“Estamos en un colapso total”: Venezuela, última en América en inversión de salud

Un paciente que acude a una consulta por insuficiencia renal se acerca a la estación de enfermería del Hospital Clínico Universitario de Caracas, el 24 de febrero de 2022. – Los pacientes renales enfrentan una lucha para recibir diálisis en Venezuela. El sistema de atención renal está “colapsado” desde 2015, según un informe de la Coalición de Organizaciones por el Derecho a la Salud y la Vida (Codevida). “El gran colapso del sistema ha sido consecuencia del desmantelamiento institucional y de los servicios esenciales de salud”, dice la ONG. Mientras tanto, el gobierno atribuye la crisis a las sanciones internacionales. (Foto de Yuri CORTEZ / AFP)

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), Venezuela en el 2021 quedó con el 1,4% del gasto público en salud quedando por debajo de Haití que tuvo 5,2% y se ubicó como el país con la asignación monetaria más baja de América.

Personal de este sector lamenta a diario esta situación que se refleja en los centros asistenciales, los cuales no han contado con mantenimiento preventivo o correctivo, sumando la ausencia en adquisiciones de equipos y mejoras salariales para sus trabajadores. Especialistas denuncian “maquillajes” en infraestructuras y sin garantía de atención integral a la ciudadanía.

El dolor e impotencia reviste cada escenario y los expertos gritan a una sola voz acerca de este indicador que habla del poco interés del Estado en el desarrollo sostenible y que deja un largo trecho de diferencia, de esa importancia que debería tener el sector salud y la protección de la nación. Cotidianidad que viven en cada testimonio de la población de escasos recursos que necesita atención primaria, control integral, seguimiento en enfermedades virales y asistencia permanente en las patologías crónicas que luego de una forzada discapacidad terminan en la fatalidad.

Todo tan lejos de hospitales con infraestructuras óptimas y hasta condiciones apropiadas para el personal médico que termina migrando a lo privado o se marchan del país buscando mejores condiciones.

La vida queda en juego y más allá del discurso político, los pacientes sólo piden una atención integral que queda entredicho ante la lista de dificultades. “La OMS indica que cada país debería destinar a partir del 6% del Producto Interno Bruto (PIB) y si con ese promedio es medianamente aceptable, ¿qué se espera de apenas 1,4%?”, critica Huniades Urbina, secretario general de la Academia Nacional de Medicina, al calificar que es “prácticamente nulo ese gasto público para el país” y lo argumenta por conocer de ese promedio de 50% de camas inoperativas, el estimado de 80% de fallas en equipos para diagnósticos y los salarios más bajos para el personal.

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