El día que Simón Bolívar intentó la independencia del estado de Florida en EE.UU.

Imagen referencial. Fuente: La Patilla

La toma de la isla Amelia y la proclamación de la República de Las Floridas, aunque un episodio de corta duración, tuvo repercusiones en el marco de la guerra que los patriotas venezolanos sostenían contra España.

A principios de 1817 el general Juan Bautista Arismendi le propuso al general Gregor MacGregor que ocupara un puerto en la Florida (entonces una Provincia española) para usarlo como trampolín para operaciones independentistas en Hispanoamérica.

MacGregor, un mercenario escocés, aceptó y se fue a Haití para iniciar la operación; después de su partida llegó a la isla de Margarita una carta para él de Bolívar ascendiéndolo a general de División, otorgándole la Orden de los Libertadores y pidiéndole que siguiera en Venezuela, una carta que MacGregor leyó 2 años después.

Esto desmiente el mito de que Bolívar ordenó la operación. Hay que recordar que en ese momento la mayor parte de Venezuela estaba ocupada por los realistas leales a España, y precisamente Margarita era una de las pocas zonas que estaba bajo control de los patriotas o independentistas.

La isla Amelia era parte de la colonia española en EE.UU.

Sin embargo, el 29 de junio de 1817, MacGregor desembarcó con entre 80 y 150 mercenarios estadounidenses en Isla de Amelia, una pequeña isla de Florida. El comandante de los 51 soldados españoles en la isla, Francisco Morales, creyó que los invasores eran muchos más y se rindió sin pelear.

La mayoría de los habitantes de la isla huyeron a tierra firme, mientras MacGregor proclamaba una «República de las Floridas»; él izó una vistosa bandera (blanca con una cruz verde) y se autoproclamó Jefe del Gobierno de la supuesta nueva República y sacó dos proclamas llamando a los habitantes de la isla que habían huido para que regresaran y lo apoyaran (y por supuesto lo ignoraron y no volvieron). Sus oficiales le pidieron invadir tierra firme pero se negó por no tener suficientes hombres.

MacGregor intentó cobrar «impuestos» sobre el botín de los piratas locales en una «Corte del Almirantazgo», y trató de recaudar dinero mediante la incautación y venta de docenas de esclavos encontrados en la isla.

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A finales de julio MacGregor envió 18 hombres a una misión de reconocimiento a San Agustín, pero los españoles los mataron o los capturaron. La disciplina entre los mercenarios de MacGregor se comenzó a desintegrar cuando vieron como él les pagaba con «dólares de Amelia» que él mismo había impreso (obviamente sin valor) y luego no les pagó con nada.

Cuando MacGregor vio que los españoles concentraban tropas en tierra firme para asaltar el islote, se atemorizó. El 3 de septiembre de 1817 MacGregor se reunió con sus oficiales y decidieron abandonar la empresa, alegando que no habían recibido los apoyos esperados; MacGregor se justificó diciendo que sus amigos lo habían engañado.

Luego entregó el mando a Jared Irwin, un ex-político y aventurero estadounidense que formaba parte de la expedición. Al día siguiente, el 4 de septiembre de 1817, MacGregor y su esposa Josefa (de soltera Josefa Aristeguieta y Lovera, una prima de Bolívar) se subieron a un barco para irse, mientras una multitud de los que habían sido sus hombres lo insultaban, por abandonarlos.

Había estado apenas 67 días en la isla antes de huir. Unas semanas después MacGregor llegó a Nassau, en las Bahamas, y allí mandó a imprimir unos medallones conmemorativos con el motivo de la Cruz Verde y las inscripciones en latín “Amelia Veni Vidi Vici” (Amelia, vine, vi, conquisté) y “Duce. Mac Gregorio Libertas Floridarium” (Libertad para las Floridas bajo el liderazgo de MacGregor). Definitivamente era todo un personaje, que vivía sin vergüenza y con mucho cinismo y descaro.

Monedas de la República de la Florida mandadas a hacer por MacGregor.

Después de su partida los mercenarios resistieron los ataques españoles con la ayuda del corsario francés Louis-Michel Aury. Recordemos que esencialmente un corsario era como un pirata, solo que trabajaba como mercenario para un gobierno o grupo político que lo contrataba para hacer la guerra en el mar.

El francés Aury trabajó para patriotas o independentistas de diferentes países hispanoamericanos en diferentes momentos; en ese momento trabajaba para los patriotas o independentistas mexicanos.

En 1817 Aury había perdido su base en Texas y al enterarse del asunto de MacGregor en la Isla de Amelia se le ocurrió la idea de anexar Florida al México independentista, y partió para allá; había fuertes rumores de que MacGregor le vendió la isla a Aury por 50.000 dólares. Gracias a los refuerzos de Aury y sus hombres, los mercenarios consiguieron resistir los ataques del Ejército español durante casi 3 meses, después de la huida de MacGregor.

Pero Estados Unidos ya negociaba la compra de Florida con España para anexarla a su territorio, y una fuerza naval estadounidense comandada por el comodoro J.D. Henley y el mayor James Bankhead llegó a la isla; Aury no tenía intención de pelear contra los militares estadounidenses y por eso entregó el islote a Estados Unidos pacíficamente el 23 de diciembre de 1817. Terminaba así la aventura.

Con información de La Patilla

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