Lo que se esconde detrás del “chalequeo” en las escuelas y liceos de Venezuela

Acoso escolar: ideas para abordarlo

Lori Corrales tenía tres años de edad cuando su vida comenzó a ser un infierno. La escena se repetía todos los días: su madre la dejaba en el preescolar y enseguida comenzaba a llorar, no quería quedarse en un lugar donde era humillada, ignorada y agredida por sus compañeritos, mientras sus maestras ocupaban el rol de simples espectadoras.

En el salón de clases, Lori destacaba por tener una inteligencia superior al promedio, todas las asignaciones las realizaba muy rápido y sin dificultad. Aprendió a leer y escribir a los 4 años de edad. Pese a sus habilidades, tuvo que repetir el primer nivel de preescolar luego de que la maestra la etiquetó de “inmadura”, debido a que lloraba todos los días y no participaba en las actividades.

Fue muy traumático para mí, ver a mis compañeros avanzar de nivel y yo quedarme atrás. Eso bajó mucho mi autoestima, me generó inseguridad y mucha tristeza. Recuerdo que los demás niños jugaban juntos a las casitas, que eran las mesas, interactuaban y convivían exitosamente, mientras que yo me quedaba solita y aislada por ellos en otra mesa y me ponía a observarlos (…) No entendía por qué si mis características eran buenas, el ambiente resultaba siempre tan hostil. Trataba de encajar, amoldar mi conducta para agradarles, pero nunca fue suficiente“, expresó.

Durante los años de educación primaria que vivió en una escuela de Carabobo, la situación empeoró. Cada vez resultaba más excluida, las agresiones no eran solo gestuales y verbales, sino que comenzaron a aparecer las amenazas y golpizas al salir de clases.

Cuando se acercaba la hora de la salida, Lori comenzaba a sentir pánico y ansiedad, porque ya sabía lo que le esperaba: ser la piñata de sus compañeros de clases.

Afirmó que su actitud siempre fue pasiva y calmada, no ponía límites. Pero en cuarto grado, todo cambió: se volvió violenta y agresiva. “Como mi nombre es Lori, me decían Lorito y hacían sonidos para molestarme, lo cual me ponía furiosa. Me cansé de ser blanco de abusos y me volví agresiva, me defendía con golpes y tenían que llamar a mi mamá todo el tiempo“, comentó.

Al llegar a su casa, optaba por callar todos los abusos que sufría en la escuela. Ella pensaba que si le contaba a sus padres, sería una forma de revivir el maltrato, por lo que prefería mantenerse en silencio. A esto se le suma que sentía culpa y vergüenza por ser víctima de bullying.

Fueron seis largos años en los que progresivamente pasé de ser la mejor alumna del salón a tener déficit de atención durante la clase, sufrir depresiones en las que lloraba mucho. Recuerdo decir y sentir ‘me quiero morir’. No tenía relaciones interpersonales efectivas, no lograba tener amistades ni participar en juegos; debido a mis deficiencias en la psicomotricidad, era la última que escogían para los equipos en educación física. Trataba de entender qué estaba mal en mí, cuando lo que pasaba en realidad es que era diferente“, manifestó.

La psicóloga y directora de Psicoestima, Giezy Corrales, explicó que el bullying es una conducta excesiva, donde existe una intencionalidad y premeditación por parte del abusador de ocasionar un maltrato psicológico, incluso, físico a su víctima.

Apuntó que es una forma de violencia en la que hay una persistencia en la intimidación y acoso que puede generarse en el entorno escolar, comunidad, trabajo o algún otro sitio de permanencia.

La especialista indicó que las edades más frecuentes en las que ocurre son en la etapa escolar y en bachillerato, donde los niños y jóvenes interactúan con sus pares.

Los motivos por los que se produce el bullying responden básicamente a una predisposición a la violencia en el agresor por motivos psicológicos y de personalidad, y un entorno familiar y social con antecedentes de violencia o de justificación hacia la misma“, señaló.

¿Cuál es el perfil de un acosador?

Corrales, que también es creadora del programa “El bullying no da nota”, destacó que, generalmente, quien ejerce el bullying lo hace por conductas aprendidas por observación o porque en algún momento también fue víctima.

Afirmó que aunque no existe un solo perfil de acosador, hay algunas características que permiten identificarlos.

Refirió que suelen ser personas que no toleran en los demás, un modo de hacer las cosas diferentes del que ellos consideran apropiado, es decir, no admiten personas con distintos puntos de vista.

