, como se imaginarán, sus opiniones se han expresado con franqueza. Es una persona que no acepta fácilmente los cumplidos, pero, sencillamente, ha sido mi fuerza y mi apoyo todos estos años, y yo, y toda su familia, y este y muchos otros países, tenemos una deuda mayor de la que él podría reclamar, o de la que nunca sabremos”.

El 6 de febrero último, cuando se celebraba en todo el reino el Jubileo de Platino, a la reina Isabel II ya se la veía cansada. Sin embargo, su mensaje fue de optimismo y esperanza. Hacia el futuro. “Sigo sintiéndome inspirada por la buena voluntad que se me ha mostrado y espero que los próximos días sean una oportunidad para reflexionar sobre todo lo que se ha logrado durante los últimos setenta años, mientras miramos al futuro con confianza y entusiasmo”.

El Palacio de Buckingham anunció la muerte de la reina Isabel II de Inglaterra. La monarca de 96 años falleció en el castillo de Balmoral, en los Highlands de Escocia, rodeada de sus familiares más cercanos. En las últimas horas habían viajado de urgencia hacia allí su hijo Carlos, y sus nietos William y Harry. “La Reina murió pacíficamente en Balmoral esta tarde. El Rey y la Reina Consorte permanecerán en Balmoral esta noche y regresarán a Londres mañana”, publicó la familia real en Twitter.

 

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