Además, destacan por ser incapaces de tolerar el estrés al que se ven sometidos, con lo que ejercen la misma presión que sienten sobre los demás. “Como les humillan, ellos humillan también, así se puede culpar al sistema y no asumir responsabilidad alguna“, expresó Corrales.

La psicóloga puntualizó que otros perfiles de acosadores están en personas que utilizan la sensación de poder como ansiolítico, y aquellas que tienen personalidades obsesivas y dominantes.

Recomendó a los padres del niño acosador buscar ayuda profesional en la que se haga un abordaje terapéutico. “Deben establecer límites y conversar sobre las consecuencias que se generarían tanto en la víctima como en él mismo, generando la empatía. Enseñarlos a asumir las consecuencias de sus actos y hacerles ver que, aunque sea algo común, no se trata de algo normal“, sostuvo.

Por otra parte, explicó que quienes son víctimas de bullying suelen ser personas pacíficas, ingenuas y no confrontativas.

El psicólogo Aibel Saraiba, coordinador adjunto de Cecodap, detalló que la víctima y el victimario no son los únicos actores del bullying, sino que también se encuentran los testigos espectadores, que a su juicio, convalidan la situación.

Los legitiman porque bien manifiestan su apoyo o se ríen, o porque guardan silencio, incluso al mostrar indiferencia ante los hechos. Aquí también hay que hacer un llamado de atención a los maestros para que no se hagan la vista gorda ante estos hechos”, dijo Saraiba en una declaración publicada en la página web de Cecodap el 22 de febrero de este año.

Heridas que dejan cicatrices

La psicóloga Giezy Corrales señaló que pese a que en Venezuela impera lo que se conoce como “chalequeo”, esto no debe normalizarse, pues genera consecuencias psicológicas en las víctimas como baja autoestima y, en algunos casos, ideación suicida.

El bullying es el trauma que muchos niños y adolescentes sufren, marca un antes y un después del mismo. Por lo general, crea un saldo de baja autoestima, complejos e inseguridades, dificultad para relacionarse, o en determinados casos, la consecuencia es que se convierten en victimarios“, afirmó.

En esto coincide Lori Corrales, quien comentó que sufrir bullying durante nueve años consecutivos le produjo una serie de heridas emocionales y traumas psicológicos que, aún en su vida adulta, recuerda con dolor.

Recuerdo haber ido una vez al preescolar y ver todas las mesas pequeñitas, y recordarme sentada ahí solita. Me di cuenta de que aún siendo adulta, las maestras seguían siendo las mismas, lo que me hizo pensar que aún seguía ocurriendo el mismo patrón con los niños que estaban inscritos allí. Después fui a la escuela, que quedaba al frente, y sentí las mismas emociones negativas que cuando niña (…) Hoy en día reflexiono y analizo sobre eso, y no logro comprender cómo las maestras no se daban cuenta de la situación y, si se daban cuenta, no hacían nada al respecto“, dijo.

Baja autoestima, inseguridad, ansiedad, estrés postraumático y dificultad para socializar son algunos de los problemas con los que Lori ha lidiado en la adultez. Señaló que su inseguridad la llevó a permanecer en una relación de pareja, donde reinaba el abuso y las agresiones. Luego de recibir ayuda psicológica, logró salir de ese círculo de violencia.

Años más tarde, revivió todo el trauma del bullying a través de su hijo, quien fue acosado en preescolar. Al darse cuenta de la problemática, Lori buscó asesoría con profesionales y tras varios estudios, el neurólogo diagnosticó a su hijo con síndrome del espectro autista.

Al investigar los síntomas y signos, me sentí identificada. Entonces me diagnosticaron con síndrome del espectro autista a los 21 años. Lo que explica el porqué se me dificultaba tanto la socialización en la niñez. No recibí la atención adecuada ni de mis maestros ni de mis padres“, comentó.

Manejo del bullying, una materia pendiente

La presidenta de la ONG Padres Organizados en Carabobo, Adelba Taffin, consideró que la detección y manejo del bullying es una materia pendiente en los planteles educativos. Enfatizó que es necesario se establezcan protocolos para enfrentar este tipo de situaciones y así evitar daños más graves en la salud física y emocional de la víctima.

Siempre hará falta que existan políticas públicas dirigidas a establecer protocolos dentro de los planteles, a los efectos de que los docentes sean capacitados para manejar situaciones que pueden ser bullying (…) Si el docente está preparado para manejarlo adecuadamente, va a facilitar mucho más la situación del estudiante. Es importante que aprendamos a manejar la situación y valorarla en el justo sentido. No es una broma, no es chalequeo, son agresiones que afectan a los niños“, subrayó.

Por su parte, el profesor Julio Lemus, presidente de la seccional Valencia de la Asociación Venezolana de Educación Católica (Avec), manifestó que el bullying en las escuelas y hogares venezolanos es un tema que se debe tratar con más fervor y ahínco.

Informó que desde Avec están realizando una serie de formaciones para la prevención y detección a tiempo del bullying en las escuelas, con el objetivo de darles herramientas a los docentes para que puedan accionar de manera rápida cuando se presente un caso de este tipo en el aula de clases.

Lo primero que tendría que hacer un docente al detectar eso sería avisar al equipo directivo, a hacer el abordaje con los especialistas y detectar cuál es el tipo de maltrato. Si existe un maltrato, acudir a las instancias correspondientes a realizar las denuncias, si hubiere caso a que ella se dé. También se debe conversar con el estudiante y su representante“, puntualizó.

Además, indicó que se están estableciendo alianzas para impartir talleres a los representantes y estudiantes. Destacó que es importante que el niño sepa cuáles son sus deberes y derechos para que pueda denunciar cuando se sienta maltratado y acosado.

El pasado 13 de marzo de este año, el fiscal general del régimen, Tarek William Saab, anunció que presentarán ante la Asamblea Nacional oficialista la “Ley para Prevenir, Sancionar y Atender el Acoso Escolar”.

A través de un hilo publicado en su cuenta en Twitter, indicó que el instrumento legal establece la obligación de las escuelas de tener un protocolo a seguir en estos casos, así como programas de prevención y penalizaciones para quienes induzcan a esta práctica.

Con esta ley buscamos prevenir el delito, así como los suicidios de niños, niñas y adolescentes víctimas de acoso escolar“, reza uno de los tweets.

El 24 de marzo, Cecodap emitió un comunicado respecto al proyecto de ley anunciado por William Saab.

En el texto, Cecodap hizo un llamado de atención frente a la falta de información con relación al proyecto llevado a cabo desde el Ministerio Público, al tiempo que dio una serie de consideraciones que deberían ser tomadas en cuenta en el marco de esta propuesta de ley.

Asimismo, explica que el acoso escolar implica una forma particular de violencia que se expresa en una asimetría de poder, reiterado en el tiempo y en una intención de causar daños a otros. Destaca que tales elementos deben estar presentes para que la violencia se considere acoso escolar.

No creemos que solo el enfoque punitivo garantice que estos hechos no se repitan en el tiempo. Sancionar sin entender la complejidad sería un error, y en la práctica los hechos de acoso escolar seguirán repitiéndose (…) Hemos conocido casos en los que las autoridades de la comunidad educativa desean intervenir en una situación de acoso escolar, pero no tienen respuestas oportunas y adecuadas del Sistema de Protección de los Niños, Niñas y Adolescentes. En ese sentido, se debe establecer de forma específica cuál será la articulación entre las escuelas y los entes del Estado que deben garantizar y proteger los derechos de los niños“, reza parte del comunicado de Cecodap.

En criterio del abogado especialista en Derecho Constitucional y Defensor de los Derechos Humanos, Eduardo Caballero, lo correcto en materia del bullying es que existan sanciones a los agresores, en lugar de castigos.

Porque si lo vemos como castigo, nos da a entender que es una penalización. De ser así, no se estaría comprendiendo el tema del bullying en el país. Si este proyecto propuesto por la Fiscalía se inclina hacia esta tendencia, no estarías ayudando a la víctima del acoso. Debemos promover en los distintos niveles del sistema educativo, jurídico y psicológico, estrategias que permitan recursar a las víctimas del acoso, pero también estrategias para prevenirlo“, sostuvo.

Caballero refirió que el artículo 32 de la Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes establece el derecho a la integridad personal y la obligación del Estado a garantizar programas gratuitos de asistencia y atención integral a los niños, niñas y adolescentes que hayan sufrido lesiones a su integridad personal.

Aseguró que Venezuela en su marco jurídico garantiza los derechos de las personas que sufren de bullying, por lo que hizo un llamado a las víctimas a enfrentar el miedo y denunciar a sus agresores.

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